La convocatoria del intendente de la Capital, Gustavo Saadi, a una alianza contra las políticas de motosierra de Javier Milei sorprendió a más de uno, tanto dentro del justicialismo como fuera de ese partido, pero tiene una lógica política indiscutible. La grieta que atraviesa a la Argentina dejó de ser hace rato kirchnerismo-antikirchnerismo, por la propia debilidad del espacio conducido por la expresidenta y por una nueva hegemonía política que tiene a Javier Milei como su figura excluyente, para abrir paso a una nueva dicotomía, más acorde a los tiempos políticos que se viven: motosierra o antimotosierra.
En diálogo con “Mañana Central” de Ancasti Streaming, Saadi recordó hace unos días que “el peronismo siempre fue un partido frentista” y desde esa perspectiva se pronunció a favor de que “el justicialismo catamarqueño dé un paso más y se amplíe con otros sectores. Hay sectores del radicalismo que coinciden mucho con la gestión municipal y no están coincidiendo con la gestión nacional o no se sienten identificados con esa política”. Es por eso que consideró que “quizás habría que comenzar a conversar, incorporarlos”.
También fue enfático, como lo había sido en su discurso del 1 de marzo, en diferenciarse de las ideas libertarias al defender la idea de un Estado presente para corregir desigualdades sociales y dinamizar la economía.
A la hora de formular un análisis político de tales expresiones no puede pasar inadvertido el emisor del mensaje. Lo señala el intendente de la principal ciudad de la provincia, pero sobre todo un dirigente político que se perfila naturalmente como uno de los postulantes a la gobernación en 2027, con fuertes consensos internos pero además con apoyos extrapartidarios, que apuesta a fortalecer con un mensaje de amplitud política.
El discurso frentista de Saadi no interpela al sector del radicalismo que, basado en la vieja antinomia, ya en los últimos meses dieron muestras suficientes de su alineamiento con las políticas nacionales, y en el que puede incluirse, por ejemplo, a Francisco Monti y a Tiago Puente, que han exhibido elocuentes –y en algunos casos desmedidas- pruebas de fe en la prédica libertaria. Al contrario de lo que piensa el intendente capitalino, los radicales “con peluca” postulan una coalición provincial –que incluye por supuesto a La Libertad Avanza-, que sume fuerzas para enfrentar al oficialismo del peronismo y aliados.
Otro sector del radicalismo, del cual es representante el presidente de la UCR provincial, Alfredo Marchioli, y a nivel nacional el senador Martín Lousteau, por ejemplo, comparten con Saadi esa mirada muy crítica de la gestión de Milei, pero tales coincidencias nacionales no son suficientes para pensar en acuerdos locales.
Ambas facciones de la UCR, aunque difieren en temas centrales de la política actual, coinciden sin embargo en la crisis que atraviesa el partido. «Nosotros, los radicales, estamos en un proceso de crisis. Esto no hay por qué negarlo, todo lo contrario, hay que reconocerlo para poder salir adelante», sostuvo el legislador en diálogo con El Ancasti. Y agregó: «Las nuevas autoridades deben tener la fuerza suficiente para definir cuál es el proyecto que ofrecemos a los catamarqueños”.
El que sí se mostró complacido con la convocatoria de Saadi fue Rubén Manzi, referente de la Colación Cívica en la provincia, aunque supeditó el inicio de conversaciones a una decisión orgánica.
La alianza antimotosierra postulada por Saadi difícilmente se exprese en la provincia, pero sin dudas apunta a poner en evidencia una antinomia novedosa que se expresa en dos visiones muy diferentes del rol del Estado en la regulación de la economía y las relaciones entre actores sociales. Todo indica que ésa será la discusión que se abre en la Argentina de los próximos meses, en un año en que se celebrarán elecciones que resultarán clave para determinar el rumbo del gobierno de Milei en la última parte de su mandato.