domingo, 22 junio, 2025

Cartas de lectores: Los Espartanos y la expresidenta; desiguales ante la ley; basta de protagonismo

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Carta de la semana

Los Espartanos y la expresidenta

Todos conocemos, o deberíamos, a Los Espartanos, equipo de rugby que se inició en 2009 por la idea de Eduardo Oderigo. Básicamente comenzó con internos de la unidad 48, cárcel de máxima seguridad de San Martín. De los que salieron libres la reincidencia es del 5% contra el 65% del resto. El deporte duro y áspero tiene una particularidad: el respeto por el árbitro es la parte central del juego y contribuye decisivamente en la educación de los presos. Parece simple, respeto por el fallo del árbitro con presos. Hoy cuenta con más de 2600 jugadores en 60 penales del país.

Enfrente vemos a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, claramente reincidente según lo demostró la Justicia, en la que intervinieron 14 jueces diferentes (o lo que equivaldría a 14 árbitros de rugby). Su reincidencia hoy se manifiesta en dichos que dan vergüenza, en lugar de aceptar lo que demostraron más de tres toneladas de pruebas en papel, acusa a sus jueces en forma sistemática y desconoce lo que la Suprema Corte y demás tribunales dictaminaron.

Un simple delincuente de cualquier parte del país acepta su pena y hace esfuerzos enormes por salir a trabajar honradamente, exactamente lo contrario que una expresidenta. Parece mentira, pero en este caso el mejor ejemplo para el país son los modestos, pobres y simples presos arrepentidos.

Horacio M. Durán

DNI 10.795.424

Desiguales ante la ley

En referencia a la “prisión” de Cristina Fernández de Kirchner, no voy a comentar ni juzgar la conducta confrontativa de la expresidenta, que parece estar al mando de lo que puede y no puede hacer. Parece Que los jueces no quisieran comprometerse a cumplir con la Constitución, que dice que somos todos iguales ante la ley y todas sus directivas son “tibias, blandas, flojas”, abiertas a ajustes posteriores. Claramente, el trato a CFK no es igual al de cualquier otro preso. Tiene secretarios, mucamas, peluquera, maquilladora. Visitas de una lista confeccionada por ella a piacere. No la veo lavando los platos ni fregando pisos sin su séquito. Los jueces no le permiten salir, pero sí continuar con su vida previa. Y las víctimas son sus vecinos. Nadie hace nada por ellos. No hace falta una multitud para enloquecer al barrio. Basta con 10 personas y un bombo a las 3 a.m.

Claramente, somos desiguales ante la ley.

Alicia I. Halberstein

[email protected]

Basta de protagonismo

Cristina Fernández de Kirchner necesita de los medios de noticias para seguir siendo protagonista. Es imperioso que se deje de cubrir con cámaras, movileros y demás medios lo que ocurre en torno a ella y de esta manera se verá obligada a sumergirse en su propio ostracismo.

Juan Bautista Garona

[email protected]

Democracia o totalitarismo

En su artículo del 17 de junio en la sección Cultura (“Más de 400 intelectuales de distintos países, incluidos 31 Nobel, alertan sobre el regreso del fascismo”), Daniel Gigena se centra en la carta abierta de preclaros pensadores contemporáneos en defensa de la democracia, la libertad académica y de prensa, la independencia del poder judicial, el fortalecimiento de los derechos humanos y la paz. A pesar de su título, una lectura más profunda del texto revela que no se trata de un regreso del fascismo, sino de una peligrosísima amenaza que muchos líderes (y sus seguidores) imponen a “la defensa de la democracia, la libertad académica y de prensa, la independencia del Poder Judicial, el fortalecimiento de los derechos humanos y la paz”, independientemente de su postura ideológica. Ya no hay izquierdas ni derechas; ya no hay fascismos ni marxismos; todas ellas son categorías muy perimidas del pasado.

Ahora la opción es simple: ¿escucho a quien piensa distinto o “lo cancelo”?; ¿opto por la democracia o por el totalitarismo?

Laura Couto

DNI 11.499.714

Muestra

Estos últimos días de lo único de lo que se ha hablado es de la condena de Cristina Fernández de Kirchner por corrupción. Pasaron muchos fiscales, jueces, finalmente la Corte Suprema en estos años y nunca pudieron ni la expresidenta ni sus abogados defensores demostrar su inocencia. Sus militantes están empecinados, con marchas y proclamas, en convencer a la Justicia de que la expresidenta es inocente afirmando que el fallo es político, para proscribirla. Soy productor en la localidad de La Colina (provincia de Buenos Aires) ruta provincial 67, entre Coronel Suárez y General Lamadrid, en la que fue inaugurado un tramo de 65 km en 2009 en teleconferencia por CFK junto al gobernador Scioli, De Vido, López (el de los bolsos) y los intendentes Moccero y Pellita, de las mencionadas localidades. Hoy el asfalto sigue brillando por su ausencia, salvo los 5 km que llegan desde Cnel. Suárez hasta la entrada al campo del todavía intendente Ricardo Moccero. Como dice el refrán “para muestra basta un botón”.

Mariano E. Correa

DNI 10.809.024

Actos de fuerza

¿Habrán pensado los funcionarios públicos de los tres poderes del Estado, nacionales y provinciales, dirigentes sindicales, universitarios, etcétera, que se rebelaron este miércoles contra la sentencia condenatoria de la Corte Suprema, que el “acto de fuerza contra el orden institucional y el sistema democrático” que perpetraron en apoyo de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, condenada por corrupción a seis años de prisión e inhabilitación absoluta a perpetuidad para ejercer cargos públicos –caso inédito en la historia institucional de la república– podría tipificar la conducta delictiva contemplada en los arts. 29 y 36 de la Constitución nacional, cuyos autores, coautores y cómplices serán excluidos del indulto y la conmutación de penas, como lo prescribe esta última norma? ¿Lo habrán pensado? La posible afectación del orden institucional por parte de este hecho de fuerza antirrepublicano (ver arts. 1 y 22 de la Ley Suprema), se habría materializado en la escandalosa y atípica ejecución de la pena a la condenada, a lo cual habría que agregar el falaz paralelismo que se esgrime con el caso judicial que involucró a Lula. El actual presidente de Brasil fue condenado por la Justicia inferior y luego absuelto por la Corte Suprema de su país por la teoría del “árbol envenenado”. En el proceso penal seguido contra Cristina Fernández de Kirchner, por el contrario, intervinieron catorce jueces, tres instancias judiciales, y ninguno rechazó la condena por corrupción. Es más, una calificada disidencia en el Tribunal Oral Federal y en la Cámara de Casación propuso condenarla también por el delito de asociación ilícita e incrementar la pena a doce años de prisión. En síntesis, a Lula lo condenaron las instancias inferiores y lo absolvió la Corte Suprema; a Cristina Fernández de Kirchner, en cambio, la condenaron las instancias inferiores y la Corte Suprema argentina.

Sí podemos advertir, en cambio, una clara analogía entre el recordado juicio por homicidio seguido contra el excampeón mundial de boxeo Carlos Monzón, y el proceso por corrupción seguido contra la expresidenta. Al ídolo imputado y luego condenado por el asesinato de su expareja Alicia Muñiz lo vitorearon centenares de miles de fanáticos en enfervorizadas manifestaciones públicas, al tiempo que insultaban y amenazaban al tribunal penal que lo estaba juzgando. El homicidio de su esposa y el dolor de su familia –como el hurto de los dineros públicos acreditados en el caso Vialidad– no importaban en absoluto, sino solo el recuerdo imborrable de sus épicos laureles logrados en el cuadrilátero. En suma, la reciente sentencia del alto tribunal en el juicio por corrupción seguido contra la expresidenta y actual jefa del Partido Justicialista nos trae a la memoria las señeras palabras del exministro de la Corte Suprema Tomás Casares –citado por Germán Bidart Campos en uno de sus libros–: “Ninguna amenaza para la justicia podrá prevalecer, sino en la medida en que los jueces no le opusieran la incoercible conciencia de sus deberes, esa conciencia que es, en definitiva, la verdadera garantía de una buena justicia”.

Luis René Herrero

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La pasión de Belgrano

Pocas fechas patrias me conmueven como lo hace el Día de la Bandera. Mi imaginación vuela hacia esos momentos y me cuesta dimensionar la claridad de ideas y la valentía de tantos próceres de entonces, que resumo en la persona de nuestro Manuel Belgrano.

Es que la realidad de entonces habrá sido no solo la confusión sino el caos de posturas y propuestas que solo pudieron prevalecer como las que heredamos, por la grandeza de esos hombres convencidos y valientes, despojados de intereses personales y consagrados a formar una nación. Con sacrificio, discernimiento y visión, incluso los riesgos que asumían, como Belgrano, al extremo de combatir sin contar la preparación necesaria, solamente con la actitud del convencido.

Hoy, perdido en la confusión de seres mínimos, egocéntricos y pobres de espíritu, me recuesto en la pasión de aquellos patriotas a los que debemos nuestra identidad.

Que Dios imbuya a las nuevas generaciones del sentido de aquellas vidas y las guíe a recuperar el honor y la gloria de nuestra adorada Patria.

Carlos F. E. Neme

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