domingo, 16 de marzo de 2025 09:00
Durante el último año, Bolivia empezó a sufrir, de manera cada vez más frecuente, problemas por la escasez de combustible. El Gobierno de Luis Arce había negado la existencia de una crisis, afirmando que el suministro era irregular como consecuencia de factores externos, o por la especulación o el exceso de demanda, pero una y otra vez relativizó el tema señalando que «la provisión estaba asegurada».
Es así, que el presidente Arce autorizó a la petrolera estatal a comprar dólares y activos virtuales para costear la importación de combustibles; además, dictó diez medidas para reducir el consumo local (incluyendo el dictado de clases virtuales, cambios de horarios para los funcionarios públicos y la priorización de distribución de combustibles entre el sector agropecuario).
El Presidente, además, lamentó que la Asamblea Legislativa Plurinacional no apruebe créditos externos y definió este retraso como un “boicot” económico. Muchos expertos salieron a cuestionarlo, asegurando que los créditos no son de libre disponibilidad y que, a pesar de que permitirían el ingreso de dólares, solo permitirían cubrir la demanda de unos cuantos meses, por lo que no resolvería el problema central.
Ante esta situación, los voceros gremiales y políticos pidieron su renuncia en los últimos días, sin embargo, el referente del oficialismo señaló que no piensa hacerlo. «No vamos a renunciar», aseguró. La realidad es que las filas de autos frente a las estaciones de servicio son cada vez más largas y provocan graves problemas de tráfico en las principales ciudades del país, con choferes que denuncian que deben esperar desde cinco horas hasta días enteros para poder conseguir diésel.
En paralelo a este contexto, surgió un mercado negro de combustible que se vende en las carreteras y a través de redes sociales a un precio tres veces mayor al oficial. Ante las crecientes quejas de los ciudadanos, las autoridades expresaron que están trabajando para resolver el problema, pero todavía no han detallado cómo ni cuánto tiempo durará el desabastecimiento. El plan del gobierno sería aumentar el volumen de compra a través de cripto activos, ofrecer combustible a un precio más alto para los sectores estratégicos, insistir con la aprobación de los créditos y realizar exploraciones para aumentar la producción de hidrocarburos y agrocombustibles.
Mientras tanto, según la radio boliviana Panamericana, hay bloqueos de rutas en diferentes puntos del país y exigencias de que renuncien las autoridades aduaneras.
El 60 por ciento del transporte no estaría operando por falta de combustible, lo que afecta la distribución de alimentos y servicios esenciales. Por ese motivo, ciudadanos de Santa Cruz, el motor económico de Bolivia, protestaron el pasado jueves 13 de marzo llevando cacerolas vacías.
“Santa Cruz y Bolivia viven días de angustia, de zozobra, nuestras familias están demostrando que no hay qué echarle a la olla, no podemos ya mantener a nuestros hogares, a nuestras familias”, dijo a la agencia EFE el presidente de la Federación Departamental de Juntas de Vecinos de Santa Cruz, Omar Rivera. Y añadió: “La angustia es grande y el futuro es incierto, es por eso que salimos a las calles”.