jueves, 30 de enero de 2025 02:10
Es toda una ironía que el Gobierno nacional y sus voceros mediáticos hayan impuesto la idea de que el gran logro de la gestión libertaria fue ordenar la economía, cuando las reservas caen, las deudas se multiplican, la industria y el comercio se desploman, se asfixia a las provincias, se debilitan los salarios, se ajusta sin piedad a los propios y se pone alfombra roja a los de afuera. Javier Milei, quien se presentó en el debate presidencial como “experto en crecimiento económico con o sin dinero”, no ha hecho gala de esa virtud y, a cambio, cavó una fosa más profunda para un país que ya estaba sepultado en un endeudamiento dramático. Curiosamente, la gestión libertaria comienza a mostrar un paralelismo notable con la de Mauricio Macri. La curiosidad no surge por el modus operandi, ya que los equipos económicos son integrados prácticamente por los mismos actores –con Luis Caputo y Federico Sturzenneger a la cabeza-, sino porque aquel plan que ahora replica, era duramente castigado por el propio Milei.
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“Vamos a ponerlo en estos términos. Punto 1: el Gobierno fue lo peor que le pasó a la Argentina en toda su historia. El Gobierno en economía se sacó un 0, hizo todo mal”, opinaba Milei sobre Macri, además de sus ya conocidas descalificaciones a Caputo, a quien tildaba como “el peor de la historia” por haberse “fumado 15.000 millones de dólares”. Y hoy, abandonado su rol de panelista de TV y sentado en el sillón de Rivadavia, Milei repite todo aquello que criticaba, con un agravante indisimulable: el cuadro es peor porque se construye sobre las ruinas anteriores. Entonces, con el mismo verso de que Argentina se reinsertó en el mundo, genera confianza, y con varios etcéteras vuelve a golpear las puertas del Fondo Monetario Internacional, de quien esperan la liberación de alrededor de 10.000 millones de dólares en calidad de préstamo. Más grotesca no podría ser la escena: el FMI le prestará dinero a la Argentina para que Argentina le pague al FMI el préstamo que previamente había tomado Argentina del propio FMI. Argentina se endeuda una vez más, ahora por pedirle a su gran acreedor que le preste dinero para poder pagarle algo de lo que ya le debe. Y no es un refinanciamiento, sino un préstamo nuevo. El FMI lo único que hace con este giro de recursos es asegurarse algunos cobros. Y tener a nuestro país sujetado del cuello, cada vez con más fuerza.
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¿Por qué se elige un camino tan pernicioso? Por un proyecto electoral, que hoy se impone como único objetivo de Casa Rosada. El Gobierno no ha resuelto ni un problema de fondo. Todo lo que muestra es bajos índices de inflación, se sabe a qué costo y quiénes lo pagan. Pero si pierde eso, pierde todo. Entonces necesita mantener pisada la cotización del dólar para sostener sus frágiles números y, para ello, necesita una inyección de dólares que, claramente, no puede generar. Es así que pide prestado para mantener atado con alambre y pegado con cinta adhesiva un plan económico que no va a ningún puerto seguro. Los mismos que criticaban el “plan platita” de Sergio Massa en la campaña de 2023, ahora recurren a otro plan platita de campaña, pero que llega prestada y ni siquiera va a los bolsillos de la gente.
El Esquiú.com