sábado, 19 abril, 2025

El chequeo que muchos olvidan antes de salir a la ruta en el fin de semana largo

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Llega Semana Santa y muchas familias viajan para pasar unas Pascuas en familia o simplemente descansar unos días. Para esto, es imprescindible tener los chequeos del auto al día. ¿Los recordás todos?

La carga de combustible, la presión de los neumáticos y la documentación necesaria son algunos de los elementos más frecuentes que las y los conductores revisan antes de emprender un viaje por las rutas argentinas, pero existe un chequeo fundamental para el cuidado del motor que no siempre es tenido en cuenta.

Un sobrecalentamiento o el desgaste prematuro de piezas claves se puede evitar llevando un control regular del estado del lubricante del motor, a fin de evitar una fricción excesiva en su interior. Entonces, ¿cuál es la mejor forma de chequear el buen estado del aceite?

Existe el mito de que el aceite debe cambiarse cada 5.000 kilómetros, independientemente del tipo de motor o lubricante; sin embargo, el intervalo de cambio está determinado por distintos factores. Por ejemplo, las condiciones de uso, en especial aquellas de conducción severa tales como el tráfico urbano, trayectos cortos o condiciones climáticas extremas, pueden requerir un cambio anticipado del lubricante respecto al intervalo máximo sugerido.

Asimismo, la calidad del combustible favorece la formación de depósitos y la aparición de ácidos en el aceite, especialmente si contiene altos niveles de azufre o contaminantes. Esto puede provocar que el motor presente desgaste interno, consumo elevado de aceite o pérdidas por sellos deteriorados, acelerando de esta manera el proceso de degradación del lubricante.

Por otro lado, el mercado automotor de hoy tiene motores de mayor complejidad, como los turboalimentados, los que funcionan a alta compresión o los start-stop, que requieren lubricantes que estén por encima de las normas mínimas de la industria. En este sentido, “Castrol EDGE supera múltiples estándares internacionales y cumple con especificaciones de fabricantes líderes a nivel internacional, asegurando el cuidado del motor ante cualquiera de los factores que pudieran condicionar el tiempo de duración de un lubricante”, señaló Javier Alaman, Gerente Ejecutivo de Lubricantes de Axion energy, la compañía que produce la línea de lubricantes Castrol en Argentina.

En este sentido, es fundamental seguir las indicaciones del manual del auto. Cada motor posee sus propios intervalos de cambio definidos y esta información siempre es comunicada por el fabricante a través de la guía del vehículo, por lo que se aconseja seguir al pie de la letra las recomendaciones.

Allí también se puede encontrar información sobre el tipo de lubricante, dado que no todos son iguales. Los de tipo mineral suelen requerir cambios entre 5.000 y 7.000 kilómetros, mientras que los semisintéticos lo necesitan entre los 7.000 y 10.000 kilómetros, y los sintéticos pueden durar hasta 15.000 kilómetros o incluso más. Alternativas sintéticas de línea premium como Castrol EDGE, por ejemplo, son elegidas por importantes fabricantes automotores a nivel global dado que permiten duplicar la resistencia de la película de aceite bajo presión extrema, reduciendo así hasta un 20% la fricción del motor.

De esta manera, la calidad del aceite es una manera de asegurar rendimiento, durabilidad y eficiencia, siempre bajo la supervisión de un mecánico y bajo las recomendaciones del fabricante del vehículo.

¿El color es un indicador válido para saber el estado del aceite?

Existe la creencia entre muchos conductores de que el hecho de que el aceite no se vea “negro” o “sucio” es un indicativo de que aún se encuentra en buen estado. Sin embargo, se trata de un criterio relativo y poco confiable para definir el momento de cambiarlo.

El color del aceite puede oscurecerse naturalmente debido a su función de limpieza, al atrapar los residuos, pero también es posible que un aceite que se vea claro ya se encuentre degradado, perdiendo así su viscosidad y capacidad de lubricación. En el caso particular de los motores diésel, por ejemplo, es común que el aceite se torne negro rápidamente debido a la presencia de hollín, lo que no necesariamente implica que se encuentre en mal estado.

El método único y completamente preciso para evaluar la condición del lubricante es a través de un análisis de laboratorio que incluya pruebas de viscosidad, oxidación, contenido de contaminantes y nivel de aditivos remanentes. En definitiva, no se debe proceder a cambiar el aceite únicamente basándose en su color, ni dejarlo en uso por considerarlo visualmente «limpio», sino que es fundamental seguir los intervalos de cambio recomendados por el fabricante.

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