sábado, 6 septiembre, 2025

Suplicaba en televisión por su familia desaparecida y lo que descubrió la Policía cambió toda su historia

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El lunes 13 de agosto de 2018 parecía ser una mañana más en Frederick, un pueblo de Colorado, en los Estados Unidos. Lo que ningún miembro de la comunidad podía imaginar en ese entonces era que se volverían noticia por la desaparición de una mujer embarazada y sus dos hijas de 3 y 4 años. Y, lo que ni siquiera podían llegar a dimensionar, era lo que les ocurrió. Un padre de familia quebrado ante las cámaras de televisión que pedía por su aparición, un barrio conmocionado, una sospecha aberrante y un final que nadie se explica.

Shanann Rzucek, de 34 años, era una madre dedicada que, a la vista de sus vecinos, tenía una familia perfecta. Con dos pequeñas hijas y un varón en camino, junto a su esposo Chris Watts, de 33, llevaban una vida aparentemente normal. Pero, puertas adentro, lo que ocurría distaba mucho de la visión que tenían a su alrededor.

La familia Watts vivía en Colorado, en los Estados Unidos (Foto: Facebook Shanann Watts)

Durante la madrugada de ese 13, la mujer volvió a su casa tras un viaje de trabajo en Phoenix, Arizona, a casi 1000 kilómetros de su hogar. Una amiga la dejó en la entrada, la despidió y quedaron en volver a contactarse por la mañana, ya que Shanann tenía una cita médica para seguir de cerca su embarazo de 15 semanas. En la cámara de seguridad del porche de la propiedad quedó registrado un video que la muestra con su valija en la puerta, segundos antes de entrar, sin saber que no volvería a salir de allí, al menos con vida.

La última imagen con vida de Shanann Watts

Horas más tarde, y tal como lo habían pactado, su amiga la llamó, pero nadie contestó el teléfono, algo que le pareció sumamente extraño. De inmediato se preocupó y accionó: se comunicó con Chris y con la Policía. Cuando los agentes llegaron a la casa familiar, observaron por las ventanas que estaba todo ordenado y en calma. La mujer que llamó los esperaba allí, muy angustiada. Les dijo que era extraño no poder contactar a Shanann y detalló que la notó mal durante el viaje de trabajo que habían compartido: “Estuvo angustiada todo el fin de semana”.

Sin una orden o sin nadie en peligro aparente, los oficiales no podían entrar a la casa, por lo que debieron esperar hasta que el padre de familia por fin llegó. Desorientado, Chris se bajó de su auto y los dejó ingresar para que revisen. Se lo notaba preocupado y nervioso al contestar cuándo fue la última vez que había visto a su esposa. Todo el procedimiento quedó registrado por las cámaras de la Policía. En la mesa de luz de la habitación del matrimonio hallaron la alianza de Shanann y, en la cocina, su celular apagado. Lo encendieron y empezaron a llegar una seguidilla de notificaciones: tenía las llamadas perdidas de su amiga y algunos mensajes de su marido preguntándole cómo estaba. Mientras recorría la planta alta de la casa, entró con un oficial a la habitación de sus hijas y advirtió que en las camas no estaban las mantas de las niñas. Aunque revisaron todo minuciosamente, no encontraron ninguna pista que les permitiera dar con ellas.

La casa de la familia Watts en Frederick, Colorado (Foto: Captura de pantalla)

Ante el alboroto que se armó en el barrio, el vecino de la casa de al lado de la familia Watts se acercó a la Policía porque quería ayudar y les ofreció mostrarles el video de su cámara de seguridad que daba a la calle. Allí comprobaron parte del relato de Chris: que se fue muy temprano a trabajar y que cargó algunas herramientas del garage antes de irse, pero no notaron movimientos de otras personas, es decir, madre e hijas no salieron de allí. Las horas pasaban, no había novedades y las peores sospechas crecían.

Que una madre y sus hijas pequeñas desaparezcan sin dejar rastro no era algo habitual, así que rápidamente se encendieron todas las alertas en la comunidad. ¿Alguien las secuestró? ¿La mujer huyó con ellas por algún motivo? Los interrogantes abundaban, pero no había certezas de nada. El martes 14 de agosto, veinticuatro horas después de aquel preocupante llamado, fueron declaradas oficialmente desaparecidas.

En medio de la incertidumbre y la desesperación, Chris no hacía más que clamar por su aparición. Rápidamente, la entrada de su casa se llenó de cámaras de televisión, dado que el inusual caso en un lugar tan tranquilo, acaparó toda la atención. Durante una entrevista para el canal Denver 7, se mostró devastado y suplicó: “Espero que Shanann esté en algún lugar seguro ahora y con las niñas. Si alguien las tiene y no están seguras, las quiero de vuelta”.

Chris Watts pedía por la aparición de su familia

Shanann había tenido un matrimonio anterior y atravesado un divorcio traumático, según su propio relato, el cual compartió años atrás en un video de Facebook, donde solía publicar material de su vida diaria. Tenía algunos problemas de salud y le habían diagnosticado lupus. En medio de esa situación, fue por la misma red social donde conoció a Chris. Una vez que se vieron en persona ella quedó fascinada. Comenzaron a salir y al poco tiempo se casaron. Le habían dicho que por su delicada salud no iba a poder tener hijos, por eso quedó asombrada cuando tres años después de la boda se enteró de que estaba embarazada. Bella, su primera hija, fue para ella un milagro. Dos años más tarde llegó Celeste. Cuando se mudaron a Colorado, el padre de familia consiguió empleo en una compañía petrolera. En 2018, la mujer se enteró de que estaba embarazada de un varón al que planeaba llamar Nico. La gran familia que siempre había soñado era ahora una realidad.

Chris y Shanann Watts se conocieron por Facebook y se casaron en 2010

Así como años atrás encontró en Facebook un lugar de consuelo donde podía hablar de sus emociones y sus problemas, ahora tenía un presente totalmente distinto y también lo quería compartir: videos en donde junto a su marido y sus pequeñas no dejaban de vivir momentos llenos de felicidad. O eso creía ella.

Chris Watts junto a sus hijas, Bella y Celeste

En uno de los tantos clips que publicó, Shanann filmó a sus hijas en el auto y allí se podía escuchar a Bella, la mayor, improvisar una canción dedicada a Chris:Mi papá es un héroe. Él me ayuda a crecer fuerte. También me ayuda a acurrucarme. Él me lee libros, me ata los zapatos. Eres un héroe de pies a cabeza. Papi, te amo».

Shanann Watts y sus hijas, Bella y Celeste (Foto: Facebook Shanann Watts)

Si bien Chris se mostraba ante su círculo más cercano como un marido cariñoso y un padre atento, ese 2018 tuvo un cambio de actitud que su esposa no tardó en percibir. Se mantenía distante y evitaba pasar tiempo con ella. Shanann comenzó a sospechar de que tenía una amante y se lo contó a una amiga. Más que una sospecha, era una realidad y eso era lo que la tenía tan angustiada durante su último viaje de trabajo. Lo que parecía ser un gran año para la familia por la próxima llegada del nuevo integrante se desmoronó de la noche a la mañana.

Chris Watts junto a su esposa y sus hijas (Foto: Facebook Shanann Watts)

Con la ayuda de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y de la Oficina de Investigaciones de Colorado (CBI), la Policía local comenzó una exhaustiva búsqueda para dar con el paradero de las mujeres. Según el relato de Chris, la última vez que vio a Shanann fue el lunes muy temprano, cuando se despidió para irse a trabajar. Aunque su testimonio sonaba verosímil en un primer momento, todo cambió cuando los agentes revisaron su teléfono y descubrieron que ocultaba algo: hallaron mensajes que comprobaban que tenía una relación paralela con otra mujer. Esto lo puso en la mira de los investigadores. Horas más tarde, le hicieron la prueba del polígrafo y no la pasó. Detenido y aislado mientras lo interrogaban, comenzó a flaquear. Al sentirse cercado, pidió ver a su padre y la Policía accedió. Estuvieron solos en la sala, pero siempre monitoreados por una cámara. Ante él, Chris se quebró y le relató que todo se desencadenó cuando le dijo a Shanann que quería divorciarse y ella, a modo de venganza, había asfixiado a las niñas, algo que él no soportó y por eso la atacó hasta matarla. Pero, para la Policía las piezas del rompecabezas que presentaba el padre de familia no encajaban.

El 16 de agosto Watts confesó que estranguló a su esposa, pero no asumió ante los agentes la responsabilidad de lo que les ocurrió a las pequeñas. El horror apenas comenzaba, porque lo que ese hombre que caminaba por las calles como un vecino más hizo con sus cuerpos fue escalofriante.

Chris Watts fue sometido a la prueba del polígrafo (Foto: Captura de video)

Con el correr de los días y según el relato de Chris Watts y la reconstrucción del caso, la madrugada en la que Shanann llegó del viaje, entró a su dormitorio y él la esperaba despierto. Le dijo que quería separarse y ella le habría dicho que si eso pasaba, no vería más a las niñas. Al escucharla decir esa frase, la atacó, asfixiándola hasta matarla. Con la intención de deshacerse del cuerpo, lo cubrió con una frazada y se disponía a subirlo a su auto cuando oyó la voz de su hija mayor, Bella, que se levantó en plena noche por los ruidos que oyó en la casa. Se asomó por la puerta de la habitación, caminó hacia su padre y, temblorosa, le preguntó “¿qué le pasa a mami?», según publicó el medio CBS News.

Watts no respondió y siguió con su plan: cargó el cuerpo de su esposa en el baúl de su auto y al volver a entrar a su casa, notó que su otra hija también estaba despierta. No lo dudó. Tomó las mantas de sus camas, las subió al vehículo, encendió el motor y aceleró. Sin entender lo que ocurría, las hermanas se durmieron abrazadas en la parte trasera mientras su padre conducía y su madre yacía muerta debajo de sus pies. Cuarenta y cinco minutos después, tras recorrer 64 kilómetros, llegaron a un lugar desolado pero bien conocido por él: allí trabajaba. Cavó una fosa y colocó la frazada con el cuerpo de su esposa. Agobiado y sin saber cómo seguir, decidió terminar con la vida de sus hijas y primero asfixió con una manta a Celeste ante la mirada horrorizada de Bella.

El lugar donde Chris Watts enterró a su esposa y ocultó el cadáver de sus hijas (Foto: Captura Netflix)

Según lo que contó tiempo después en una entrevista desde la cárcel, su hija mayor sabía el trágico destino que le esperaba y, aferrada a uno de sus juguetes que estaba en el auto, solo atinó a preguntarle: «¿Me pasará lo mismo que a Cece?“. Y eso fue lo que le ocurrió. Watts descartó los cuerpos de las niñas en un tanque de petróleo a pocos metros de donde estaba el auto. Así pasó de negar el paradero de su familia a admitir el brutal asesinato de su esposa e hijos. Tras la relevancia que cobró el caso y la conmoción que había en la sociedad, la gente se preguntaba cómo un hombre que parecía atento con todos pudo haber lastimado tan brutalmente a su familia. De ahí en más, y por donde vivía, la prensa lo apodó “El monstruo de Denver”.

Cinco días después de la desaparición y con la confesión de Watts en la mano, fue acusado formalmente de cinco cargos de asesinato en primer grado y recibió dos cargos más de asesinato en primer grado por cada hija, ya que eran menores de doce años. También fue acusado de interrupción ilegal del embarazo y se le sumaron tres cargos por manipulación de los cadáveres.

En la investigación, la Policía dio con una testigo que hizo que las piezas encajaran. Se trató de Nicole Kessinger, excompañera de trabajo de Chris y, también, su amante. La mujer relató ante las autoridades que hacía unos meses estaban en una relación y que él le había dicho que estaba separado de su esposa. Además, juró que no tenía idea de que iba a matar a su familia.

Nicole Kessinger, la amante de Chris Watts, declaró ante la Policía

El 6 de noviembre de 2018, Chris Watts se declaró culpable de todos los cargos y aceptó un acuerdo con la fiscalía para evitar la pena de muerte. El 19 de ese mes lo condenaron a cinco cadenas perpetuas, tres consecutivas y dos concurrentes, sin posibilidad de libertad condicional. Recibió cuarenta y ocho años adicionales por interrumpir el embarazo de Shanann y treinta y seis años más por manipulación de los cadáveres.

Si estaba tan descontento con su familia y quería empezar esta nueva relación, se hubiese divorciado. No tenía que eliminarlos a todos”, le Michael Rourke, fiscal del distrito, al acusado, en medio del juicio que además de tener en vilo al pueblo no tardó en mediatizarse.

Christopher Watts, conocido como «el monstruo de Denver», fue salvado de la pena de muerte por pedido de sus suegros AP

En el juicio, Frank y Sandra Rzucek, padres de Shanann, tuvieron la oportunidad de decirle a su exyerno el daño irreparable que les provocó. Con el acusado detrás suyo, el hombre leyó un texto ante los presentes en la sala: “La cárcel es demasiado buena para ti. Es duro decirlo, pero que Dios se apiade de tu alma. Me das asco. La vida nunca será igual sin mi hija”. Acto seguido, lo llamó “monstruo malvado”.

Por su parte, la mujer, agregó: “Te queríamos como a un hijo. Confiábamos en ti. Tu fiel esposa confiaba en ti. Tus hijas te adoraban y también confiaban en ti. Tu hija Bella Marie cantó una canción con orgullo. No sé si la viste, pero decía ‘papá, eres mi héroe’. No tengo ni idea de quién te dio el derecho de quitarles la vida”.

El exsuegro de Chris Watts habló durante el juicio (Foto: Captura de video)

El mismo día de la condena, también habló ante el tribunal Cindi Watts, la madre de Chris, que se mostró desolada. Miró a su hijo a los ojos y, entre lágrimas, le dijo que lo perdonaba, aunque aseguró: “Nuestras familias quedaron irremediablemente destrozadas por las muertes innecesarias de Shanann, Bella, Cece y Nico. Esto es algo que nunca superaremos”. Cuando se supo que pasaría tras las rejas hasta el último día de su vida, le dieron al condenado una última oportunidad de tomar la palabra para decir lo que quisiera. Optó por el silencio.

Pero, una vez que estuvo encerrado quiso comenzar a hablar. El 18 de febrero de 2019, seis meses después de los crímenes, recibió en prisión a las autoridades y les reveló algunos detalles más del espeluznante crimen. Además, allí relató que su esposa no se defendió de la agresión: “Cada vez que lo pienso, me pregunto ‘¿sabía Shanann que iba a hacer eso antes de abalanzarme sobre ella? Sentía que ya tenía algo en la cabeza que me decía que lo haría y cuando me desperté esa mañana, iba a suceder y no tenía control sobre ello”.

El 3 de diciembre de ese año fue llevado a la Institución Correccional Dodge en Waupun, Wisconsin. “Fue trasladado fuera de Colorado por motivos de seguridad, dado que es un delincuente de alto perfil”, declaró en ese entonces Mark Fairbairn, portavoz del Departamento de Correccionales de Colorado, según informó en ese entonces la CNN.

Watts, que en la actualidad tiene 40 años, se volcó a la religión. Desde su encierro, además de pasar el día con la biblia bajo el brazo, se envía correspondencia con varias mujeres, según reveló el Daily Mail. De hecho, en una de las misivas contó que su examante era la verdadera culpable de los asesinatos. “Siempre asumí toda la responsabilidad por lo que hice, incluso aunque fui engañado por una mujer malvada. Dejaré que Dios haga justicia con ella. Fui débil y dejé que nublara mi moral y mi juicio”. Una fuente relacionada al caso le expresó a People: “Hay muchas mujeres que piensan que Chris es guapo e incomprendido. Le envían muchas cartas, así que alimenta su ego de esa manera, porque no es nada popular en prisión. Está en custodia protectora y su única vía de escape son esas cartas”.

Chris Watts en la prisión tras ser condenado (Foto: Captura de video)

En 2019, la misma revista publicó un artículo en el que mencionaba un detalle de sus días en prisión que generó una ola de indignación. En su celda, tenía imágenes de Shanann, Bella y Celeste. Cuando esto salió a la luz, se inició una petición online que obtuvo más de 20 mil firmas donde se exigía que se las quiten. “Como contribuyentes y ciudadanos, nos indigna que a Chris Watts se le haya permitido tener una fotografía de las víctimas por las que fue condenado. Permitir que un asesino conserve un trofeo de sus víctimas contraviene el propósito y la misión del Departamento de Correccionales de Wisconsin, que prioriza la seguridad pública y la defensa de las víctimas”, indicaron en la petición. Pero, nada pudieron hacer, puesto que el Departamento Correccional respondió que no tenía “base legal” para quitárselas. “A los reclusos se les permite poseer ciertos artículos de propiedad identificados, incluidas fotografías”, sostuvieron en un comunicado.

En septiembre de ese mismo año, la autora Cheryln Cadle abordó el caso del padre homicida luego de enviarle cartas a prisión con la idea de contar su historia. Aunque le resultó inesperado, recibió una respuesta afirmativa. Fue así como escribió el libro Letters from Christopher: The Tragic Confessions of the Watts Family Murders (Cartas de Christopher: Las trágicas confesiones de los asesinatos de la familia Watts). “Dejame decirte que el crimen fue horrible, así que no te escribo para decirte lo maravilloso que sos ni para decirte que quiero ser tu amiga por correspondencia”, le manifestó la mujer en una misiva para dejar en clara su intención, según publicó Daily Mail. La escritora hizo algunas revelaciones que tomaron por sorpresa a más de uno, dado que consiguió información que ni siquiera la Policía tenía. En una de las cartas que Watts le envió, habló de lo que pasó por su cabeza antes de los crímenes: “El 12 de agosto, cuando terminé de acostar a las niñas, me alejé y dije ‘esta es la última vez que voy a arropar a mis bebés. ¡Sabía lo que iba a pasar el día anterior y no hice nada para detenerlo!“.

El libro que cuenta detalles desconocidos de los crímenes que cometió Chris Watts en 2018

En el contenido de las cartas, además, reveló que el 13, el día de los asesinatos primero fue al dormitorio de sus hijas y usó una almohada para asfixiarlas, luego regresó a su cuarto y comenzó una discusión con su esposa. Al parecer, las niñas no fallecieron en ese momento. “Tras la muerte de Shanann, Bella y Cece despertaron. No sé cómo, pero lo hicieron. Bella tenía los ojos amoratados y ambas parecían haber sufrido un trauma”.

Asimismo, contó que de las tres, su hija mayor fue la única que se resistió: “Escucharé su suave vocecita el resto de mi vida, diciendo ‘¡papá, no!’. Sabía lo que le hacía. Puede que no comprendiera la muerte, pero sabía que la estaba matando“.

En 2020, la historia de la familia Watts fue presentada en un documental de Netflix titulado American Murder–The Family Next Door (La familia de al lado), el cual aún está disponible en la plataforma. Allí se reconstruye con imágenes de archivo, cámaras de la Policía y testimonios el brutal crimen que conmovió no solo a una comunidad sino a un país entero.

La historia del caso Watts, el homicida del documental de Netflix

La producción expuso el lado más perverso de este hombre de apariencia normal que podría ser el vecino de cualquiera y que dejó de ser el “héroe” de su familia y se convirtió en el villano de la historia.

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