El fenómeno de En el barro se volvió una de las sorpresas más fuertes de Netflix en lo que va del año. Este spin-off de El Marginal se encuentra ambientado en una cárcel de mujeres generó un efecto inmediato: maratones de capítulos, comentarios en redes y la pregunta que muchos se hacen después de ver completa esta primera temporada: ¿y ahora qué miro?
La buena noticia es que dentro del propio catálogo de Netflix hay producciones argentinas que mantienen la misma crudeza, tensión y cercanía con la realidad que atrapó al público. Tres series que, por distintos motivos, dejaron su marca y hoy resurgen como opciones ideales para quienes se quedaron con ganas de seguir en esa atmósfera cargada de violencia, corrupción y vínculos al límite.
La primera es Puerta 7, con la participación de Dolores Fonzi, Esteban Lamothe, Carlos Belloso, Juan Gil Navarro, entre otros. Una serie que se mete de lleno en el universo de las barras bravas y el poder que ejercen detrás de un club de fútbol. La trama pone sobre la mesa cómo la violencia, la política y el negocio ilegal se entrelazan en un mundo donde nada es lo que parece.
Diana, el personaje que interpreta Fonzi, intenta limpiar una institución deportiva corroída por la corrupción, mientras alrededor se cruzan facciones, intereses económicos y una lucha de poder constante. Es una radiografía áspera de un tema que atraviesa de lleno a la sociedad argentina.
Y si hablamos de referentes inmediatos de En el barro, por supuesto que hay que mencionar a El Marginal, la serie que cambió el modo de narrar ficciones en el país. El punto de partida fue Miguel Palacios (Juan Minujín), un expolicía que adopta la identidad de Pastor Peña para ingresar a la cárcel de San Onofre e investigar el secuestro de la hija de un juez.
Allí, entre amenazas de los hermanos Borges (Nicolás Furtado y Claudio Rissi), la manipulación del director Antín (Gerardo Romano) y un contexto carcelario al límite, la historia va tejiendo un universo brutal donde cada personaje esconde algo. Una producción que trascendió fronteras y consolidó un estilo propio.
El tercer título que no puede quedar afuera es Okupas, la serie que marcó a toda una generación y que con su reestreno en Netflix volvió a encontrar un público nuevo. La historia sigue a Ricardo (Rodrigo de la Serna) y a sus amigos El Pollo, Walter y El Chiqui, en un recorrido por la crudeza de la vida urbana, las drogas, la violencia y el desencanto social de principios de los 2000.
Más allá de la trama, lo que impacta es el retrato descarnado de una época y de los vínculos de amistad que intentan sostenerse aún en medio de la adversidad.
Con estas tres producciones, Netflix no solo amplía el universo que abrió En el barro, sino que invita a un viaje por distintas caras de la marginalidad, la corrupción y la lucha por sobrevivir. Historias que, de una u otra forma, dialogan entre sí y muestran por qué las ficciones argentinas tienen cada vez más peso en la plataforma.