jueves, 22 mayo, 2025

No repetir el fiasco

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La alegría que generó hace más de una década el anuncio de que finalmente iba a realizarse la obra de construcción de cloacas para el departamento Valle Viejo, se transformó, con el correr del tiempo, los desatinos y en definitiva los fracasos reiterados, en una mueca que conjuga el enojo con la frustración.

El proyecto concentra muchos de los vicios que caracterizan a los emprendimientos de este tipo, con el agravante que el tiempo pasa y, aunque los fondos para su ejecución estuvieron disponibles, la obra sigue inconclusa y su avance sumamente cuestionado.

La obra de cloacas de Valle Viejo concentra muchos de los vicios que caracterizan a los emprendimientos de este tipo, con el agravante de que parece, por las irregularidades, no finalizar nunca. La obra de cloacas de Valle Viejo concentra muchos de los vicios que caracterizan a los emprendimientos de este tipo, con el agravante de que parece, por las irregularidades, no finalizar nunca.

Según el proyecto original, la obra debía comenzar en 2014, durante la gestión como intendenta de Natalia Soria, y finalizar en 2020. A fines de 2023, último registro oficial de la marcha de la obra, el avance físico era de apenas el 14,74%, aunque el avance financiero era del 99,2%, según los datos del sitio https://mapainversiones.obraspublicas.gob.ar/, del Ministerio de Obras y Servicios públicos de la Nación, que en aquel momento conducía Gabriel Katopodis. Es decir, se habían enviado casi la totalidad de los fondos pero la obra no llegó ni al 15% de su construcción.

En los años anteriores, la realización de los trabajos fue cuestionada por errores advertibles a simple vista, al punto que hasta la actualidad persisten las denuncias por hundimientos de calles que complican el tránsito vehicular allí donde se instalaron los caños madre. La mala calidad de los trabajos y otros incumplimientos por parte de la empresa encargada de los trabajos derivó en una demanda municipal cuando el intendente era Gustavo Roque Jalile (2015-2019).

El expediente de aquella demanda transitó por tantas irregularidades como la obra en sí. El aparente final del entuerto judicial es un fallo de la Corte de Justicia de Catamarca, que condenó a la Municipalidad de Valle Viejo a pagar $160 millones que, según aclaró el fiscal municipal Pablo Alsina Alcobert, no son para la empresa sino para cubrir los honorarios de los abogados, como resultado de las costas del juicio. El actual funcionario cuestionó, al formular su descargo, a un antecesor suyo en el cargo, Leonardo Berger, quien ocupó el cargo durante la primera gestión de Susana Zenteno como intendenta, por “dejar caer la causa”.

Esa deuda en honorarios lo afrontará el municipio con fondos públicos, ya de por sí escasos, pero el propósito es ir contra los funcionarios anteriores del municipio, quienes, según Alsina Alcobert, “por acción u omisión, llevaron a esta situación”.

Pero si la etapa anterior de construcción de la obra estuvo plagada de irregularidades, la actual también es apuntada por vicios que deberán analizarse para no repetir el fiasco. El Centro de Ingenieros de Catamarca, a través de una misiva enviada al municipio, puso reparos en los procedimientos administrativos seguidos y aspectos técnicos vinculados al proyecto. En la nota, el centro menciona que dos de las firmas que intervienen en la obra no se encontrarían registradas en la provincia de Catamarca, tal como lo establece el Régimen para Matrícula Profesional de Ingenieros y que tres ingenieros no estarían habilitados para ejercer la profesión en el territorio provincial.

En otra parte del escrito se cuestiona que el proyecto ejecutivo de la obra no fue presentado ante el Centro de Ingenieros y remarca la importancia de garantizar la transparencia y el cumplimiento de las normativas técnicas en una obra de estas características. En ese sentido, se insta a las autoridades municipales a brindar información detallada sobre los contratos adjudicados y los mecanismos de control implementados.

Más allá de estas observaciones técnicas-administrativas, las secuelas de la obra persisten: hundimientos de calzada, falta de repavimentación y ausencia de compactación adecuada del suelo en calles rurales. El destino de la obra parece ser siempre el mismo: la paralización.

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