martes, 21 de enero de 2025 00:36
La actual excursión de Javier Milei por Estados Unidos, además de permitirle asistir a la asunción de Donald Trump, sirvió para que el jefe de Estado se encontrara con las máximas autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI). El encuentro dejó fabulosas perspectivas para Argentina, según se informó oficialmente, ya que se decidió enviar una comitiva del organismo al país para cerrar un nuevo acuerdo que, según la expectativa de Casa Rosada, incluiría un nuevo desembolso por alrededor de 11.000 millones de dólares. Ello se promociona como un éxito, por los conocidos argumentos de la confianza que inspira el país, por la reinserción en el mundo, etc., etc..
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Aunque el tema de la deuda pública es minimizado en forma permanente por colaboradores de Javier Milei, y a nadie se le ocurre que habría que auditarla, sigue siendo el problema clave de la economía por la enorme transferencia de recursos que significa pagar los intereses y las amortizaciones. Aunque invariablemente se refinancian, esto supone siempre mayores incrementos ya que los intereses se capitalizan y esa capitalización supone que se generen nuevos intereses. Ni hablar de nuevos préstamos, que engordan la mochila hasta el infinito. En diciembre de 2023 el monto de la deuda argentina era de US$ 370.664 millones, pero a fines del año pasado ya totalizaba US$ 475.035 millones. ¿Cómo se compone esta montaña de dólares adeudados? Un 72% del monto corresponde a títulos públicos emitidos por el Tesoro; un 17% a acreedores externos oficiales; un 9% a Letras del Tesoro y el resto a adelantos del Banco Central y otros pasivos. La bola de nieve creció en los últimos meses a partir de dos medidas clave tomadas por el equipo económico: primero la decisión de retrasar el dólar para utilizarlo como ancla anti inflacionaria. Eso motivó que al convertir los compromisos en moneda estadounidense al tipo de cambio oficial los títulos en pesos sean cada vez más caros en dólares. Y segundo, para terminar con la deuda cuasifiscal del Banco Central, el gobierno decidió transferirla al Tesoro, con lo cual el aumento es cada vez mayor ya que las Lecaps capitalizan intereses por $ 2 billones mensuales, que en el 2025 representarán entre el 2% y el 2.5% del PBI. Esta “solución mágica” llevó la deuda de una ventanilla a la otra. Mejoró el balance del Banco Central y empeoró la deuda del Tesoro.
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Ahora el Gobierno de Milei celebra la inminente posibilidad de un nuevo endeudamiento, liderado por el mismo ministro, Luis Caputo, que endeudó al país por un siglo en la gestión de Mauricio Macri. La misma receta que llevó al país a la debacle, se reitera con inexplicable entusiasmo. Quiénes ganarán con la maniobra se verá… pero claramente no será el pueblo argentino.