En las últimas semanas, un grupo de padres llevó sus reclamos hasta las puertas de Casa de Gobierno, denunciando una problemática que atraviesa a cientos de familias: la violencia y discriminación hacia niños con discapacidad en las escuelas de la provincia. Los testimonios recogidos revelan un patrón recurrente de violencia institucional, discriminación y abandono por parte de escuelas públicas, privadas y confesionales, así como de las autoridades responsables de asegurar una educación inclusiva.
«Nos toca escuchar con mucho dolor a todas las mamás que pasan por esto, en todos los niveles, desde inicial hasta secundaria», relató, en diálogo con «Mañana Central» de Ancasti Streaming, Tania Córdoba, docente de apoyo que acompaña a muchas de las familias afectadas.
Dos mamás de niños que sufren distintos tipos de discriminación comentaron: «Hace un par de semanas el director de Educación Privada nos recibió y nos manifestó que hay más de 400 niños que presentan un diagnóstico y que están incluidos dentro de las aulas, y que no todas las historias eran parecidas a las que nosotros pasamos actualmente. Nos dicen que son casos aislados, pero ya llevamos más de 60 denuncias registradas, y sabemos que son cientos las familias que sufren esto».
Débora Torres relató a este medio la situación que debió atravesar un niño de tres años, quien aún está sin diagnóstico pero con conductas inquietas, que fue víctima de una docente de música que usó su celular para simular un llamado a la policía. «Le decía que lo iban a llevar preso y que no volvería a ver a su familia», contó. El menor, hoy en sala de cinco, sigue traumatizado. «Se hace pis encima, llora cada vez que ve a esa maestra y sin embargo la escuela insiste en que comparta el aula con ella», dijo.
En otro caso, una adolescente con dislexia sufrió maltrato constante en el colegio FASTA. «Ningún docente adaptaba los materiales para que pudiera aprender, la humillaban y hoy tiene secuelas psicológicas graves», explicó su madre. Peor aún, el cambio de escuela no solucionó el problema: «Ahora está en otra institución, pero la situación se repite».
Acompañantes
Uno de los obstáculos más denunciados por los tutores es la exigencia arbitraria de acompañantes para que los niños puedan ingresar a las escuelas. «Piden un adulto, no necesariamente un profesional, y si no lo tenés, te niegan el acceso. Muchas veces voy como docente de apoyo, evalúo al niño y me doy cuenta de que no necesita un acompañante, pero las escuelas insisten porque así evitan hacerse cargo», explicó Córdoba.
«Las instituciones quieren que ese adulto se haga cargo de todo, como si el niño no pudiera aprender por sí mismo», denunció una madre, quien expuso también que muchas familias enfrentan trabas en las obras sociales como OSEP para conseguir estos apoyos, lo que profundiza aún más la desigualdad.
Las críticas también apuntan directamente al Ministerio de Educación. «Siguen trabajando con metodologías de los años 90, cuando hoy hablamos de inclusión real», señaló la docente de apoyo Tania Córdoba. Además, denunció que las estadísticas oficiales son engañosas: «Contabilizan como ‘incluidos’ solo a los niños con diagnóstico, pero la ley habla de diversidad, de incluir a todos».
«Estamos esperando una respuesta; nosotros insistimos en que esta problemática no puede seguir esperando. Las escuelas de Catamarca no conocen de inclusión y tenemos miedo por el futuro de nuestros hijos», concluyeron las mamás.