domingo, 27 julio, 2025

7,5 millones de niños reciben asistencia alimentaria

Noticias Relacionadas

En los diez años que lleva funcionando en Posadas, la red Alimendar logró recuperar más de 83 mil kilos de alimentos que estaban en riesgo de ser descartados. Esos alimentos, explican en sus redes sociales, se transforman en “platos llenos y mesas compartidas”. En Argentina, según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, casi el 62% de los niños, niñas y adolescentes reciben algún tipo de asistencia alimentaria gratuita, un porcentaje que crece de manera constante desde el año 2015, el mismo en el que surgió la red que coordina en Misiones Gionas Borboy.

“Gracias a un convenio con el Mercado Central recuperamos más de 30 mil kilos de frutas y verduras en un año”, comentó Borboy en diálogo con PERFIL. Los alimentos recuperados, que cumplen con todas las reglamentaciones y procesos necesarios para poder ser consumidos, se distribuyen en 21 comedores con los que Alimendar trabaja de manera regular: una gran parte se destina a la elaboración de platos y otra parte para generar proyectos productivos que sustentan el trabajo de esos mismos comedores. Además de coordinar acciones entre los sectores público, privado y la sociedad civil, también trabajan en conjunto con otras redes, como la de las cocineras comunitarias de Posadas, que nuclea a más de 45 comedores. También participan voluntarios y profesionales que brindan asesoramiento en lo que respecta a temas nutricionales de manera que nada se desperdicie: hasta las semillas de zapallo son tostadas, molidas e incorporadas en las meriendas para aportar nutrientes y tratar de combatir, de esa manera, otro gran problema que crece en Argentina: la inseguridad alimentaria.

El último estudio del Observatorio de la Deuda Social de la UCA destaca que en 2024 “la inseguridad alimentaria severa —referida a sufrir hambre por motivos económicos— aumentó al 16,5%”, lo que representa el nivel máximo desde 2010. La situación afecta particularmente a los niños de familias de estratos sociales muy bajos (que pasaron del 34,8% al 38,8% en un año) y bajos (que escalaron del 13,9% al 21,2% de 2023 a 2024).

Si bien la pobreza medida en ingresos disminuyó, la inseguridad alimentaria severa creció, tanto para quienes son considerados pobres bajo este parámetro como para quienes no. De 2023 a 2024 la cantidad de niñas y niños que sufrieron hambre por motivos económicos pasó del 20,7% al 24,8% entre el segundo semestre de 2023 y el mismo periodo de 2024; mientras en el caso de los menores considerados dentro del grupo de no pobres pasaron del 2,4% al 3,7%. “Esto resulta especialmente acuciante, dados los efectos que la privación de una correcta alimentación durante la primera infancia produce en el desarrollo de los niños y las niñas, y constituye, además, una problemática que afecta la salud y el ejercicio del derecho a la educación y a la formación de futuras generaciones en la Argentina”, advierten los investigadores.

En la misma línea, destaca otro estudio del Observatorio, “la recepción de alimentación gratuita ha ido incrementándose de manera sostenida durante los últimos diez años y alcanzó su punto máximo en 2024, beneficiando a alrededor del 62% de los niños y niñas de hasta 17 años”. Esto equivale a 7,5 millones de menores, de acuerdo al Censo 2022. El hecho de que más de 6 de cada 10 niños y niñas reciban alguna forma de alimentación gratuita, agregaron, “pone de relieve la importancia de la cobertura estatal, así como el rol de los centros educativos y comedores en atenuar los efectos de los altos y persistentes niveles de inseguridad alimentaria en el país”.

La cantidad de niñas y niños que reciben este tipo de alimentación se incrementa año a año, pero especialmente desde el año 2015, cuando el porcentaje era del 28,5%. Si bien la relación entre este indicador y la pobreza no es directa, a medida que aumentan las necesidades cada vez más menores dependen de este tipo de asistencia: en 2024 alcanzó su punto máximo, con el 61,7%. El crecimiento se dio para todos los estratos: el 84,2% en los sectores muy bajos, el 72,6% de niños y niñas de familias con ingresos bajos, el 58,7% de quienes viven en familias con ingresos medios y el 31,6% de quienes pertenecen al estrato más alto. Mientras estos números crecen, el presupuesto destinado a comedores escolares presenta una subejecución: de los $ 135.867 millones previstos para 2025 se devengaron $ 52.113, el 38,3% del total. El dinero consignado para este fin, además, presentó un incremento de $ 15.074 millones, una suba del 12,4% respecto al presupuesto vigente en 2024, y 27 puntos por debajo del último dato de inflación interanual.

“Muchas escuelas estatales tienen ofertas de alimentación gratuita y a esas escuelas asiste el 75% de la infancia argentina de diferentes estratos sociales”, explicó sobre este número Ianina Tuñón, una de las autoras del estudio. “La pobreza infantil es tan elevada que incluye poblaciones diversas: es decir, no son todos igualmente pobres y no todos son crónicamente pobres”, agregó.

La baja de la pobreza en términos estadísticos no se condice con la realidad de los comedores. “Recibimos cada vez más mensajes de personas que nunca antes han ido a un comedor, con todo lo que eso implica”, aseguró Borboy. Los comedores, afirmó su compañera y asesora de la red de cocineras comunitarias, Soledad Soler, no dan abasto. “Por lo general asisten entre 60 y 80 familias a cada uno. Lo que estamos notando es que los recursos que las chicas reciben no son suficientes porque cada vez hay más solicitudes y lo que antes usaban en una semana ahora lo tienen que destinar a un solo día”. Los alimentos no son los únicos recursos escasos. “Nosotros en la provincia de Misiones no tenemos gas natural y hay muchos comedores que no tienen acceso a una garrafa, entonces cocinan a leña, porque en las ayudas que reciben de las instituciones no está contemplado el gas o el agua”.

Por eso, desde la red, se dictan capacitaciones que buscan que quienes dirigen estos lugaressean capaces de producir y sostenerse económicamente. También para atender casos puntuales, porque, recuerdan, los comedores y merenderos no son solamente espacios en donde se sirve comida, sino también de escucha y contención.

Últimas Publicaciones