Al menos una vez por semana el ministro de Economía Luis Caputo les reclama a las provincias que reduzcan la alícuota del impuesto a los Ingresos Brutos y a los municipios que dejen de aumentar las tasas municipales. El sector privado se suma a la queja. Después de podar el gasto público en más del 25% en términos reales durante el primer año, y de reducir en un 68% las transferencias discrecionales a provincias y municipios, el gobierno Nacional exige que gobernadores e intendentes se sumen a la reducción de la presión fiscal. Algunos lo hicieron tímidamente. Pero el grueso se abroquela en el impuesto propio que más fondos les acerca.
Ingresos Brutos es, por lejos, la principal fuente de recaudación propia que tienen las provincias. Su peso en el presupuesto de cada distrito es determinante. Por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires lo que se recauda por Ingresos Brutos es cerca del 70% del total de los ingresos fiscales. En el otro extremo, en Santiago del Estero es de menos del 7%.
Según un informe elaborado por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), en casi todas las provincias mermó la recaudación de Ingresos Brutos en 2024 debido a la caída de la actividad económica, que fue fuerte en el primer semestre y se recuperó en la segunda mitad del año.
Solo la provincia de Neuquén (efecto Vaca Muerta) quedó con saldo positivo, con una mejora de la recaudación por ingresos brutos del 13% en comparación a un año atrás, a valores constantes. En el lado opuesto, la ciudad de Buenos Aires sufrió una caída real del 18%, explicada básicamente porque dejó de percibir ingresos por aplicar IIBB a los intereses de las letras que emitía el Banco Central. Al pasar el grueso de la deuda al Tesoro, se cerró ese grifo.
Con todo, el peso de lo que recaudan las provincias por la vía de Ingresos Brutos como porcentaje del PBI nacional es creciente. Según la OPC en 2020 lo que recaudaron todos los estados provinciales por Ingresos Brutos era un monto equivalente al 3,9% del PBI. En 2023 -último dato disponible- creció al 4,2% del PBI.
El IERAL -de la Fundación Mediterránea- estimó la alícuota promedio ponderada de este impuesto, provincia por provincia, estableciendo una relación entre lo que recauda cada provincia por IIBB y su Producto Bruto Geográfico. Misiones aparece a la cabeza con una relación de 7,1%. En el otro extremo, Santiago del Estero, con el 1,3%. Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba están en una relación de entre 3,8% y 4%.
Un informe del centro de estudios de la Unión Industrial Argentina recuerda que «el Consenso Fiscal 2017 presentaba un panorama tributario positivo para la industria en el mediano plazo, a través de la reducción progresiva de las alícuotas de Ingresos Brutos, que culminaba con la exención total de este impuesto para la industria en 2022. A su vez, también establecía la adecuación de los regímenes de recaudación provinciales y de las tasas municipales. Sin embargo, la baja progresiva de alícuota de ingresos brutos fue suspendida a partir del año 2020 y desde entonces los regímenes de recaudación provinciales y las tasas municipales nunca fueron readecuados.»
El relevamiento de la UIA concluye que, en función de los saldos retenidos, -que en definitiva permite calcular la alícuota efectiva que aplica cada gobierno- solo tres provincias (Catamarca, Santiago del Estero y Misiones) no incrementaron su alícuota efectiva en 2024 respecto a 2023
El peso que tiene IIBB en las arcas provinciales es tan grande que explica casi por completo por qué los gobernadores se niegan a reducir las alícuotas. Por más quejas que expresen el Gobierno nacional o diferentes sectores empresarios. Cada uno defiende la caja a su manera.