martes, 23 de diciembre de 2025 20:20
La campaña de trigo 2025/26 se encamina a marcar un récord histórico en volumen de producción, aunque sin un impacto equivalente en términos de facturación. Según estimaciones oficiales de la Secretaría de Agricultura, la cosecha alcanzaría las 26,8 millones de toneladas, el mayor registro desde que se llevan estadísticas en Argentina, iniciadas en la campaña 1969/70.
Este hito productivo se explica principalmente por rendimientos excepcionales del cultivo, que promediarían unos 40 quintales por hectárea, casi un 40% más que en la campaña anterior, mientras que el área sembrada se mantuvo relativamente estable, con un leve incremento del 4% interanual. De esta manera, la producción superaría en cerca de un 20% el récord previo alcanzado en la campaña 2021/22.
Sin embargo, el aumento del volumen no se traducirá en un récord de ingresos por exportaciones. De acuerdo con el análisis de Franco Artusso, del sector agroindustrial de la Fundación Mediterránea, el principal factor que limita la facturación es el bajo precio internacional del cereal, que se encuentra en uno de los niveles más bajos del siglo.
Se estima que alrededor del 65% de la producción, unos 17,5 millones de toneladas, se destinará a la exportación. Con un precio promedio cercano a los USD 200 por tonelada, el ingreso de divisas rondaría los USD 3.500 millones. Si bien este monto representaría un aumento del 17% respecto de la campaña 2024/25, se ubicaría un 26% por debajo del máximo histórico en términos reales, registrado en 2021/22, a pesar de exportarse mayores volúmenes.
El bajo valor del trigo explica esta paradoja: en la campaña 2025/26, el precio promedio de exportación sería el tercer peor registro del siglo y más de un 30% inferior al promedio histórico. Así, el récord productivo no logra reflejarse en un récord comercial.
Desde el sector destacan que los altos rindes fueron posibles gracias a condiciones climáticas favorables, pero también a un contexto de políticas orientadas a mejorar la competitividad del sector, como la menor presión impositiva, avances en la normalización cambiaria y la reducción de trabas administrativas.
De cara al futuro, Artusso señaló que el principal desafío será profundizar estas medidas, especialmente avanzando en la eliminación de los derechos de exportación al trigo. Según explicó, un esquema sin retenciones permitiría sostener la inversión en tecnología y manejo agronómico, claves para enfrentar escenarios de precios bajos o eventuales caídas de productividad.
