jueves, 25 de septiembre de 2025 16:00
El romance entre Soledad Pastorutti y Jeremías Audoglio comenzó en la adolescencia y terminó convirtiéndose en una historia de amor digna de película. Desde los pasillos de la escuela secundaria nocturna en Arequito, ambos iniciaron un camino en común que con los años se transformó en un sólido matrimonio, con proyectos compartidos y una familia que hoy es el centro de su vida.
Corría 1998 cuando la cantante decidió dar el primer paso: golpeó la ventana de la casa de su futuro suegra como señal para llamar la atención de Jeremías Audoglio. Esa travesura adolescente fue el puntapié de un vínculo que, con el tiempo, se volvió inseparable. Tras casi una década de relación, en 2007 decidieron formalizar su amor con una gran fiesta en Rosario que reunió a más de 800 invitados.
Mientras la carrera de Soledad Pastorutti crecía sin freno, Jeremías Audoglio tomó una decisión fundamental: dejar de lado su profesión de arquitecto para acompañar el desarrollo artístico de su esposa. La llegada de sus hijas, Antonia y Regina, terminó de sellar la idea de compartir no solo la vida personal, sino también el trabajo y las responsabilidades que implicaba el camino musical.
El rol de Jeremías fue clave en la construcción de un hogar equilibrado. Él se ocupó de que las niñas pudieran crecer en un entorno tranquilo, incluso en medio de las giras, acompañando a Soledad Pastorutti en cada paso. “Mi marido trabaja conmigo, me ayuda mucho con las nenas. Cuando nos vamos de gira, nos vamos los cuatro”, contó la artista en una entrevista, mostrando la dinámica familiar que lograron establecer.
Lejos de los escenarios, el esposo de la cantante también asumió la administración de los campos que la familia posee en Arequito. Aunque no tenía formación en el rubro, se encargó de gestionar esas tierras con compromiso y esfuerzo. Según él mismo explicó, se trata de estar siempre presente: ser el primero en llegar y el último en irse, garantizando que todo funcione como corresponde.
Ese esfuerzo compartido permitió que la vida de ambos esté marcada por la estabilidad y el bienestar económico. Los logros de Soledad Pastorutti, sumados al trabajo silencioso de Jeremías Audoglio, les permitieron construir una vida rodeada de comodidades sin perder de vista sus raíces en el pueblo que los vio crecer.
La combinación entre amor, trabajo y familia fue la fórmula que convirtió a esta pareja en un ejemplo de unión. No se trata únicamente de una artista consagrada y su esposo, sino de dos personas que supieron acompañarse en cada etapa, apostando siempre por el crecimiento mutuo.
Hoy, con más de 15 años de matrimonio, Soledad Pastorutti y Jeremías Audoglio continúan demostrando que su historia va más allá de la música o del éxito económico. Su millonaria vida es el reflejo de una decisión en común: caminar juntos, fortalecerse en equipo y sostener una familia unida, que es, al fin y al cabo, su mayor tesoro.