domingo, 27 julio, 2025

Diagnóstico del trastorno de pánico

Noticias Relacionadas

domingo, 27 de julio de 2025 00:42

El diagnóstico del trastorno de pánico se realiza generalmente mediante una evaluación clínica detallada llevada a cabo por un psicólogo o psiquiatra. Debido a que los ataques de pánico pueden imitar otras condiciones médicas, como problemas cardíacos o respiratorios, es importante descartar primero cualquier problema físico antes de confirmar el diagnóstico.

El proceso incluye:

Historial médico y psicológico: El profesional de salud mental revisará el historial del paciente para identificar patrones de ataques de pánico, factores desencadenantes y otros problemas de salud que puedan estar presentes.

Exclusión de otras condiciones: Se descartan otras condiciones físicas como ataques cardíacos, problemas respiratorios o endocrinos, que podrían estar causando los síntomas.

Evaluación de la frecuencia e impacto: El diagnóstico se basa en la frecuencia de los ataques, la intensidad de los síntomas y cómo interfieren con la vida diaria de la persona.

Entrevista clínica: Durante la evaluación, se observa el comportamiento y la actitud del paciente, prestando atención a los pensamientos y creencias relacionados con el pánico.

El diagnóstico temprano es importante para evitar que los ataques de pánico empeoren o deriven en otros trastornos, como la agorafobia o la depresión. Un diagnóstico adecuado también permite comenzar el tratamiento adecuado, ya sea mediante terapia, medicación o una combinación de ambos.

Causas del trastorno de pánico

El trastorno de pánico puede tener múltiples causas, que incluyen tanto factores biológicos como psicológicos. Aunque no siempre es posible identificar una causa única, las siguientes son algunas de las más comunes:

Factores genéticos: El trastorno de pánico tiende a presentarse en familias, lo que sugiere que la genética juega un papel en su desarrollo. Sin embargo, esto no significa que sea puramente hereditario. Los comportamientos ansiosos también pueden ser aprendidos en el entorno familiar, replicando patrones de respuesta al estrés que se observan en casa.

Estrés extremo: Eventos traumáticos o altamente estresantes, como la muerte de un ser querido, un divorcio o la pérdida del empleo, pueden desencadenar un ataque de pánico inicial y llevar al desarrollo del trastorno.

Cambios importantes en la vida: Situaciones de transición, como casarse, tener un hijo o cambiar de trabajo, pueden aumentar el riesgo de sufrir ataques de pánico, especialmente si hay una predisposición a la ansiedad.

Factores psicológicos: Las personas con una mayor tendencia a preocuparse o a sentir ansiedad frente a situaciones de incertidumbre son más propensas a desarrollar el trastorno.

Sustancias: El abuso de sustancias como la cafeína, el alcohol, y otras drogas puede aumentar el riesgo de sufrir ataques de pánico o agravar el trastorno.

Aunque las causas exactas del trastorno de pánico no siempre son claras, una combinación de genética, estrés y factores psicológicos parecen desempeñar un papel importante.

De acuerdo con el enfoque sistémico, la causa de los ataques de pánico está relacionada con una serie de intentos reiterados e inadecuados de manejar la realidad, en especial el miedo y la ansiedad. Las personas construyen gradualmente una “prisión fóbica” basada en la incapacidad para controlar el entorno y sus propias reacciones emocionales.

Lo que trabaja este enfoque es:

Evitación: Las personas comienzan a evitar situaciones o lugares que les generan miedo. Aunque al principio esto parece reducir la ansiedad, en realidad agrava el problema, incrementando las evitaciones hasta que la persona queda atrapada en un círculo vicioso que limita cada vez más su vida.

Solicitud de ayuda: Al buscar constantemente el apoyo de otros, la persona se convence de que no puede enfrentar el miedo sola. Aunque al principio esto puede reconfortar, a largo plazo refuerza la creencia de incapacidad personal, agravando la ansiedad y la dependencia emocional.

El enfoque sistémico se centra en romper el ciclo de evitaciones y dependencias.

Al desbloquear estas conductas, las personas pueden empezar a exponerse nuevamente a las situaciones que antes evitaban, recuperando la confianza en sí mismas.

Últimas Publicaciones