Un nuevo análisis técnico del Instituto Cecilia Grierson, desnuda la manipulación de los números de pobreza, revelando que supera el 50% pese a los intentos oficiales por mostrar una mejora ficticia.
«La pobreza es el miedo al hambre». Con esta contundente definición humana comienza un demoledor estudio técnico que desnuda cómo las estadísticas oficiales en Argentina han sido manipuladas en distintos momentos, creando un relato ficticio que, en el caso de la Pobreza, oculta una tragedia social en expansión.
El informe «La Pobreza de la Medición de la Pobreza», basado en análisis de estudios del Centro CIFRA-CTA y otras consultoras independientes, revela que mientras el INDEC anunciaba descensos en la pobreza durante el segundo semestre de 2024 y primero de 2025, la realidad mostraba exactamente lo contrario: un aumento estructural que hoy proyecta una pobreza del 51% para 2025.
El estudio identifica al menos seis problemas metodológicos clave que distorsionan la medición, los más importantes son:
- Canasta Básica Obsoleta: Se utiliza una canasta basada en consumos de 2003-2004, que no refleja patrones actuales como internet o el peso real de servicios esenciales.
- Subdeclaración Crónica de Ingresos: Por desconocimiento, o por miedo fiscal, vergüenza o desconfianza, los argentinos ocultan hasta el 84% de sus ingresos reales según estudios de Equilibra que comparan las declaraciones de la Encuesta Permanente de Hogares EPH con los registros administrativos del SIPA.
- Cambios Metodológicos Convenientes: En 2024, el INDEC modificó abruptamente el cuestionario de la EPH, incorporando preguntas específicas sobre ingresos antes no registrados. El resultado fue artificial: los ingresos de las actividades informales mostraron incrementos del 196% contra 117% de inflación en 2024, algo técnicamente improbable para actividades de sectores que no tienen capacidad de trasladar la inflación a los ingresos.
- Efecto «acantilado estadístico»: La alta concentración de población cerca del umbral de pobreza significa que pequeñas variaciones en ingresos o canastas generan cambios desproporcionados en las estadísticas.
El análisis muestra una correlación inversa de -0,843 (muy elevada) entre gasto público consolidado (nación, provincias y municipios) y pobreza. Es decir, cuando el Estado se ajusta, la pobreza aumenta. Esta relación, observada consistentemente desde 2004, convierte en inexplicable la caída de pobreza reportada oficialmente en un contexto de:
- Reducción del gasto público al 28.18% del PBI (nivel más bajo desde 1976).
- Pérdida neta de entre 224.000 a 277.000 empleos formales (registrados).
- Cierre de entre 15.000 a 20.000 PyMEs.
- Caída del consumo de carne (-17,6%), leche (-18,7%) y yerba (-9,2%).
- Población en situación de calle en CABA: aumentó un +27% (4.522 personas, datos oficiales).
- Morosidad crediticia en líneas personales: del 2,8% creció al 5,2%.
- 64% de empleados públicos con múltiples trabajos, 52% de ellos aún por debajo de la línea de pobreza.
El Observatorio de la Deuda Social de la UCA agregaba ratios 2024 que son récords en la serie desde 2004:
- Inseguridad alimentaria: sube hasta el 24,3% de hogares
- Recorte en medicamentos: 29,4% de hogares
- Trabajadores debajo de la línea de la pobreza: 35,8%
La serie corregida: la verdad razonable
Frente a esta distorsión, el estudio construye una serie corregida, a partir de la Serie Homogénea del Centro CIFRA. Esta serie CIFRA está construida con los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH-INDEC) según metodología INDEC actual, a la que el Instituto Cecilia Grierson aplicó ajustes por subdeclaración de ingresos y proyecciones para los datos del segundo semestre 2024 y primer semestre 2025.
El estudio asume que la pobreza no ha disminuido en los últimos dos años. La alta correlación inversa entre Gasto Público Consolidado (% del PBI) y la Tasa de Pobreza puede ser alterada por variaciones en la composición de la Demanda Agregada (% del PBI). En efecto, durante la Pandemia COVID 19 se verificó un cambio profundo y repentino de la composición del Producto Bruto Interno (PBI): creció mucho el Gasto Público Agregado y cayó la Inversión y el Consumo Privado. Se desplomó la actividad privada y el Estado salió a cubrir el bache en los ingresos de la población, a través de distintos tipos de subsidios y transferencias. Así y todo no alcanzó, y se verifica un crecimiento del Gasto Público Consolidado con aumento de la Pobreza, rompiendo la correlación negativa. Se analiza que, en sentido inverso, la única forma que hay para que la tasa de pobreza por ingresos (Línea de Pobreza) baje cuando cae el Gasto Público Consolidado, es que crezca mucho y rápidamente la inversión y el consumo privado. La investigación afirma que esto no ha ocurrido, y le dedica una parte importante del informe a dar cuenta de esto. Por este motivo, se entiende que es imposible que baje la tasa de pobreza cuando cae a la vez todos los componentes del producto. Afirmando de esta forma que existe un error en las dos últimas mediciones de la Pobreza.
Y a partir de ese dato, explica las razones en los errores estadísticos que pueden determinar tendencias contrarias a las que se verifican en la realidad. De esta forma, y para este estudio, la Pobreza en el primer semestre del 2025 alcanzaría al 51% de la población mientras que para los datos oficiales del INDEC estaría en el 31,6%.
El informe concluye con una denuncia frontal: «Las recientes caídas en la pobreza reportadas por el INDEC no reflejan una mejora genuina, sino que forman parte del maquillaje circense que busca ocultar el profundo deterioro social». Y remata con crudeza: «Mientras el Presidente Javier Milei afirma que sacó de la pobreza a 12 millones de personas, la realidad muestra que hizo todo lo contrario: descartó a casi 4 millones de nuevos pobres».
El estudio finaliza regresando al concepto inicial: la pobreza como miedo al hambre. «Es la angustia de una madre que no sabe cómo llenar la olla, la incertidumbre de un niño que espera un plato de comida». Mientras el gobierno de Javier Milei celebra cifras en una planilla Excel, millones de argentinos enfrentan cada día la verdadera pobreza: esa que no se mide en porcentajes sino en platos vacíos y esperanzas postergadas. El informe técnico lo confirma: el maquillaje estadístico no puede ocultar el hambre real.
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Juan José Sánchez es Lic. en Administración; Lic. en Comercio Internacional; Especialista en Gestión de la Economía Social y Solidaria (EGESS – UNQ); y Especialista en Planeamiento Educativo (IIPE – UNESCO). Forma parte del Instituto de Investigación Cecilia Grierson. E-mail: [email protected]
El Instituto Cecilia Grierson forma parte de la Asociación La Carrillo de Catamarca. Se orienta a la Investigación Acción Participativa en problemáticas vinculadas con la salud integral.
