¿Pastelitos? ¿Churros? ¿Chocolate caliente? ¿Locro patrio? ¿Empanadas fritas? El miércoles 9 de julio, es decir hace menos de dos semanas, ninguno de esos «alimentos» fue suficiente para entibiar el corazón de Pampita. Ni para endulzarlo por lo menos un poquito. Ese tarde, mientras la ciudadanía descansaba conmemorando un día de la Independencia más, ella también «quedaba en libertad» pero no de la forma que hubiera querido ni por voluntad propia.
Aquel feriado, mientras la Argentina observaba impávida que el presidente Milei no iba a Tucumán «porque en la jornada anterior había niebla» pero sí viajaba y se hacía presente en la Casita Histórica la vice Victoria Villarruel, Pampita recibía un llamado que le clavaría una daga en el medio del alma. Del otro lado del teléfono estaba Martín Pepa, el hombre que le devolvió la sonrisa después de que comprobara, casi una por una, todas las sospechas que tenía de que Roberto García Moritán, su último marido, le había sido infiel unas cuantas veces.
Pepa no se comunicó con ella para hablarle de la decisión de los próceres de aquella jornada de 1816 de deshacerse para siempre y definitivamente del yugo español, ni de la significancia que tiene en la historia Argentina una fecha tan importante ni de que la gente toma el feriado más para tener un día libre que para recordar y reflexionar lo que fue ese momento. Nada de eso. Palabras más, palabras menos, le dijo «hasta acá llegó mi amor».
La precisión y la contundencia de la fecha quedaron en evidencia a partir de un posteo que publicó en sus redes sociales el periodista y conductor Angel de Brito. Después de que la primicia de la separación la dieran en el programa de canal 13 Mañanas Argentinas -sí, el que comanda María Belén Ludueña- el hombre fuerte de LAM escribió «Pampita se separó el 9 de julio». Justo ese miércoles por la tarde.
POR QUE MARTIN PEPA DEJO A PAMPITA
En el ciclo mañanero del 13, precisamente, contaron que fue Pepa quien tomó la decisión y que en virtud de esa circunstancia «dicen que ya está haciendo vida de soltero». Además, manifestaron que «Pampita lo quiso convencer de que la relación siguiera, que estaban para más, incluso ella quería que hubiera más encuentros y más largos, pero él no quiso saber nada».
Todos los cañones apuntan a «la distancia» como la gran culpable de erosionar a la pareja. Incluso, ya han aparecido voces que dicen «él es un muchacho joven y quiere tener más «actividad», digamos, y con ella se veía una vez cada tanto. No encontraba lo que necesitaba». Pepa está afincado en Nueva York ya que allí juega al polo contratado por un magnate que es dueño de un equipo.