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A los 91 años

El cantautor riojano deja un legado imborrable que incluye obras que ya forman parte del repertorio clásico de la música popular argentina.

Este sábado por la mañana, el mundo de la música popular argentina se vistió de luto con la noticia del fallecimiento de Ramón Navarro, el cantautor riojano que a lo largo de su vida se consagró como una de las figuras más relevantes de la música folklórica. A los 91 años, Navarro deja un legado imborrable que incluye canciones que ya forman parte del repertorio clásico de la música popular argentina, además de su incuestionable aporte a la poesía nacional.

Nacido el 14 de marzo de 1934 en la ciudad de La Rioja y criado en el pequeño poblado de Chuquis, Navarro siempre consideró a este rincón de su tierra como su «querencia eterna». Hermano mayor de siete, todos músicos, la vida de Navarro estuvo marcada por la tradición familiar, con su padre como gran inspirador. Junto a su hermano Lucio, formó uno de los primeros dúos familiares de guitarra y canto, una de sus pasiones más arraigadas desde la niñez.

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Ramón Navarro es recordado como el creador de himnos de la música popular argentina, como «Chayita del Vidalero», «Coplas del Valle», «Patios de la Casa Vieja», y «Mi Pueblo Azul», esta última considerada himno de su pueblo natal, Chuquis, y declarada como tal por el municipio de Castro Barros. Además, musicalizó las poesías de destacados poetas nacionales como Manuel J. Castilla, José Pedroni, Ariel Ferraro, León Benarós, Héctor Negro y muchos otros, dejando un legado literario que permanece vigente en la cultura argentina. En 1965, la voz de Navarro se convirtió en la de Los Caudillos, la emblemática obra de Ariel Ramírez y Félix Luna. Su interpretación de esta pieza, junto a la creación de La Cantata Riojana, obra que musicalizó con letras de Héctor David Gatica, lo posicionó como uno de los grandes músicos nacionales. Esta última, una verdadera epopeya sonora sobre la historia de la provincia de La Rioja, se convirtió en un referente cultural indispensable.

A lo largo de su carrera, Navarro integró el grupo Los Cantores de Quilla Huasi, desde 1970 y durante 15 años, junto a artistas como Carlos Lastra, Oscar Valles y Roberto Palmer. El grupo, cuyo nombre en quechua significa “Cantores de la casa de la luna”, recorrió el país y el mundo, llevando las melodías de Navarro a los escenarios más importantes de la música latinoamericana. Además, fundó el grupo Arraigo, junto a su hijo homónimo, continuando su legado musical. En un emotivo reconocimiento, en 2014, las calles de Chuquis, su querido «pueblo azul», fueron rebautizadas con los nombres de sus canciones, un homenaje que da cuenta de la profunda huella que dejó en su tierra natal.

La despedida de Ramón Navarro será este sábado 14 de julio, de 16 a 21 horas, en el primer piso de SADAIC, en el Salón Noble de Buenos Aires, donde amigos, músicos y admiradores rendirán homenaje a quien fue uno de los más grandes artistas de la música folklórica argentina. Hoy, el folklore pierde a uno de sus más grandes exponentes, pero su música y su legado seguirán cantando en las voces de todos los argentinos.

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