Fue muchas. Fue la periodista llegada desde el conurbano a “Kaos en la ciudad”, el programa más disruptivo de su tiempo, pero también fue la que entrevistó a la nena que le puso la cara y nombre al hambre en Tucumán. Después fue la compañera de Jorge Lanata y la fundadora de su propio experimento de comunicación, llamado Border Periodismo. Hoy es la mamá de Antonio, un hermoso nene de ojos muy brillantes que le roba el celular siempre que puede y que la tiene loca de amor desde hace casi nueve años. Antonio fue diagnosticado con autismo antes de cumplir los dos años y desde entonces, el mundo de su madre comenzó a tenerlo como centro y medida de todas las cosas.
Noticias: ¿El suyo es un mundo Antoniocéntrico?
María Julia Oliván: (Risas) Sí, tal cual. A veces incluso aparece en las notas porque está conmigo y no tengo dónde dejarlo. Está muy presente en Border siempre. Se mete en medio de las notas porque, como todas, yo también tengo que andar con el pibe para todos lados.
Noticias: Border, su productora, comenzó como algo chiquito y ahora hasta tiene sede propia, la Border House, pegada a su casa.
Oliván: Lo que pasa es que antes yo estaba siempre ocupada en otras cosas más importantes. Ahora sigo ocupada en otras cosas más importantes, pero llegó un momento, a los siete años del nacimiento de Antonio, cuando me di cuenta de que era algo que necesitaba. Además, recién entonces le encontramos la vuelta porque conseguimos una casa acá al lado. Si él grita en las terapias, vengo, lo abrazo, lo cuido, voy a buscarlo al colegio…Eso me permite trabajar.
Noticias: Su libro se llama “Chat de mamis” (Planeta) que es como se les dice a los grupos de Whatsapp de madres y padres de un grado. Algo que puede salvarte la vida pero también puede volverse una pesadilla.
Oliván: Sí, es un embole. Pero igual yo no le puse el nombre por eso sino porque- literal- yo chateaba con mamis todo el tiempo. Después del nacimiento de Antonio yo chateaba todo el tiempo con desconocidas, con madres de chicos neurodiversos de todo el país. Hasta hoy llamo todas las semanas a alguna cuando veo que puedo ayudarlas a pensar o a resolver algún problema concreto. Todas necesitamos que nos escuchen. A mi de hecho me han ayudado un montón de veces y le puse chat por eso: porque yo lo asocio a que chateo todo el día. Aunque ahora quizá con un poco menos de intensidad por recomendación de mi psicóloga.
Noticias: Como sociedad, ¿cómo nos llevamos con quienes no entran en el canon, como sucede con los chicos autistas?
Oliván: Ahora que ya le puse tanto la cara al tema la verdad es que, al menos en Argentina, me encuentro con poca intolerancia. Ya no me ponen tanta cara de orto (risas). Pero la verdad también es que yo, en el proceso, pensé “Qué poca empatía” pero también tengo que enseñarle a mi hijo con autismo que éste es el mundo en el que vive. Entonces, también tengo que buscar que no joda. Yo no salgo nunca, pero suponte que alguna vez salgo, Antonio va por las mesas y le da besos a todo el mundo y la gente por lo general termina ablandándose. Otros te miran con una cara de orto bárbara y al mismo tiempo hay chicos que se copan. Por eso yo lo que les digo a las madres es: “Acá estamos nosotros y no estamos para escondernos”. Y tratamos de estar de la mejor manera posible. Porque a veces te ponen cara de culo porque piensan que es un maleducado sin tener idea de las millones de veces que vos trataste de enseñarle algo a ese nene. Pero eso pasa, por supuesto.
Noticias: Más de una vez se habla del abandono estatal de las familias neurodiversas. ¿Cómo están hoy con ese tema?
Oliván: Los pagos a los profesionales siempre están demorados tres meses en todas las obras sociales y prepagas. Alguna que otra está en dos meses o un mes y medio, pero atrasos hay siempre. Atender la discapacidad cuesta un montón de plata y en ningún país del mundo el Estado se hace cargo como lo hace acá. Lo que pasa es que hay muchos intermediarios y está todo mal hecho. Yo conozco a una mamá de un chico con autista en Londres que me contó que a ella solamente le pagan el colegio del nene y nada más. Acá es el único país donde tenemos derecho a tantas cosas, pero hay que organizarlo mejor.
Noticias: ¿Cómo hace para que todo esto no termine tomándole la cabeza? ¿Cómo se despeja?
Oliván: Es que después de esto yo siempre estuve con la cabeza tomada. Y además tuve una depresión tremenda. Nunca me había pasado eso de no saber quién era. Mi lema siempre fue “El trabajo es incansable” y yo siempre pensé que trabajando como corresponde vos podes sacar las cosas adelante. Pensaba, y lo cuento en el libro, que esto iba a ser como una carrera y que si lo daba todo lo iba a poder sacar adelante. Pero cuando yo solté todo para estar con él terminé preguntándome “¿Y yo quién soy?”. Me di cuenta de que, después del diagnóstico, dejé de publicar fotos de Antonio. Pero después fue cuando comencé a sentir eso que llaman “orgullo autista”.
Noticias: ¿Qué significa eso?
Oliván: Que yo voy a mostrar a mi hijo cómo es, que no lo voy a esconder. Ahora tengo tomada la cabeza por dos cosas: Border y Antonio. Pero cuando estuve con depresión llegué a un punto que no me había pasado nunca y que es la apatía. No me importaba nada de nada. No me importaba vestirme, mirar la tele ni saber de las noticias. ¡Nada! Sólo me importaba Antonio. Y en un momento, cuando empecé a hacer “Chat de mamis”, pensé: “Esto que estoy haciendo acá a oscuras, en mi casa, de noche, en vez de hablar con diez mil personas hablo con una y que me escuchen varios”. Sabía que tenía que escribir esto pero no me animaba a recordar. Cuando hice el podcast también fue un llanto y cuando lo escribí fue otro porque es revivir un trauma. Me costaba. Pero me dije: “Bueno, ya va a llegar el momento”. Cuando Antonio tenía cuatro o cinco años, y me di cuenta de que yo no iba a solucionar el autismo, que no era algo que fuera a solucionar trabajando, llegué a la aceptación. Así fue como volví a trabajar, mientras el nene estaba en alguna terapia.
Noticias: ¿Algo le da miedo en relación a Antonio?
Oliván: No, nada, yo nunca agarré miedo de nada. Y además creo que un pibe luminoso y con la confianza fortalecida como él, que recibió y recibe tanto amor, va a estar bien. Me trataron de loca porque fui a pelear para que los chicos hagan gimnasia con los otros. También hay muchas cuestiones legales de la educación inclusiva que tenes que saber para poder plantarte, porque cuando te plantas la cosa se destraba. ¡Pero es un despelote!
Noticias: ¿Hay “avivadas”, en el sentido de gente que juega con la desesperación de los padres y madres?
Oliván: Por supuesto. Hay muchos padres que dicen: “Necesito que alguien me resuelva este lío, ¿cuanto hay que pagar?”. La mala noticia es que eso no existe. La buena es que vos sos el único que lo va a poder ayudar. He visto gente amiga que tiene chicos que son no verbales, hicieron una dieta súper estricta que supuestamente los mejora pero los chicos siguen sin hablar. Son no verbales y así siguen, sólo que menos inflamados porque no comen harinas. Como dije, hay mucho chamuyo y mucha gente que cree que todo se soluciona con plata.
Noticias: ¿Cómo vivió la muerte de Lanata?
Oliván: Re mal porque yo ya sabía pero no me imaginé que iba a ser tan rápido. Encima estaba afuera. El año pasado en todas las sesiones lloraba por Lanata. Ahora estoy haciendo terapia del trauma y estaba muy angustiada por lo que me contaban, por lo que veía que le hacían de sacarlo de una clínica y meterlo en otro y todo eso. Me parecía un bajón. También por eso salí a hablar de él y de las chicas, a quienes conozco. Sentí que dijeron cosas que jamás hubieran salido a decir de otro famoso. Después, mientras estaba pasando las fiestas en Miami, mi marido –Ariel- me avisa mientras estaba haciendo un streaming que se había muerto. Eso fue el 30. Yo estuve tirada por varios días porque para mi, aún con todas las peleas que tuvimos, fue una figura de padre.
Noticias: ¿Cómo ve al periodismo argentino hoy?
Oliván: El presidente está en una cruzada contra el periodismo y lo toma como algo personal. A mi no me contesta, no me da notas ni lo vi, pero un día él me escribió por una nota que no le gustó y yo le dije que no iba a dejar de hablar de gente que no pensaba como él o que no lo elogia. Era una nota común, con Alvaro Zicarelli, sobre el “Triángulo de hierro”. Fue respetuoso, bastante educado para lo que es él, tal vez porque me respeta de la época de “Intratables”. Le dije: “Javier, vos no te podes enojar por eso. ¡Sos presidente!”. Me dijo que decían mentiras y le expliqué que eso le pasa a todos los presidentes y que así es el espacio en el que él quiso meterse. Me dijo que así es como él procesa las críticas. “Yo no me voy a quedar callado frente a críticas infundadas, yo lo proceso así”, me dijo. Aproveché para decirle que se la pasaba hablando de los periodistas ensobrados, pero yo tengo un medio totalmente independiente y tampoco viene. Me dijo que yo no era “parte de su estrategia” (risas) y después no me atendió más. He hablado con Adorni, con Francos, con Cúneo y nada más. Nadie me da una nota pero no me importa. Y si la regla es que no hay que preguntar, mejor que ni vengan.