domingo, 22 junio, 2025

Catamarca, en el mapa de la desigualdad regional argentina

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domingo, 22 de junio de 2025 00:54

“Dios está en todos lados, pero atiende en Buenos Aires” es una frase que podría definir lo que sucede en diferentes ámbitos de la realidad argentina. La política, la salud, la oferta cultural y las conexiones aéreas, por nombrar solo un par. Argentina es un país profundamente desigual. Afirmación que, aunque repetida hasta el cansancio, sigue siendo indispensable para entender y diseñar cualquier estrategia de desarrollo. La desigualdad es un fenómeno complejo y multidimensional y, en nuestro país, va de la mano de la concentración y brechas regionales históricas que parecen profundizarse cada vez más. 

¿Cómo se ubica Catamarca en el mapa de la desigualdad regional argentina? 
Desde fines del siglo XIX, la estructura económica del país se concentró en la región Pampeana (incluye AMBA): Buenos Aires, CABA, Córdoba y Santa Fe explican más de dos tercios del Producto Bruto Interno nacional (Fundar). Además, concentra la mayor proporción de la población, empresas y empleo formal. Del otro lado de la moneda, en 2023, el NOA aportó solo el 7,9% del PBI argentino y las 3 provincias con menor aporte al PBI están en el Norte Grande: La Rioja, Formosa y Catamarca (que aportan menos del 1% cada una). En términos de PBI per cápita, el Norte Grande también se ubica en las últimas posiciones. Por ejemplo, en Catamarca, la producción por habitante es 38% menos que la media nacional. 

¿Qué, cuánto y cómo produce Catamarca? Según el índice de complejidad económica elaborado por Fundar (2024), su matriz productiva es poco sofisticada, concentrada en pocos bienes de bajo valor agregado, y con grandes desafíos para dar un salto en sectores dinámicos.

El perfil exportador lo confirma: el 87% de las exportaciones de Catamarca se concentra en tres productos primarios —cobre, oro y carbonato de litio—. Si bien estas actividades ya generan ingresos fiscales, su impacto en el desarrollo territorial aún es limitado. La gran incógnita es qué efectos concretos tendrán esos recursos cuando más proyectos mineros entren en fase de producción, considerando que actualmente solo uno de litio, Fénix, se encuentra en etapa de explotación comercial. 

En este sentido, un estudio de opinión realizado en el Gran Catamarca por la Consultora Belgrano en abril 2025, mostró que existe un consenso mayoritario sobre que la minería es el principal motor del desarrollo económico de la provincia y que se requieren políticas que impulsen la actividad y atraigan inversiones. Sin embargo, más del 50% de las personas encuestadas considera que las rentas mineras capturadas por el Estado provincial no son invertidas en políticas públicas que tengan un impacto positivo en la calidad de vida (infraestructura, provisión de bienes públicos de calidad, oportunidades). 

El diagnóstico es claro. Catamarca tiene una densidad empresarial muy por debajo del promedio y una de las tasas más bajas de empleo formal privado del país, aunque en crecimiento desde el 2019 y una apuesta del actual del Gobierno por alcanzar una participación 50%-50% de los sectores público y privado en la generación de empleo. La educación universitaria y la innovación tecnológica aún deben escalar. Además, el ingreso per cápita de la provincia también es inferior al promedio nacional, aunque mejor que el de sus vecinas del Norte Grande.

Mientras la región del NOA continúa arrastrando desventajas estructurales históricas, con pobre desempeño relativo en generación de riqueza y bienestar, la Patagonia logró ser la excepción: desarrollarse con base en recursos naturales e incentivos de promoción industriales hasta tener el mayor PBI per cápita regional (+65% por encima del promedio nacional) y pasar de representar el 0,5% al 9,5% del PBI.

Sin embargo, no hay que ser ingenuos. Equilibrar la cancha en la que juegan las regiones no puede pensarse al margen del contexto nacional. En la última década, la complejidad económica de Argentina ha mostrado un deterioro sostenido, tanto a nivel regional como provincial. La pérdida de sofisticación productiva y la falta de estrategias industriales de largo plazo han profundizado las desigualdades preexistentes.

Las oportunidades existen. El informe de Fundar identifica algunos sectores con capacidad latente en la provincia: alimentos y bebidas (como vino y aceite de oliva), confecciones, turismo, textiles, metalurgia no ferrosa. También aparecen oportunidades en maquinaria para agricultura y producción de jugos, e incluso en componentes electrónicos. Pero sin infraestructura adecuada, financiamiento estratégico y políticas públicas sostenidas, esas oportunidades corren el riesgo de quedar en los papeles. 

Equilibrar las desigualdades solo será posible sí se diseña una estrategia basada en un enfoque de colaboración multiactoral: Estado nacional, provincias, municipios, sector privado, universidades, comunidades locales y organizaciones de la sociedad civil sentados en la misma mesa, con metas comunes y compromisos concretos.
 

Por Sofía Santamarina, de Consultora Belgrano,

consultora del norte argentino que se dedica al estudio de la opinión pública y la producción de datos estratégicos para políticas basadas en evidencia. Contacto: [email protected]
 

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