Estados Unidos avanza con su política proteccionista y genera revuelo en el comercio internacional. Uno de los consultores más reconocidos del mercado brasileño propone una hoja de ruta para el bloque regional.
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Temor por el efecto contagio en Argentina de los aranceles de EEUU a Brasil.
Ambito
Estados Unidos avanza con su política proteccionista y castiga particularmente a Brasil, la economía más grande del Mercosur. Las consecuencias sobre el país vecino se sentirán en todo el bloque y advierten por la presión que ejercerán sobre las monedas locales. En diálogo con Ámbito, uno de los consultores más seguidos por el mercado brasileño sugirió medidas para enfrentar el nuevo escenario: negociar excepciones puntuales, coordinar respuestas regionales para evitar la competencia desleal, fortalecer mercados alternativos y activar los mecanismos de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
A pesar de que Estados Unidos exporta más a Brasil de lo que importa, Donald Trump intenta arrinconar a Lula da Silva y puso en vigencia aranceles del 50% a productos relevantes en la canasta del país vecino como la carne y el café. En este caso, la Casa Blanca se escuda en cuestiones políticas, como las causas que pesan sobre el expresidente Jair Bolsonaro y no en los asuntos comerciales.
En las redes sociales, los usuarios más vinculados a la defensa de las políticas del gobierno de Javier Milei destacaron la diferencia en el trato dispensado por Trump y celebraron que Argentina recibió aranceles generalizados del 10%. «En política vale todo, pero cuando de números fríos se trata hay que señalar que cualquier revés que sufra Brasil, tendrá impacto en la economía local«, explicó un economista con mucha experiencia en el sector industrial.
Brasil es el principal socio comercial de Argentina y existen episodios históricos que dan cuenta de la posibilidad de un efecto contagio. El más reciente, la devaluación del real de 2024 que profundizó la pérdida de competitividad del sector externo y pegó de lleno en la balanza de pagos: más de 2 millones de argentinos vacacionaron en el país vecino en los primeros dos meses de 2025 por encontrar mejores precios allí. Dólares que se fueron de las reservas y pusieron más presión sobre el tipo de cambio.
Efectos en el comercio
Para el exsecretario de Comercio de Brasil, Welber Barral, “el problema no se limita a la pérdida de competitividad por el mayor precio final. Muchas firmas ya enviaron cargas que ahora enfrentan cancelaciones o renegociaciones forzadas”. Según el consultor, esto afecta el flujo de caja y obliga a medidas inmediatas, como postergación de pagos fiscales o la búsqueda de líneas de crédito puente.
En Brasil, el gobierno federal evalúa incluso la compra pública de bienes perecederos para absorber parte de la producción desplazada. “No todos los rubros sufren igual. El café arábico brasileño, por su calidad y volumen, es difícilmente sustituible a corto plazo. La celulosa, en la que Brasil es líder global y que Argentina también produce en volúmenes significativos, mantiene ventajas técnicas que pesan mucho”, explicó Barral.
Sobre este punto detalló que “un tipo de cambio que atenúe la apreciación relativa frente al dólar puede amortiguar parcialmente el golpe”. El especialista en la materia, sostuvo también que la coyuntura puede generar oportunidades por el efecto “desvío de comercio»: si un país pierde acceso preferencial, otro puede ocupar ese espacio.
Medidas paliativas
Para Welber Barral, la tentación de aplicar represalias simétricas debe ser contenida porque podría dañar cadenas productivas locales que dependen de esos insumos. Con orientaciones políticas bien distintas Javier Milei y Lula parecieran tomar ese consejo. Argentina negocia un acuerdo de preferencias y Brasil recurre a la OMC.
Si bien para el Mercosur, la exposición es asimétrica porque Brasil destina cerca del 11% de sus exportaciones totales a Estados Unidos y Argentina menos del 7%, el consultor que estará en el país la semana próxima, propuso cuatro ejes para una posición conjunta: negociar excepciones puntuales para bienes sin sustitutos inmediatos en Estados Unidos, coordinar respuestas regionales para evitar la competencia desleal, fortalecer mercados alternativos que reduzcan la dependencia del estadounidense y activar los mecanismos de la OMC.
“La política arancelaria de Trump no parece un episodio pasajero, sino parte de un cambio estructural en el comercio internacional, esto implica que las empresas del Mercosur deben incorporar en su planificación la volatilidad regulatoria y la posibilidad de nuevas rondas de aumentos o restricción”, concluyó consultado por este medio.