viernes, 3 de octubre de 2025 02:34
El bullying, palabra que significa “intimidación”, es el acoso físico, verbal, psicológico o social que uno o más alumnos infligen a otro de forma repetida y prolongada, con la intención de causar daño y ejercer poder. Este maltrato no es nuevo, pero se hizo más complejo, ya que no sólo puede ocurrir en la escuela, sino también a través de medios digitales como las redes sociales, lo que se conoce como ciberbullying. Niños y niñas, incluso de nivel primario, llegan a crear grupos de WhatsApp solo para humillar a otros compañeritos. A veces, estos casos constituyen verdaderos dramas para las víctimas, que no comprenden la razón de las agresiones ni pueden defenderse. Y hay ocasiones en que generan hechos de terrible violencia, como la tragedia de Carmen de Patagones de 2004, cuando un alumno que era constantemente burlado, Rafael Solich, se vengó disparando en el aula y mató a tres compañeros e hirió a otros cinco.
En Mendoza, trascendió el mes pasado el caso de una chica de apenas 14 años, que fue a la escuela con un arma de fuego. Aunque lograron contenerla sin que hiriera a nadie, se supo luego que era víctima de bullying. El Gobierno provincial mendocino decidió entonces avanzar con una reforma al Código Contravencional para incorporar la figura del bullying, con el objetivo de que los adultos asuman un rol activo en la prevención de la violencia escolar y se hagan cargo de las conductas de sus hijos. En este sentido, se aplicarán sanciones concretas: trabajo comunitario de hasta 50 días y multas de hasta 2 millones de pesos. “El bullying no es un juego ni una broma pesada. Es violencia que lastima, que deja marcas profundas en nuestros chicos y chicas. Por eso damos este paso: para que la escuela no esté sola en este desafío, necesitamos familias presentes y corresponsables”, expresó el ministro de Educación de Mendoza, Tadeo García Zalazar.
De acuerdo con datos del Gobierno cuyano, se ha observado un incremento de las denuncias por acoso escolar en esa provincia. De hecho, en lo que va del año ya se han registrado más de 200 llamados a través de la línea 148 y de un formulario digital para advertir de casos que afectan, principalmente, a chicos de primaria y de los primeros años de la secundaria. Esto ha permitido una intervención directa en más de 55 casos, con acompañamiento articulado en cada institución, indicaron las autoridades. Frente a este escenario, se decidió avanzar en los últimos días con el proyecto de ley, que ya ingresó a la Cámara de Senadores, que incorpora no solo la figura del acoso escolar, sino la responsabilidad parental ante los actos cometidos por los menores. Pero queda claro que el problema no es solo de Mendoza. La decisión generó aplausos, críticas y abrió un profundo debate. Hay quienes defienden el castigo a los padres y quienes lo rechazan. La discusión está abierta, puede que haya otras soluciones mejores, pero lo concreto es que algo se debe hacer.
El Esquiú.com