lunes, 25 agosto, 2025

El INDEC, otra vez en la mira

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Editorial

Mientras el Gobierno nacional insiste en que las cifras de la pobreza continúan a la baja, otros datos estadísticos marcan una realidad diametralmente opuesta. Por ejemplo, la información sobre el consumo, que sigue estancado e incluso en algunos rubros con una baja respecto de los meses anteriores y del mismo mes del año pasado. Esta última estadística es congruente con la opinión de la mayoría, recogida en diversos estudios, acerca de las dificultades para “llegar a fin de mes”, lo que revela una caída progresiva del poder adquisitivo de los ingresos, particularmente en el sector asalariado.

Las contradicciones entre las estadísticas de la pobreza y la realidad económica han provocado que el Instituto de Estadística y Censos (INDEC) vuelva a ser cuestionado por los criterios metodológicos para medir el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y consecuentemente los niveles de pobreza y de indigencia. En medio de estas críticas, dos funcionarios del INDEC vinculados a la problemática en cuestión renunciaron en los últimos días, Georgina Giglio, a cargo de la Dirección de Índices de Precios de Consumo, y Guillermo Manzano, quien estaba al frente de la Dirección de Estadísticas de Condiciones de Vida.

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La desactualización en la base de cálculo del IPC vuelve a poner en crisis las estadísticas oficiales, como ocurrió en la época en que al INDEC lo manejaba Guillermo Moreno. La desactualización en la base de cálculo del IPC vuelve a poner en crisis las estadísticas oficiales, como ocurrió en la época en que al INDEC lo manejaba Guillermo Moreno.

Las dimisiones, señalan los que conocen las internas del organismo, revelan disidencias respecto de las mediciones. Hay un cuestionamiento generalizado sobre la demora en la implementación de nuevas metodologías basadas en la Encuesta Nacional de Gastos en los Hogares de los años 2017-2018 que reemplacen un modelo de medición configurado a partir de una canasta de consumo del año 2004, muy distinta de la actual. Esta desactualización explicaría las distorsiones en las mediciones del INDEC, particularmente en el último año y medio a raíz del fuerte incremento en comunicaciones, transporte, gas, electricidad y agua, que no se reflejan adecuadamente en el cálculo del IPC.

Desde hace más de 15 años una de las instituciones que es reconocida por elaborar su propio índice de pobreza multidimensional es el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina. Su director, el sociólogo Agustín Salvia, criticó recientemente que el INDEC no informó adecuadamente a la población y a la comunidad científica y académica acerca de la implementación de cambios en la recolección de datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). De esa manera, logró subestimar la cantidad de personas que viven en la pobreza y la indigencia en la Argentina.

Esta distorsión, sumada a la ya mencionada negativa a actualizar la base de cálculo y ponderaciones del IPC y de las canastas básica y alimentaria vuelven a poner en crisis las estadísticas oficiales, como ocurrió en la época en que al INDEC lo manejaba Guillermo Moreno. La planificación de un país requiere de estadísticas oficiales consistentes y creíbles, de modo que es imprescindible una revisión de las metodologías que se implementan para elaborarlas, aunque los resultados sean dolorosos.

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