Al presente, se accede al viejo ingenio desde la ciudad de Andalgalá por la ruta provincial N° 47, recorriendo aproximadamente 17.7 kilómetros. Luego de cruzar el río de Choya, y a unos 50 metros, se toma un desvío hacia el oeste de 3 kilómetros, por un camino angosto y de estado regular, más apropiado para vehículos todo terreno.
Reordenamiento Hereditario y venta
Desde 1892 ya no operaba de manera regular Pilciao, aunque ocasionalmente alquilaba sus hornos a emprendedores independientes. Según un escrito del ingeniero Hoskold que, en 1901, se fundieron allí 30 toneladas de cobre mineral extraído de las minas Irene, Ilse, Montenegro y Sofía. Estas operaciones se mantuvieron activas hasta que se construyó los nuevos hornos en el ingenio El Totoral, ubicado en el distrito el Potrero. En cuanto al ingenio La Constancia, dejó de funcionar a los meses del fallecimiento de Máximo Carranza (hijo de don Esteban), ocurrido en Buenos Aires el 8 de mayo de 1900, a causa de una infección bucodental. Máximo era el único heredero de don Esteban Carranza que se encontraba al frente de la empresa familiar, ya que sus hermanos residían en la capital nacional y estaban dedicados cada uno a sus propias actividades.
La muerte de los titulares de las empresas llevó que sus hijos iniciaran de a poco el ordenamiento y regularización de sus heredades, el cual se desarrolló entre los años 1897 y 1902. Lógicamente los trámites se agilizaron cuando algunos empresarios europeos comenzaron a tener cierto interés. Esto generó que mientras se estaban realizando las primeras tratativas Samuel Alejandro Lafone conociendo parcialmente que pretendían los interesados, se dio cuenta de que debía obtener las tierras fiscales ubicadas entre Choya y la Merced de Caspítacana. Este inconveniente fue superado en marzo de 1902, cuando el gobernador Guillermo Correa accedió a cederle las tierras fiscales a Lafone. Para consolidar el proyecto y facilitar su venta, la familia Carranza y Lafone en 1901 fundaron en Londres la empresa The Carranza Lafone Copper Mining and Smelting Corporation Ltd. Con ello, el paquete empresarial quedaba debidamente organizado y resultaba mucho más atractivo a los inversores europeos.
Así fue como, el 20 de julio de 1902, una sociedad inglesa denominada Capillitas Copper Company adquirió la totalidad del paquete territorial 39 posiciones mineras en Capillitas más los ingenios del valle andalgalense. Sin embargo, el desafío logístico era evidente: la distancia entre las minas de Capillitas y los hornos de fundición en Pilciao era de aproximadamente 88 kilómetros. Transportar el mineral en mulas representaba un costo muy elevado. La solución planteada fue la construcción de un tranway (teleférico). El periódico La Ley, en su edición N° 652 del 2 de diciembre de 1902, recoge las declaraciones del gerente de la empresa, Archivaldo Stank, quien señala lo siguiente:
“Me decía el mayordomo de las minas que la compañía Inglesa, que explota los minerales establecerá las siguientes vías de comunicación; desdé chumbícha a Pilciao, maquinas a vapor con su correspondiente tren, que andarán por caminos carreteros; en la quebrada de Muschaca, alambre carril y desde allí a la mina tranvía eléctrico. Que las maquinas que harán la carrera de chumbícha a Pilciao, deben estar ya en aquella estación: y que ya debieron salir de Inglaterra los nuevos hornos de fundición. Actualmente se explotan los minerales en baja escala”.
La nueva empresa estaba realizando acondicionamiento, para concretar esta ambiciosa obra, de instalar un alambre carril o cable carril, era necesario superar un nuevo obstáculo: la franja montañosa ubicada entre Muschaca y Capillitas. Ante esta situación, intervino nuevamente el Gobierno de Catamarca, que encomendó al ingeniero Carlos Werning la elaboración del plano del trazado por donde debía pasar el sistema de transporte aéreo, según lo apuntado por los ingenieros de la empresa. Werning debía identificar a los propietarios de los terrenos afectados y evaluar los mecanismos legales necesarios para proceder a su expropiación. Esta franja geográfica comprendía un extenso recorrido que partía desde Capillitas, atravesaba Casas Coloradas, Vallecito, Los Algarrobillos, Agua Amarilla, Yacochuya o Agua Clara, hasta llegar finalmente a Muschaca. Paralelamente, el gobernador Guillermo Correa venía desde 1902 gestionando ante una empresa de Buenos Aires la construcción de una vía férrea hacia Andalgalá. Sin embargo, aunque el proyecto finalmente se concretó en 1910, su implementación resultó demasiado tarde para beneficiar a la empresa inglesa pues para ese año ya no funcionaba.
Muschaca y los movimientos estratégicos de Lafone
Para que el lector comprenda mejor la magnitud del proyecto, es importante destacar que, tras la adquisición de las propiedades de Carranza y Lafone, la empresa comenzó a redefinir sus objetivos y acciones de trabajo minero. Los ingenieros definieron que se debía establecer una fundición más cercana, preferentemente cuando el alambre carril alcanzara el valle de Muschaca en Choya, evitando así el costoso traslado del mineral en bruto hasta Pilciao para fundirlo. Es muy probable que Lafone, plenamente consciente de estas nuevas inquietudes y conociendo esas observaciones sobre Muschaca, realizara una serie de movimientos estratégicos que le permitieron beneficiarse nuevamente. Veamos cuáles fueron esas acciones clave que consolidaron a Muschaca como un nuevo nodo en el desarrollo minero del oeste catamarqueño.
Adquisiciones y ratificaciones legales
Samuel A. Lafone había adquirido a los herederos de José Manuel Rearte casado Manuela Sequeida ambos extintos, las acciones y derechos que estos poseían en el distrito de Choya, específicamente en el paraje conocido como Muschaca. Sin embargo, don Samuel para poder vender a la Capillitas Copper Company, necesitaba la ratificación de dicha compra. Así, Teresa Rearte de lobo y Josefa Rearte de Remigio Gutiérrez, hijas de la extinta Sequeida y residentes en Chaquiago, otorgaron su consentimiento a la venta realizada por su madre, renunciando expresamente a cualquier derecho hereditario que pudieran tener sobre el campo transferido. Este acto tuvo lugar el 22 de enero de 1903, y fue formalizado mediante escritura pública N° 69, registrada por escribano el 30 de noviembre del mismo año.
Posteriormente, en el marco del proceso de consolidación de propiedades, el 26 de diciembre de 1903, Samuel A. Lafone y su socio José Perellada adquirieron en copropiedad las acciones y derechos que Pabla Ramos -esposa de Gervasio Vilca, ambos residentes en el distrito de Choya- poseía sobre la quebrada de Muschaca. La operación se realizó por un valor de $100. Este acto fue transcripto y registrado como escritura pública N°1, con fecha 16 de enero de 1904. Luego pasó al Registro de la Propiedad bajo el N°6, fojas 3 y 4, con fecha 23 de diciembre de 1904.
Ese mismo 16 de enero de 1904, según escritura pública N°2, Purificación Reartes, viuda de Francisco Moreno y cuñada de Manuela Sequeida de Reartes (extinta), cedió y transfirió todos los derechos posesorios que tenía en el Valle de Muschaca a favor de Samuel A. Lafone y José Parellada. La operación se formalizó por la suma de $50. Este documento fue asentado en el Registro de la Propiedad, el 23 de enero de 1904.
El 12 de febrero de 1904 se concretó una nueva tratativa: Samuel A. Lafone y José Perellada compraron las acciones y derechos de Ignacio Sosa (viudo de Rosa Margarita Reartes, hija de Manuela Sequeida) y de su hija Rosaura Sosa, casada con Antonio Mazzuco. Si bien no se consigna el monto pagado, es probable que fuera equivalente o incluso inferior al valor abonado previamente a Purificación Reartes.
Las sucesivas ratificaciones y compras realizadas por Lafone y Perellada constituyeron una estrategia hábil de adquisición, ya que lograron reunir derechos sobre el territorio de Muschaca por un monto aproximado de $550, cifra significativamente menor en comparación con el valor al que posteriormente revendieron dichos activos.
El 10 de febrero de 1904, Lafone y Perellada obtuvieron de la empresa Capillitas Copper Company un primer pago anticipado de $3.000 por las acciones y derechos sobre Muschaca. El contrato establecía que los $9.000 restantes se abonarían al momento de la firma de las escrituras, completando así un total de $12.000, sin contar que ambos conservaban aún participación accionaria en la empresa.
Dicha transacción quedó formalizada en la escritura N°34 – Minuta -, firmada en Catamarca el 10 de marzo de 1904 ante el escribano Noé Quiroga. En ella, Samuel Lafone, actuando en representación de José Perellada y como consocio, dejó constancia de las tratativas realizadas con el representante “legal” de la empresa, el Dr. Max Schmidt designado por el Gerente instalado en Pilciao-Andalgalá Archivaldo Stank. Hasta ese momento, la propiedad de Muschaca adquirida por la Capillitas Copper Company comprendía los siguientes límites:
“Por el este con el filo de la cumbre, que la divide de la Quebrada de Choya; por el oeste la cumbre que la separa del Valle de Yacochuya; por el norte el alto, en que se juntan estas dos líneas y por el sud con el campo que por ese lado arranca de la línea tirada entre las dos puntillas o últimos cerrillos-La extensión de Muschaca, dentro de los expresados limites naturales es más o menos de quince kilómetros de norte a sud por siete de este a oeste…”
Esta delimitación quedó asentada en fojas 19 vuelta y 20, bajo el N°36 del Registro de la Propiedad, el 13 de marzo de 1904. Sin embargo, esto no excluía la posibilidad de futuras ampliaciones territoriales, pues la Capillitas Copper Company adquirió a la familia Perellada otra propiedad que este había comprado anteriormente José a Primitivo Brizuela: el campo de Yngamana, distrito de Choya. Este terreno tenía una extensión de 7 kilómetros y 794 metros de sur a norte, y de 5 kilómetros y 196 metros de este a oeste. Limitaba al sur con el camino de Andalgalá a Amanao; al norte, con el camino hacia Santa María y con tierras labradas de don Primitivo Brizuela; al este con el río del Totoral; y al oeste con el río de Muschaca. Esta operación fue registrada en el Registro de la Propiedad a fojas 66 y vuelta, bajo el N° 122, del año 1904.
Con todas estas adquisiciones, podría suponerse que la empresa había asegurado plenamente su posición en el valle de Muschaca, especialmente en la zona donde se construía la casa-estación, destinada al tendido del alambre carril y a la instalación de las maquinarias que permitirían su funcionamiento. En ese contexto, el 14 de marzo de 1904, la empresa solicitó la servidumbre del agua de la quebrada de Muschaca. A partir de ese momento, surgió un nuevo conflicto, por el fluido vital: una reconocida familia de Andalgalá de apellido Ruiz, inició una disputa legal contra la empresa, dando comienzo a un primer proceso judicial, pero eso es otra historia.
En la actualidad, el denominado “Parque Minero de Muschaca” se encuentra bajo la propiedad de la familia Trabazzo. Los primeros estudios sistemáticos en esta área fueron realizados por el arqueólogo David Álvarez Candal, responsable del Museo Arqueológico Provincial “Lafone Quevedo”, junto a su equipo de trabajo. Motivados por el interés en la arquitectura minera y en la sistematización del antiguo alambre carril, emprendieron el 21 de septiembre de 2012 un recorrido por el trazado original que conectaba Muschaca con la mina de Capillitas. Desde aquella primera expedición hasta hoy, el museo ha sostenido una labor continua de reconocimiento y exploración en la zona, consolidando un valioso aporte al estudio del patrimonio industrial minero de Andalgalá. Con esta publicación nos sumamos a las celebraciones por el 367º aniversario de Andalgalá.
Texto y Fotos: Colaboración de Claudio Benjamín Balsa – Investigador
Fuentes
A.H.C Libro Protocolo Andalgalá, Esc. Pastor E. Carranza, serie N°622- escritura N°1 día 16 de enero de 1904
Diario la ley N°652 del 2 de diciembre de 1902
Registro Nacional de la Rep. Arg. Segundo cuatrimestre 1899 – pág. 764
A.H.C Libro Protocolo Capital, Esc. Noé Quiroga, serie N°625
Negocios de Minas en la provincia de Catamarca (libro en preparación) por Claudio B. Balsa
Don José Perellada
Nacido en Barcelona (España) en 1854, José Perellada contrajo matrimonio con Dolores Salva y Bigorra en su país, antes de radicarse en Andalgalá, donde nació su única hija, Lucina. Minero y comerciante de renombre, fue administrador del Ingenio La Constancia, pieza clave del auge minero andalgalense de fines del siglo XIX. Fue socio de Lafone en la compra y venta de Muschaca. Fue uno de los ideólogos y orador principal durante la inauguración de la pirámide en homenaje a Máximo Carranza. Tras su fallecimiento en Andalgalá, el 19 de abril de 1904, a causa de una pancreatitis, su viuda regresó a España. El Juez de 1ª Instancia en lo Civil y Comercial, Dr. Ramón C. Ahumada, ordenó para el 22 de diciembre de 1905 la venta pública de todos sus bienes: dos propiedades en Choya y acciones de la Capillitas Copper Company por un valor de $122,73. La subasta fue conducida por el martillero Agenor Guerra. Según consta en el Libro Defunción Vol. 12 (1899–1908), folio 182, Perellada fue asistido en sus últimos momentos con la absolución sacramental por el presbítero Ismael Rodríguez. Tenía apenas 50 años. Su nombre permanece inscrito en la historia minera del oeste catamarqueño.