martes, 12 agosto, 2025

A tiro de birome

Noticias Relacionadas

La implementación de la Boleta Única Papel (BUP) para la categoría diputados nacionales obliga a las fuerzas que se medirán en octubre exigencias mayores a las habituales para la definición de sus candidatos.

Desacoplado de la sábana tradicional, el voto nacional pierde la tracción de los candidatos provinciales y municipales. Es un mano a mano entre los postulantes al Congreso, de modo que el perfil de los contendientes cobra importancia central.

El problema es más complejo para el oficialismo, que al no poder jugar ninguna de sus tres figuras más consistentes y conocidas –Raúl Jalil, Gustavo Saadi o Lucía Corpacci- tiene que encontrar dos candidatos atractivos para el electorado ajeno al peronismo y solventes para defender la gestión de Gobierno.

Es decir: los candidatos a la Cámara de Diputados de la Nación tienen que conjugar la identificación con el oficialismo con el potencial para insertarse en sectores independientes que podrían tener un papel determinante en el resultado de la elección.

En 2023, el voto en blanco se ubicó segundo en el escrutinio y el ausentismo rondó el 30%. Medio padrón afuera para tratar de capturar votos, frente a una oposición entonada por la inercia del sello de La Libertad Avanza, único que mide por sí solo, y el lanzamiento del frente de los gobernadores “Provincias Unidas”, del que se colgó el radicalismo.

La de octubre es la primera elección del sistema reconfigurado por la traumática irrupción de Javier Milei.

Las maniobras tendientes a ganar competitividad adaptándose al fenómeno son ostensibles en el arco opositor. Diáspora y purgas en un radicalismo en crisis, escisiones en el bando libertario, propuestas autónomas… La dispersión es evidente en la coyuntura, pero al mismo tiempo indica un intenso dinamismo producto del reordenamiento por la implosión de lo que fue Juntos por el Cambio.

Tal proceso no tiene correlato visible, al menos hasta ahora, en la alianza gubernamental. Por el contrario, para enfrentar a la transformada oposición el peronismo catamarqueño adoptó el nombre “Fuerza Patria”, impuesto por el degradado kirchnerismo bonaerense.

Los 14 años que lleva en el poder provincial le permitieron al Gobierno acumular un capital político importante en base a la gestión, pero tal activo tiene como reverso el desgaste lógico de ejercicio tan prolongado.

Los resultados de la aplastante victoria de 2023, en la que Jalil y Saadi obtuvieron sus reelecciones, resumieron en gran medida esta situación: 30 inapelables puntos de diferencia respecto de la oposición, pero una enorme porción del electorado indiferente o votando en contra de todas las alternativas en disputa. Milei aceleró las cosas, pero el mensaje ya estaba enviado.

La lista de diputados nacionales, corta, marcará la capacidad y voluntad política del oficialismo para cambiar conforme a las demandas sociales de la nueva etapa.

El margen para los caprichos en esa categoría se restringió aún más drásticamente: al votante le bastará una tilde para premiar o condenar en el cuarto oscuro, el voto no puede militarse con el mecanismo clásico de repartirlo, no hace falta ni siquiera el corte de boleta.

Premio o castigo: los candidatos nacionales serán una herramienta sencilla para expresar una de esas dos opciones, a tiro de birome. El elector decidirá de acuerdo con los perfiles ofrecidos por el Gobierno. Serán los más expuestos del litigio.

Es tan sencillo para quien sufraga como desafiante para el oficialismo, obligado a reinventarse y evitar caer en figuras que puedan interpretarse como una provocación. n

Últimas Publicaciones