La conmemoración del 21 de agosto también nos recuerda a Santa Ciriaca, una noble romana del siglo III cuya vida es un testimonio de caridad y valentía. Ciriaca era una matrona romana que se dedicó a ayudar a los cristianos perseguidos, dándoles refugio en su casa y ayudando a los mártires a escapar. La tradición narra que San Lorenzo, el diácono, fue uno de los que se refugió en su casa y que, tras su martirio, Ciriaca se encargó de sepultarlo.
Caridad y Valentía en la Persecución
Durante la persecución del emperador Valeriano, Ciriaca fue arrestada y sometida a torturas para que renunciara a su fe. Se negó a apostatar y fue decapitada. Su martirio es un ejemplo de la fuerza que la fe puede dar en la adversidad y de la importancia de la caridad hacia los demás. Su figura es un recordatorio de que la fe se demuestra en el amor a los demás, incluso a costa de la propia vida.
El Legado de la Compasión
Santa Ciriaca es la patrona de los cristianos perseguidos. Su memoria es un faro de esperanza para los que sufren persecución por su fe y un recordatorio de que el amor a Cristo puede triunfar sobre el odio. Su festividad es un día para recordar el valor de la compasión y la solidaridad en tiempos de dificultad.
Oración
Oh, Dios, que en Santa Ciriaca nos has dado un ejemplo de caridad y de fortaleza, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo su ejemplo, seamos capaces de ayudar a los que sufren y de defender la fe. Amén.
Este artículo forma parte de nuestro especial ‘Fe y Devoción en Agosto’. Descubri la guía completa del santoral del mes haciendo clic aquí.