lunes, 2 de junio de 2025 00:33
Ya no es una cuestión ideológica, partidaria ni electoral. Se trata de sentido común, de revisar aquello que no está funcionando y que empeora día tras días. Las provincias enfrentan una severa crisis, que no puede ya justificarse y agudizarse con el pretexto de ordenar los números macro de Nación. El enfrentamiento que plantea el proyecto libertario es insensato: no existe la Nación sin las provincias, no pueden enfrentarse, son un conjunto, parte de un mismo barco. Si se hunden las provincias se hunde todo. El presidente Javier Milei dijo muchas verdades, observó muchos problemas reales y tuvo aciertos innegables. Había excesos en el gasto público, había una inflación galopante, había un desorden generalizado que exigía urgentes correcciones. Todo es verdad. Pero deben medirse costos y consecuencias. Acomodar los grandes números a costa del pueblo y los Estados provinciales no es un éxito, es un suicidio.
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Para mañana se anunció un encuentro de gobernadores, y están todos convocados: peronistas, radicales, macristas, líderes de fuerzas provinciales. No hay libertarios porque el partido gobernante no domina ninguna provincia. Y los mismos mandatarios aclararon que la reunión no es “antiMilei”. Pero necesitan respuestas, porque puede que uno, dos o tres cometan errores en su administración. Pero cuando todos, sin excepción, tienen problemas, queda claro que la crisis es más severa y su origen externo a lo que pueda hacer o no hacer cada distrito. No se puede continuar de esta manera. El país se maneja sin Presupuesto, al igual que el año pasado. No hay planificación, no hay previsibilidad, no hay seriedad. Sólo abandono de compromisos que se trasladan, fondos que se recortan, políticas de ajuste salvaje y órdenes para que los demás también ajusten. Un Gobierno nacional no puede conducir así al país. No puede actuar simplemente sacándose los problemas de encima diciendo que son de otros. Debe buscar soluciones.
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Ya no importa si es un año electoral o no. No sirve la tradicional metodología del premio y el látigo según se alinean o desobedecen los gobernadores, técnica que todos critican cuando son oposición, y aplican cuando son oficialismo. Lo que se enfrenta es otra cosa, una crisis productiva, laboral, social. La idea de tensar la cuerda infinitamente y jugar con fuego es pésima, y es impropia de quien tiene la responsabilidad de conducir a un país entero. La realidad apremia, y Nación está a tiempo de modificar esta aceleración que conduce a los peores augurios. Milei debe pensar en las provincias, y comprender que no gobierna una planilla de Excel, sino un país, con sus regiones y su pueblo. Comprender en definitiva, que la tarea que asumió es más difícil y compleja de lo que él cree.
El Esquiú.com