domingo, 5 octubre, 2025

«Belén» gana la batalla cultural

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Mientras Javier Milei se extasiaba con el respaldo y los elogios de Donald Trump, a más de 5.000 kilómetros de distancia, en el País Vasco, durante el Festival de San Sebastián, se fraguaba una dura derrota en el preciado frente de la batalla cultural que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina coronó con la elección de la película que competirá en representación del país por el Oscar a mejor película extranjera este año.

Para desgracia del Presidente, la favorecida no fue “Homo Argentum”, sino “Belén”, de Dolores Fonzi, que narra la historia de un caso emblemático en las luchas de género desacreditadas por Milei y las Fuerzas del Cielo, clave en el proceso de legitimación y sanción de la despenalización y legalización del aborto. La trama se desarrolla en torno a la batalla legal y social desplegada para demostrar la inocencia de Julieta, una humilde joven tucumana que pasó tres años en la cárcel luego de ser condenada por infanticidio tras sufrir un aborto espontáneo.

La abogada Soledad Deza y su equipo se enfrentaron a la burocracia controlada por los sectores más retrógrados e influyentes de la sociedad tucumana y consiguieron la libertad y absolución de la joven encarcelada por la pérdida de un embarazo que ni siquiera sabía que tenía, cuya identidad deben disimular tras el nombre de “Belén” para tratar de evitar represalias sobre su familia. Basada en el libro «Somos Belén», de la periodista Ana Correa, la obra de Fonzi tuvo fuerte repercusión en el prestigioso San Sebastián, cuyos premios se entregarán mañana.

La película «Belén» fue seleccionada para competir en representación de la Argentina por el Oscar. La película «Belén» fue seleccionada para competir en representación de la Argentina por el Oscar.

Con una descripción impecable y profunda de dispositivos estatales complotados de modo kafkiano para perpetrar una injusticia y cebados sobre una muchacha carente de recursos económicos y simbólicos para hacer valer sus derechos, “Belén” es un alegato inapelable contra principios medulares de la ideología libertaria.

Milei ha llevado la denigración de lo que se denomina “ideología de género” a los foros internacionales, con intervenciones estrafalarias y brutales como la que hizo en su última presentación en Davos, donde trazó una relación de causa y efecto entre la homosexualidad y la pedofilia. También se propone derogar la figura legal del “femicidio” y la interrupción involuntaria del embarazo. La fundación “Faro”, presidida por Agustín Laje, opera como brazo intelectual de estas concepciones.

La ovación con pañuelos verdes dedicada a «Belén» en el Festival de San Sebastián es una imagen poderosa contra los ataques de un poder político de extrema derecha que no sólo busca revertir derechos ganados por mujeres y diversidades. Su carácter de símbolo de resistencia se agiganta al relacionarlo con lo que ocurrió en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas. La condena al genocidio que el gobierno de Benjamin Netanyahu está cometiendo en Gaza tramó todo el encuentro, que el francés Emmanuel Macron abrió reconociendo al Estado Palestino.

Tras recibir el rescate de Trump, Milei pronunció su discurso de alineamiento incondicional con los Estados Unidos e Israel en un salón prácticamente vacío… o vaciado. Qué lejos quedó el “fenómeno barrial” que fascinaba al mundo. Horas antes había hablado el brasileño Lula, a sala llena, con un discurso demoledor contra los intentos de intervención norteamericana en la política de su país y la despiadada masacre de Gaza. Milei busca neutralizar con el respaldo de Trump su aislamiento doméstico, pero también la justificación de los ataques a Palestina empieza a quedar aislada. Mantiene a la Argentina en minúsculo grupo de países que avala la política criminal de Netanyahu. Aislado en el país, aislado a nivel internacional. Sobre esa anemia impacta, en la batalla cultural, el fenómeno de “Belén”. El arte salva.

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