domingo, 20 abril, 2025

El clamor por la restitución arqueológica

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El arqueólogo uruguayo Samuel A. Lafone Quevedo (1835 – 1920), también etnógrafo y lingüista que impartía la Cátedra de Etnografía en la Universidad de Buenos Aires, descubrió unas piezas con forma de disco, como parte de su trabajo que, dicen, se dio al haber fracasado como empresario minero.

Las piezas se descubrieron en Chaquiago, Andalgalá. Son placas de metal, de las cuales se conocen poco más de 30 ejemplares, que evidencian la innovación tecnológica de la aleación de cobre y estaño así como la técnica de la cera perdida. Los discos de bronce reproducen la concepción del cosmos andino. “El disco de Lafone” muestra en toda su superficie un conjunto de motivos simétricos.

En el centro, aparece una figura antropomorfa que viste una enagua decorada con círculos, hombreras y un pectoral de dos lunas crecientes colgantes. De su cabeza sobre sale una forma recta lineal simulando lo que podría ser una nariz en cuyos lados se aprecian dos conjuntos de cuatro formas circulares. Sobre el área de la frente, la figura tiene una depresión circular de la cual salen un conjunto de líneas diagonales que se pueden interpretar como rayos solares.

Se exhibe actualmente en el Museo de la Plata.

La ocupación ancestral del territorio

Los pueblos diaguitas habitaron un extenso territorio en tiempos prehispánicos, conocido durante la colonización como la Gobernación del Tucumán. Esta zona comprendía parte de Salta, Tucumán, La Rioja, Santiago del Estero, San Juan y Catamarca. Su rica cultura dejó huellas materiales que, con el tiempo, cobraron gran valor patrimonial e investigativo.

Primeros esfuerzos de preservación

Uno de los pioneros en la protección del patrimonio arqueológico de nuestra provincia, fue el presbítero Narváez. En 1937, estando en el departamento Pomán, presenció el traslado de piezas indígenas por parte de arrieros hacia la provincia de Tucumán. Esta escena lo motivó a resguardar estos bienes en Catamarca. Así reunió más de 14.000 piezas y fundó, en 1936, el “Museo Arqueológico Fray Mamerto Esquiu”. En 1950 se lo conocía como «Museo Arqueológico Calchaquí» y en 1975, su colección pasó a cargo del Estado su nuevo nombre “Museo Adán Quiroga”.

A mitad del siglo XX, los dirigentes políticos empezaron a tomar mayor conciencia sobre la necesidad de preservar no solo las ruinas arqueológicas, sino también los objetos metálicos, liciticos, vasijas y urnas, vinculados a su cultura. Se establecieron leyes para frenar el tráfico de piezas, y en 1977 se sancionó la ley n° 3223, que prohibió expresamente su venta y salida de la provincia, salvo en casos autorizados de intercambio o préstamo con fines académicos o de exposición. Desde entonces, las leyes sobre protección arqueológica en Catamarca fueron mejorándose.

La lucha por la restitución

Numerosos objetos provenientes de Andalgalá se encuentran en museos nacionales e internacionales, como el Museo Nacional de Buenos Aires, el Museo del Instituto de Antropología de la Universidad Nacional del Litoral, el Museo Etnográfico de Buenos Aires, el Museo Etnográfico de Berlín y el British Museum de Londres. Uno de los elementos más representativos es el disco de Lafone, actualmente en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. En la década de 1950 surgieron los primeros arqueofilos, y fue el 4 de agosto de 1960 cuando se conformó el “Centro Arqueológico Chelemín”, presidido por Julián Martínez, con la idea de conservar las piezas arqueológicas descubiertas en Andalgalá.

En cuanto a la restitución del disco, fue en la década de 1990 cuando comenzaron las primeras inquietudes, ya que algunos vecinos hablaban sobre las piezas existentes en el Museo de La Plata. Un programa que se relacionaba más con el disco Lafone, fue “Los pájaros de la memoria”, dirigido por el profesor Cecenarro. En 2011, el 3° año del polimodal del Colegio “Gabriela Mistral”, impulsó un proyecto para recuperar esta pieza. Publico esta acción en la web www.devuelvaneltesoro.blogspot.com, liderado por el profesor Marcelo Orellana. Se recolectaron más de 1.000 firmas en una consulta pública, las cuales fueron entregadas al encargado del museo, David Álvarez, para que la institución impulsara las gestiones pertinentes ante las autoridades de la provincia. Ese mismo año de 2011, la senadora nacional Blanca Monllau presentó un proyecto de comunicación para la restitución de 1.264 piezas al departamento de Andalgalá.

Esto llevó a que el municipio se involucrase en la causa, ya que la Carta Orgánica Municipal de Andalgalá, establece el deber de conservar y defender el patrimonio cultural. El Museo de La Plata argumenta que la colección fue donada por Samuel Lafone Quevedo y que ellos serían sus custodios legales.

La posibilidad de retorno de una pieza emblemática

La colección Lafone incluye 1.264 piezas. Entre ellas, destaca la emblemática “Tinaja Blamey”, reproducida en diversas obras como Historia de la Arqueología Argentina, El arte ornamental Diaguita en la lámina LXIX, en el diario La Nación de 1891 y la Revista del Museo de La Plata, edición del 28 de enero de 1892. En esta última publicación, se describía con admiración la pieza hallada en Huasán: “Basta ver la hermosa tinaja hallada en Huasán por el Sr. Blamey para hacerse cargo de lo que eran estas primorosas botijas. Allí tenemos pintados esos dragones o medusas con cola de serpiente coral y pies de lagartija…”.

Cabe señalar que la tinaja se encontraba fragmentada. Según Joaquín Quiroga observó en su visita al Museo de La Plata, en 1997 unieron las piezas en el laboratorio de restauración, siendo entonces Director de Arqueología el Dr. Rodolfo Raffino. Otra pieza menos conocida, pero igualmente relevante, es la denominada “Tinaja Lafone”. Según consta en fuentes de la época: “En los médanos volantes de Pilciao quedaron al descubierto los fragmentos del fondo, que fueron conducidos a La Plata para ser colocados con las otras piezas de la colección Lafone. Andando los años, las arenas movedizas dejaron a la vista la parte adherida al gollete; recogida por los niños de la escuela local, encargados de reunir todo objeto de esa índole, fue entregada y reconocida como otro fragmento de las partes que faltaban…”.

La huella del bronce

En cuanto al famoso “Disco de Lafone” aparece por primera vez ilustrado en el libro Londres y Catamarca (1888) y fue nuevamente publicado en los Anales del Museo de La Plata (1890). Lafone Quevedo afirmó que la pieza le vende doña Antonia Soruco de Tarifa, esposa de un arriero de Pilciao. Según investigaciones de Lafone, posiblemente representaría al dios Viracocha o a un Inca en su trono. Desde entonces, distintas interpretaciones surgieron: Adán Quiroga lo vinculó a la diosa del viento, Huayrapuca. También Roberto Levillier lo ilustró en su libro Nueva Crónica de la Conquista del Tucumán (1927); y en 1977, Rex González lo atribuyó a la cultura Aguada (500-900 d.C.), este período fue confirmado por estudios metalográficos por Hertaldo Biloni y su equipo. Posteriores por los ingenieros Carlos Llorente y Pablo Bilmes de los Laboratorios de Investigaciones Metalúrgicas Físicas (LIMF).

Texto y Fotos: Colaboración del investigador Claudio Benjamín Balsa

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