También el 20 de septiembre se conmemora a la Beata María Teresa de San José, nacida como Anna Maria Tauscher van den Bosch en Sandow, Alemania, en 1855. Fue la fundadora de las Hermanas Carmelitas del Divino Corazón de Jesús (también conocidas como Carmelitas de San José), dedicadas al cuidado de los niños pobres y huérfanos.
Anna Maria, proveniente de una familia luterana convertida al catolicismo, sintió desde joven una profunda llamada al servicio de Dios y del prójimo. Trabajó como enfermera y como maestra, siempre con un espíritu de caridad. Su gran amor por los niños y por el Carmelo la llevó a fundar una nueva congregación.
A pesar de la pobreza y las grandes dificultades iniciales, la Beata María Teresa de San José fundó su primera casa para niños en Berlín en 1891. La congregación creció rápidamente, estableciendo orfanatos, escuelas y residencias para trabajadores, siempre bajo el espíritu carmelitano de oración contemplativa y apostolado activo.
Su vida fue un testimonio de confianza en la Divina Providencia, humildad y una incansable dedicación a los más pequeños y necesitados. Extendió su obra por Alemania, Países Bajos, Estados Unidos e Italia. Falleció en 1938 y fue beatificada por el Papa Juan Pablo II en 2006. Su legado de caridad y educación perdura a través de su congregación.