En medio del frío ruso y bajo las luces vibrantes del circo, una joven belicha se destaca con fuerza y orgullo. Se trata de Florencia Cura, nacida en la «cuna del poncho», que hoy recorre el mundo como artista circense.
Siempre con su poncho argentino al hombro, Flor combina danza, destreza y pasión sobre el escenario, mientras representa nuestras raíces en cada función. Entre trapecios, tambores y aplausos, su presencia deslumbra tanto como su talento.
Desde el otro lado del mundo, esta joven artista lleva con ella la esencia de Belén, demostrando que el arte no tiene fronteras… y el poncho, tampoco.