lunes, 12 mayo, 2025

Tiempo de caciques

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Los oficialismos obtuvieron victorias categóricas en las cuatro elecciones provinciales que se celebraron ayer. Hubo matices como el triunfo libertario en la capital salteña, que las usinas de desinformación de la Casa Rosada se apresuraron a provincializar, o el hecho de que los libertarios fueran aliados con el gobierno radical en Chaco, pero en términos generales el “superdomingo” fue unánime en la ratificación de los liderazgos territoriales, en el mismo sentido de las elecciones santafesinas del 13 de abril.

Si bien la tendencia podría interrumpirse el domingo que viene en Ciudad de Buenos Aires, hay que considerar que allí la contienda legislativa no llega a enmascarar la batalla real entre el presidente Javier Milei y Mauricio Macri.

CABA es clave por sus proyecciones simbólicas, del mismo modo que lo será en septiembre Provincia de Buenos Aires, pero hay que seguir con atención la configuración de la escena en el resto de las provincias.

En octubre, sin PASO, se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado en elecciones que se dirimen en cada distrito, sin categoría presidencial que unifique.

La gravitación de los cacicazgos provinciales, de tal manera, será determinante en la configuración del Congreso para los últimos dos años del primer mandato de Milei. La ventaja del libertario es que no existe una organización capaz de articular un volumen de jefaturas consistente de alcance nacional, capaz de desafiarlo.

Es decir: la ventaja de Milei, su margen de maniobra, está relacionada con el grado de fragmentación de sus antagonistas.

La apuesta parece ser comenzar a construir desde la erosión de los liderazgos metropolitanos: acostar a Macri el domingo que viene y ganarle a Axel Kicillof-Cristina Kirchner en septiembre, aliados a un PRO con Macri definitivamente eclipsado.

En este sentido, la buena noticia de este domingo para los libertarios es que ni Cristina ni Macri tuvieron motivos para celebrar. Ellos, en cambio, se prendieron a la victoria de las tropas de Leandro Zdero sobre el exgobernador Jorge Capitanich en Chaco, ganaron Salta Capital y se ubicaron segundos en Jujuy.

El macrismo no hizo ni el amague de fichar en alguna de las cuatro disputas.

Cristina, en cambio, tiene que digerir las derrotas de los justicialismos de Salta y Jujuy, distritos partidarios que intervino por no acatar sus directivas.

En Salta, la maniobra no le sirvió para hacer perder al armado del gobernador Gustavo Sáenz, exaliado y para colmo quedó en tercer lugar.

En Jujuy, el Frente Justicialista también quedó tercero, con el 10% de los votos, detrás de la Libertad Avanza.

Salta y Jujuy fueron triunfos de dos sobrevivientes del “tsunami” libertario: Sáenz y el gobernador Carlos Sair, heredero del radical Gerardo Morales.

En Chaco y San Luis, en cambio, revalidaron sus títulos de modo rotundo dos emergentes del fenómeno Milei. Zdero, como se ha dicho y el gobernador Claudio Poggi, que le sacó casi 20 puntos a la alianza tramada por el exgobernador Alberto Rodríguez Saá.

Cada ecosistema local tiene sus singularidades, pero los gobernadores vienen acertando en su estrategia de despegar de las terminales nacionales y provincializar. Jorge Macri y Kicillof deben envidiarles esta posibilidad, para ellos clausurada por sus estrechísimos vínculos con Mauricio y Cristina.

Las cinco elecciones provinciales que se hicieron hasta ahora verifican el colapso del orden metropolitano que rigió la política argentina desde la crisis de 2001, con los libertarios aprovechando los despojos en el interior y los caciques resistiendo para encontrar su lugar en la nueva etapa.

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