domingo, 13 de julio de 2025 01:56
Todos presentamos obsesiones y compulsiones ‘normales’, como dudar y regresar para verificar que cerramos la puerta con llave, o por ejemplo una mujer puede desarrollar obsesiones y compulsiones ligadas a la limpieza porque acaba de tener un bebé; pasará mucho tiempo limpiando la casa por miedo a los microbios. Cuando el bebe crece ella puede darse cuenta que su bebé no se enfermará y que puede disminuir sus rituales de limpieza. Por el contrario, en los casos de trastorno obsesivo compulsivo, la persona empieza a experimentar que estas obsesiones y compulsiones invaden significativamente su capacidad de conducir su vida diaria satisfactoriamente, y que realmente no puede evitarlo.
La diferencia que existe entre una acción ‘normal’ como la labor doméstica de limpieza y la limpieza compulsiva no es solo una diferencia de grado (no es que las personas que sufren TOC hacen lo mismo pero de forma excesiva), sino principalmente una diferencia de tipo: las personas que sufren de TOC no pueden elegir tener o no estos pensamientos y compulsiones. La diferencia es que las personas que no sufren de TOC pueden elegir y controlar sus pensamientos y sus conductas, y las personas que sufren de TOC se sienten forzados a realizar ciertas acciones y pensamientos. La diferencia es entre elección y necesidad. En otras palabras, no es porque las obsesiones y compulsiones aparecen como irracionales, anormales y excesivas que podemos hablar de un trastorno o de una enfermedad, sino porque ocurre una pérdida de libertad y control en la persona de sus propios pensamientos y conductas. Una persona que sufre TOC no puede elegir verificar o no repetidas veces si cerró la puerta con llave, ni limpiar o no constantemente las cosas por miedo a contaminarse.
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad potencialmente invalidante. Como su nombre lo indica, se caracteriza por la presencia de obsesiones (pensamientos, imágenes o impulsos intrusivos) y de compulsiones (formas de conducta aparentemente desprovistos de sentido y extremadamente difíciles de controlar).
Las obsesiones son pensamientos relacionados con la prevención de peligros, principalmente el miedo de dañarse a sí mismo o a otros, y usualmente producen sentimientos de ansiedad, culpa o pánico. Sus contenidos usualmente tienen que ver con contaminación, enfermedad, violencia, muerte, destrucción, desorden, asimetría, inmoralidad y blasfemia.
Las compulsiones son comportamientos que la persona está forzada a realizar, usualmente en respuesta directa a los pensamientos, imágenes e impulsos obsesivos. Cuando las compulsiones acompañan a las obsesiones, tienden a 1) neutralizar la ansiedad o incomodidad producida por el pensamiento obsesivo, imagen o impulso, y a 2) prevenir el desenlace o el desastre que la obsesión anuncia. No es de extrañarse, por tanto, que las compulsiones y las obsesiones nunca son agradables, y frecuentemente adquieren un caracter repetitivo y ritualístico el cual puede ser interminablemente prolongado y refinado.
De este modo, las compulsiones deben verse como prácticas llenas de sentido, diseñadas para recobrar el sentido de tener control del ambiente externo propio que de alguna manera se ha perdido.
Características del TOC
* Mientras que la forma clásica en la que se presenta el TOC es bastante estable (obsesiones y/o compulsiones están casi siempre presentes), además de que parece ser una enfermedad global, presente en muchas partes del mundo, el contenido de las obsesiones y compulsiones puede estar relacionado con casi cualquier faceta de la existencia de la persona, por lo que se puede decir que está moldeado por factores culturales: en los años 70 el miedo al asbesto estaba muy presente en los síntomas del TOC (debido al hallazgo de que la exposición al asbesto podía producir cáncer), y en los años 90 fue el miedo al sida).
* El trastorno afecta tanto a hombres como a mujeres por igual. La adolescencia y la adultez temprana son los periodos clave en los que el TOC tiende a desarrollarse, y su aparición está particularmente asociada con estrés traumático. Además, el TOC puede presentarse en diferentes momentos de la vida, como durante el embarazo o el alumbramiento. Es muy raro que el trastorno se presente después de los 35 años. En general, se manifiesta progresivamente.
* El impacto del trastorno obsesivo compulsivo en la calidad de la vida de la persona puede ser sumamente alto. Cada uno de los aspectos de la vida pueden ser afectados, incluidos su manera de pensar, sentir y comportarse. En casos severos, que constituyen el 20% de las personas diagnosticadas, las obsesiones y compulsiones pueden ocupar el día entero dando lugar a una profunda inhabilitación.
* La intensidad de de los síntomas del TOC puede ser leve o severo, pero si se trata de un caso severo y no es tratado, puede llegar a destruir la capacidad de funcionar en la escuela, en el trabajo e incluso en casa. Los que sufren de TOC suelen intentar ocular su condición en vez de buscar ayuda. Una consecuencia desafortunada de esto, es que no reciben ayuda profesional y ellos mismos no atienden el problema, y con el tiempo, habrán aprendido a llevar sus vidas (trabajo, escuela, familia) alrededor de rituales. Con el tiempo, la resistencia se debilita, y cuando sucede los síntomas de TOC se vuelven tan severos que los rituales llegan a consumir demasiado tiempo, haciendo imposible por ejemplo continuar su vida fuera de la casa.
Aunque es raro que exista una cura completa, la aplicación de un tratamiento especializado permite con frecuencia aliviar los síntomas por un largo periodo.
* A pesar que el TOC “viene de familia”, no se han encontrado genes que comprueben que se trata de una condición hereditaria. Es probable que se trate de una condición aprendida o transmitida en las relaciones familiares y/o sociales. Como la obsesión por la pulcritud en una mujer que ha visto siempre a su madre obsesionada por la limpieza.
Causas del trastorno obsesivo compulsivo
Existen diversas teorías que proponen explicar el desarrollo de esta condición, sin embargo no hay un común acuerdo entre los distintos enfoques del mundo de la psicología y psiquiatría.
Hemos sido testigos, desde los años 60, de miles de declaraciones en psiquiatría, que anuncian el descubrimiento de genes asociados a trastornos mentales, y hemos visto también que estas declaraciones no sobreviven los intentos de replica, es decir la comprobación.
Como afirma el científico John Horgan desde el 2004:
“En los últimos 15 años, los investigadores han anunciado el descubrimiento de “genes para” el trastorno de déficit de atención, el trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno bipolar, esquizofrenia, autismo, dislexia, alcoholismo, adicción a la heroína, alto IQ, homosexualidad masculina, tristeza, extroversión, introversión, impulsividad, agresión violenta, ansiedad, anorexia, trastorno afectivo estacional y ludopatía. Hasta ahora, ninguno de estas declaraciones ha sido confirmada”.
Con esto no se niega la posibilidad de que existan genes o desequilibrios bioquímicos involucrados en los trastornos mentales – se llama la atención a ver los nuevos descubrimientos en este campo a la luz de esta historia, que exige un poco de escepticismo justificado y saludable.
Sí existe en la actualidad un extenso cuerpo de evidencia que vincula los trastornos psiquiátricos considerados como más graves (alucinaciones auditivas, psicosis, por ejemplo) a eventos de trauma y abuso, tanto sexual como físico, racial, a la pobreza, el abandono y el estigma.
Los síntomas y signos más comunes de TOC
• Tener pensamientos o imágenes repetidos acerca de diferentes cosas, como miedo a los gérmenes, suciedad o intrusos; actos de violencia; lastimar a seres queridos; actos sexuales, etc.
• No poder controlar pensamientos y comportamientos indeseados.
• No obtener bienestar al realizar estos comportamientos o rituales, sino únicamente un alivio breve de la ansiedad que causan los pensamientos
• Prestar una excesiva atención a las supersticiones
• Fijación al orden, a la simetría y en que todo esté “correcto”
• Revisión excesiva de las cosas, como documentos, cerraduras,
• Acumulación de objetos que no son útiles por el miedo a que se llegue a necesitar
• Pasar un tiempo excesivo lavando o limpiando por miedo a contaminación
• Miedo injustificado de causar daño a otros o a sí mismo
• Preocupaciones angustiantes por ideas morales o religiosas
• Pasar al menos 1 hora al día en pensamientos y rituales, lo cual causa malestar e interfiere con el día día.
Obsesiones comunes:
De contaminación: El miedo a la contaminación, por polvo, microbios, líquidos orgánicos o por enfermedades.
De prevención: La duda constante y miedo que ocurra algún daño (por ejemplo, verificar repetidas veces el gas por miedo a incendio, la puerta por miedo a un robo);
De orden y organización: Preocupación excesiva por el orden y la exactitud; miedo a que las cosas no estén “justo en su punto”, a que se desorganicen.
¿Cómo sé si yo tengo TOC?
Todos de vez en cuando tenemos pensamientos que causan molestia o que aparentemente carecen de sentido. También es usual que repitamos ciertas acciones, como verificar más de una vez si cerramos el gas antes de salir. Estos casos no son un motivo para preocuparse, pueden llamarse obsesiones y compulsiones ‘normales’ o frecuentes en nuestra sociedad. Lo que caracteriza al trastorno obsesivo compulsivo es que estas preocupaciones o estos rituales son suficientemente severos.