martes, 29 de julio de 2025 12:00
Lo que prometía ser una noche de fiesta y reconocimiento para la radiofonía argentina, se tornó en un episodio de malestar para Julieta Prandi en la entrega del Martín Fierro de Radio. La conductora de La 100, que estaba nominada en el rubro labor conducción femenina FM por su trabajo, no solo se quedó sin el premio, sino que además tuvo que enfrentar una situación muy incómoda desde su llegada.
Prandi, que asistió a la gala de la mano de su novio, el cantante Emanuel Ortega, llegó tarde al Espacio Darwin de Palermo y se llevó una gran sorpresa al ingresar al salón. Su lugar asignado en la mesa junto a colegas de su emisora musical estaba completamente ocupado.
Susana Roccasalvo, Bebe Sanzo, Costa y otras personas de La 100 brindaban en la mesa, mientras Julieta, incómoda, se quedó parada a un costado, sin silla para ella ni para su pareja. Con «cara de pocos amigos», Prandi no dudó en “poner el grito en el cielo” y hablar directamente con la organización para resolver el problema.
Mientras tanto, Emanuel Ortega miraba hacia abajo, visiblemente incómodo por el mal momento que estaban viviendo. Tras unos diez minutos parados mientras la entrega de premios avanzaba, un productor de América intervino.
Finalmente, dos miembros de APTRA tuvieron el gesto de ceder sus sillas para Prandi y Ortega. Sin embargo, la pareja fue reasignada a otra mesa mucho más alejada del escenario, lo que generó un «clima bastante cortado» entre ellos y sus pares, dada la extraña y confusa situación vivida.
La noche de Julieta no mejoró: cuando se anunció el rubro en el que estaba nominada, perdió el premio en manos de Martina Soto Pose. Este desenlace precipitó la decisión de la pareja.
Tras el anuncio, Prandi le hizo un gesto a Emanuel, ambos saludaron de lejos a sus compañeros de mesa y se retiraron “silbando bajito y con cara de pocos amigos”. El incómodo momento quedó registrado y fue ampliamente comentado.
Lo que debería haber sido una celebración para Julieta Prandi y Emanuel Ortega se convirtió en una experiencia desafortunada, marcada por la falta de organización y el malestar, eclipsando por completo el espíritu festivo del evento.