viernes, 5 de diciembre de 2025 19:00
La figura de Ricardo Fort siempre estuvo rodeada de enigmas, y uno de los más persistentes tuvo que ver con la identidad de la madre biológica de sus hijos, Felipe Fort y Marta Fort. A doce años de la muerte del empresario, finalmente aparecieron datos concretos que arrojan luz sobre un tema que permaneció blindado durante más de una década. La revelación llegó de la mano de Luis Ventura, quien sorprendió al público con información inédita que generó un fuerte impacto mediático.
Según explicó Luis Ventura en su programa, la mujer sería “una latina de apellido Escobar”, un detalle que jamás había trascendido. A esto se sumó otro dato desconocido hasta el momento: los mellizos habrían nacido antes de término debido a complicaciones en el embarazo. “El parto se adelantó a los ocho meses por inconvenientes que se presentaron”, aseguró el periodista, dejando en claro que hubo un trasfondo mucho más complejo del que se creía.
Los mellizos Marta y Felipe Fort nacieron en Estados Unidos a través de un proceso de subrogación de vientre, decisión que Ricardo Fort tomó con absoluta convicción. Tanto el vientre subrogado como la donante de óvulos se manejaron bajo estricta confidencialidad, motivo por el cual la identidad de la madre biológica siempre se mantuvo fuera del radar público. Sin embargo, la mención del apellido Escobar abre un capítulo inesperado en la historia familiar del clan Fort.
Desde pequeños, los hijos de Ricardo Fort estuvieron al cuidado de Marisa López, una exjugadora de hockey que con el tiempo se transformó en una presencia indispensable para ellos. Fue mucho más que una niñera: se convirtió en su principal sostén emocional y en la persona que los acompañó en cada etapa de su vida. Tanto Felipe como Marta la llaman su “mamá de corazón”, un apodo que refleja la profunda conexión construida a lo largo de los años.
Tras la muerte de Ricardo Fort en 2013, la responsabilidad de la crianza de los mellizos recayó en Marisa López y en Gustavo Martínez, expareja del empresario y figura clave en la estructura familiar. Ambos asumieron la tutela legal y se transformaron en un equipo que sostuvo, protegió y acompañó a los chicos durante su adolescencia.
Con el fallecimiento de Gustavo Martínez, el rol de Marisa López se volvió aún más determinante. Ella no solo ocupó el lugar de tutora, sino que se convirtió en la figura materna que los mellizos necesitaban en uno de los momentos más difíciles de sus vidas. Su presencia, constante y silenciosa, consolidó un vínculo que los propios jóvenes definen como irrompible.
A lo largo de los años, Marta y Felipe Fort han hablado públicamente sobre el lugar que Marisa tiene en su corazón. En una de sus declaraciones más emotivas, Marta expresó: “De Marisa, ¿qué te puedo decir? Es la persona que me acompaña desde que soy chica: ella es mi familia. Está todos los días conmigo, me ayuda en todo y es muy compañera”. Sus palabras resumen el afecto genuino que sienten por quien consideran su verdadera guía afectiva.
La aparición del apellido Escobar como posible pista sobre la madre biológica abre un nuevo capítulo en la historia de los mellizos, pero nada parece modificar la certeza emocional que ambos sostienen: su familia está donde siempre estuvo, en ese vínculo indestructible con Marisa López, la mujer que los crió y que hoy sigue ocupando un rol esencial en sus vidas.