El Teatro Nacional Cervantes presenta en Catamarca Wachay, creación de la dramaturga y directora friense Cecilia Salman, que entrelaza leyendas, memoria, feminismo y música popular. Con un elenco íntegramente local y un proceso creativo nacido del monte, la obra propone una experiencia sensorial y política que cuestiona los modos tradicionales de hacer teatro.
En quechua, Wachay significa “parir”. No sólo en el sentido literal, sino también como gesto de dar a luz historias, memorias y resistencias. Así lo entiende Salman, quien presenta un elenco íntegramente catamarqueño en esta creación.
Wachay se estrenó el pasado viernes 8 de agosto en el Complejo Cultural Urbano Girardi, inaugurando el ciclo federal TNC Produce en el País 2025. La obra, escrita y dirigida por Cecilia Salman -nacida en la localidad de Frías y radicada en la ciudad de Catamarca- es una coproducción entre el Teatro Nacional Cervantes, la Secretaría de Cultura de la Nación y la Secretaría de Educación y Cultura de la Municipalidad de San Fernando del Valle de Catamarca.
Leyendas del monte, cuerpos en resistencia y memorias que se reescriben: la Kakuy, la Telesita, el Alma Mula y la Sulay habitan este ritual escénico que dialoga con relatos orales y canciones del folclore regional. Jacinto Piedra, El Vislumbre del Esteko, Peteco Carabajal y Raly Barrionuevo son referentes musicales que atraviesan la obra, anclándola en un universo sonoro ligado a la identidad local.
El monte como escenario vivo
Una parte del proceso creativo se desarrolló en la falda de San Antonio, en contacto directo con el monte. Allí, actrices y directora exploraron el eco, las voces y los cuerpos en diálogo con la naturaleza.
“Siempre hablo de la expansión del monte, de cómo nosotros, los humanos, somos pequeños frente a él, pero en escena las intérpretes se vuelven gigantes, construyendo su propio modo de ver, pensar y cuestionar”, cuenta Salman.
Además, la obra cuenta con música original del joven músico, cantautor y productor Francisco Santillán, quien desarrolla un rol fundamental al darle vida a los sonidos de nuestra tierra y sumergir al público en amaneceres, noches profundas y tardes implacables que solo el monte muestra a quien verdaderamente quiere ver.
Al preguntarle por qué decidió trabajar las didascalias del texto como fragmentos o restos de un poema, Salman responde con humor y honestidad:
“No suelo usar didascalias, soy anti didascalia (risas). Pero en Wachay me faltaba un sistema para sonorizar la obra o una invitación concreta para entrar en ese monte que yo quería contar y aparecieron esos restos de poemas”.
Una dirección que rompe moldes
La directora plantea también un debate sobre el rol histórico de la dirección teatral:
“Siempre ha sido un lugar ocupado por varones, con modos imperativos que se reproducen a la hora de trabajar la escena. A mí me interesa pensar desde qué otro lugar se puede dirigir”, señala.
En Wachay, las actrices no son sólo intérpretes, sino autoras, y la creación es compartida con todo el equipo, en un proceso horizontal y colaborativo.
Sobre las particularidades de una dramaturgia producida por mujeres, Salman reflexiona: “Todo lo que aparece en las dramaturgias escritas por nosotras son particularidades propias de nuestro universo singular, del territorio que nos pertenece y que viene siendo boicoteado. Así de redundante como lo dije. Es urgente que los hombres escriban sobre ellos para pensarse, no para escribir sobre mi cuerpo. En mi caso, me gusta pensar no sólo a las mujeres como tema. Lo que creo que hago es practicar una dramaturgia que escucha a las mujeres y diversidades de acá, de la esquina de mi casa, las de mi barrio, las de mi provincia: Catamarca”.
Un parto colectivo de ideas y sensibilidades
Más que una obra, Wachay es una experiencia: un tejido de voces, cuerpos y sonidos que, como el monte, se expande más allá de la escena. Es un gesto de parir juntas, de recuperar lo que la memoria quiso silenciar y de abrir un espacio para que otras formas de narrar y dirigir florezcan.
Incluso en un monte a punto de extinguirse, sobreviven los sonidos de animales y árboles. Allí, las leyendas construyen un refugio. Una comunidad para nacer, cuidarse y salvar lo que nos queda. Para desobedecer lo que todavía pesa sobre sus cuerpos. Hoy es domingo. Huelan el cuero curtirse en el fuego. Hoy se reescriben las historias de la Kakuy, la Telesita, el Alma Mula y celebramos a la Sulay.
Actualmente, la obra se encuentra en cartelera y podrá disfrutarse todos los viernes y sábados de agosto y septiembre, con entrada libre y gratuita, a partir de las 21 horas, en el Complejo Cultural Urbano Girardi.
Ficha técnica
Elenco
Lita: Johana Aranda
Tele: Lucía Bolomo
Kakuy: Patricia Medina
Mula Nadia Noce Romanutti
Sulay: Sofía Sager Carreño
Músico: Francisco Santillán
Diseño y realización
Maquillaje: Silvia Cisneros
Sonoro: Francisco Santillán
Luces: Deborah Nieva Chaparro
Vestuario: Claudia Puchetta
Muñecos y utilería: Bruno Ceballos
Escenografía: Federico Scaltritti
Operador técnico: Ariel Sánchez
Producción local: Nora Ahumada
Asistencia de dirección: Mariana Santillán
Dirección: Cecilia Salman
TNC Federal
Coordinación de planificación general: Dora Milea
Productor técnico: Martín Lavini
Productores ejecutivos: Maxi Libera, Alejandro Bontas, Fernanda Sampedro
Responsable administrativa: Fernanda Sampedro
Responsable de Gestión de Públicos Federal: Aimé Pansera
Fotografía: Ailen Garelli
Texto y Fotos: Colaboración de TNC Wachay