domingo, 7 septiembre, 2025

Basada en un caso real

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3 estrellas

La mujer de la fila (Argentina, España/2025). Dirección: Benjamín Ávila. Elenco: Natalia Oreiro, Amparo Noguera, Alberto Ammann, Federico Heinrich, Marcela “Tigresa” Acuña y Lide Uranga. Guion: Benjamín Ávila y Marcelo Muller. Duración: 105 minutos. Apta para mayores de 13 años.

Inspirada (con algunas licencias artísticas) en hechos y personajes reales (imposible no emocionarse con las fotos de esas personas que aparecen justo antes de los créditos finales mientras Natalia Oreiro interpreta Canción de simples cosas, (de Armando Tejada Gómez y César Isella), La mujer de la fila es, en esencia, un intenso melodrama familiar sobre la épica de gente común en circunstancias extraordinarias (en el sentido estricto que escapan de lo ordinario). Y es en ese terreno, el corazón emocional de una película hecha con mucho corazón, donde logra los mejores resultados.

Andrea (Oreiro) es una mujer viuda de clase media con tres hijos, Gustavo (Federico Heinrich), Matías (Juan Pedro Rodríguez Isturiz) y Martina (Julieta Rodríguez Isturiz), que trabaja en una inmobiliaria y cuenta con el apoyo de su madre Alicia (Lide Uranga). Un día cualquiera, en medio de la rutina cotidiana de ocuparse de los chicos, se produce un violento allanamiento en la casa y se llevan detenido al mayor, Matías, de 18 años.

Impactada, atribulada, desesperada, concurre a tribunales con su abogado Emilio (Luis Campos), donde le comunican que “El Chetito” (tal su alias en el mundo de los atracos) fue conductor del automóvil con el que se concretó un violento robo a mano armada. De ahí a la cárcel, donde se desarrollará buena parte del relato. El título de la película hace referencia a la dinámica que desde entonces deberá respetar la protagonista para ingresar al penal los días de visita y encontrarse con Matías.

La película aborda con convicción y profundidad varios aspectos interesantes: la negación, la impotencia, los reproches, la culpa, la vergüenza frente al qué dirán desde el escarnio social, y la solidaridad y la empatía, el aprender a ayudar y dejarse ayudar en un contexto donde las diferencias culturales y económicas son evidentes, pero terminan disipándose (es muy linda la escena de la fiesta a la que la invita su nueva amiga La Veintidós, que interpreta la chilena Amparo Noguera, en la que se escucha La vida sigue igual, de Sandro), hasta examinar la posibilidad del perdón y la redención.

Es durante esas largas filas, durante las exhaustivas revisaciones de las que son objeto (víctimas), durante las reuniones de madres de presos que se auto-organizan (y en las que participan familiares reales de internos) cuando la película alcanza una verdad y una hondura que remiten, por ejemplo, a los mejores exponentes del cine de los hermanos Dardenne.

Pero, quizás para dotar a la película de una llegada más masiva y comercial, el director y coguionista Benjamín Ávila propone varias subtramas ligadas al romance (hay una relación con el Alejo de Alberto Ammann, un ladrón profesional que comparte prisión con Gustavo y que a su vez tiene una hija de 12 años a la que no ve desde que era una bebita), al policial (Andrea se convierte en una heroína en el submundo de la delincuencia al lidiar directamente con varios “pesados”) y al thriller judicial. Ninguna desentona, pero se abordan con mayor superficialidad y hasta algunos estereotipos y convencionalismos.

De todas maneras, más allá de esas derivas y licencias, La mujer de la fila nunca pierde el foco en el eje principal ni su fuerza narrativa y visual para, en definitiva, contar una historia de amor, lucha y perseverancia con recursos nobles y honestos.

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