miércoles, 20 agosto, 2025

Crimen de Pachado: testigos y pericias psicológicas complicarían al clan Barros

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Seis testigos se presentaron ayer en la sala de debates de la Oficina de Gestión de Audiencias (OGA) del Poder Judicial para declarar en el marco del juicio por jurados por el crimen de Marcelino Pachado. Uno de los testimonios complicó a Cristian Marcelo Barros y a sus hijos Nelson, Cristian y Marcelo. Los Barros junto con Gustavo Varela comparten el banquillo de los acusados para responder por el presunto delito de “homicidio agravado por alevosía”. La jornada fue extensa y finalizó alrededor de las 17.30. Para hoy se tiene prevista la última ronda de testigos.

Entre los testigos se presentaron profesionales que elaboraron las pericias psicológicas a los imputados. De acuerdo con información a la que pudo acceder El Ancasti, el informe no habría favorecido a Barros padre y a uno de sus hijos. Según se detalló, padre e hijo tienen una personalidad fría, sin empatía y sin registro del otro. A la vez, se remarcó que Barros padre tendría una figura patriarcal, con autoridad incuestionable.

Otro testigo comprometió aún más al clan Barros. Habría visto cuando golpeaban a Pachado y que la víctima estaba muy alcoholizada. También habría visto cuando subían a Pachado al auto (para luego abandonarlo a la orilla del Río de Valle).

De acuerdo con este testimonio, Pachado habría visitado la casa de los Barros en dos ocasiones y que siempre estaba borracho. A la vez, habría dejado en claro que Varela –el quinto imputado- no habría participado de la golpiza. Otros testigos también aseguraron que vieron cargar el cuerpo de Pachado y que luego los Barros destruyeron ese vehículo. Finalmente, la audiencia pasó a un cuarto intermedio. El juicio popular se reanuda hoy con los últimos testigos.

Expediente

El 7 de febrero de 2017, Marcelino Pachado sufrió un ataque salvaje que incluyó golpes de puño y también con un palo de madera y un hierro. Le pegaron hasta dejarlo inconsciente. La agresión brutal ocurrió en la vivienda de los Barros, ubicada en el barrio Montecristo, en la zona sur de la ciudad Capital. Sucedió cuando Pachado estaba dormido. Tras la paliza, lo envolvieron con sábanas y lo trasladaron en el baúl de un auto hasta la vera del Río del Valle, el lugar en donde fue hallado.

“Lo golpearon sin piedad, con patadas y golpes de puño, con pedazo de hierro y una madera. Más de 30 golpes impactaron en la cabeza, rostro, tórax y abdomen de Marcelino Pachado. Las lesiones dañaron seriamente su salud y su vida. Tuvo un lamentable final. La golpiza fue brutal y además le pegaron con elementos capaces de dañar a una persona. Lo golpearon aprovechándose de que Marcelino estaba ebrio, sin poder reaccionar, sin poder defenderse, sin poder hablar ni pedir ayuda. Lo golpearon hasta dejarlo completamente inconsciente. Uno de ellos lo ahorcó. Lo dieron por muerto. Lo envolvieron en una sábana, lo llevaron en un automóvil y lo trasladaron a la vera del Río del Valle. Lo dejaron tirado y lo dieron por muerto. Lo trataron sin ningún tipo de compasión. Él ya no podía pedir ayuda”, precisó la fiscal del caso, Paola González Pinto, en el alegato de apertura.

También recordó que la víctima fue encontrada y trasladada al Hospital San Juan Bautista. En este centro de salud pudo recibir asistencia médica y por sus heridas debió ser internado en la Unidad de Terapia Intensiva. No obstante, Pachado falleció días después.

Barros, sus tres hijos y Varela deben responder por presunto “homicidio agravado por alevosía”. Este delito prevé la pena única de prisión perpetua, el máximo castigo estipulado en el Código Penal Argentino. Un jurado popular dará un veredicto unánime.

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