jueves, 9 de enero de 2025 01:58
Aquí y allá, en Provincia y Nación, se respira ya el aire electoral, en el arranque de un 2025 políticamente signado por las elecciones legislativas. Las dirigencias partidarias empiezan a sentir la presión de resolver sus posicionamientos, tarea siempre compleja porque interactúan intereses y conflictos internos, de resolución proyectada con las alternativas que ofrecen potenciales alianzas. El margen de error es muy amplio y la ansiedad influye porque la mayoría toma estas intermedias como la plataforma definitiva para las generales de 2027, donde se jugará el verdadero reparto del poder. Aquí y allá, se vislumbra el retorno a la polarización entre dos sectores, ya que el famoso escenario de tres tercios que caracterizó la presidencial de 2023 se esfumó una vez que el balotaje obligó a pronunciarse entre dos únicas opciones. Y en cada sector, a su vez, se abre la batalla por la definición de candidaturas, ambición ante la cual las deserciones en busca de recursos y mejores horizontes se imponen como un elemento más de negociación. Calculadora en mano, todos miden la fuerza de sus números, convencidos de que, si se ubican del bando ganador, todo lo demás podrá acomodarse fácilmente.
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Detrás de ese objetivo, asoma un ordenamiento aritmético, en el que ya no se contemplan proyectos ni ideologías. La delgada y sinuosa línea que divide a oficialistas y opositores, con cambios de equipo permanentes, conveniencias y presiones varias, prácticamente aniquiló a las fuerzas minoritarias, cuya cotización parece depender del tren al que se suban. La Coalición Cívica, el PRO y el mismo radicalismo, asumen que no tienen ningún margen para buscar un triunfo en soledad. Con el justicialismo maltrecho y dividido, la pelea final se resume en la batalla de peronistas contra libertarios, y Casa Rosada inteligentemente busca reducir a sus opositores a la figura de Cristina, para bajarle el precio a todo su arco opositor. Lo dijo claramente Javier Milei, en un renovado guiño al macrismo que le brindó las herramientas para imponerse a Sergio Massa: “Sería ideal ir juntos y arrasar con el kirchnerismo, tengo vocación activa de ir a un acuerdo total en todo el país y terminar con el kirchnerismo”.
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La gran alianza que imagina Milei para sostener la frágil supremacía que obtuvo en el último examen en las urnas, es la misma que sueña aquí la oposición para embestir a un oficialismo consolidado desde 2011. Esa posibilidad, en todas sus variantes, reafirma el predominio de La Libertad Avanza, y por eso a sus socios les produce amor y espanto al mismo tiempo. Jugar un pleno al oficialismo les asegura conservar lugares, pero a la vez los destruye como opción para convertirlos en simple apéndice de Milei. En Catamarca, la ecuación es más fácil: libertarios y radicales coinciden mayoritariamente porque saben que las caras de la moneda son ir juntos o perder. A nivel nacional, el mapa no está tan claro. En todos los casos, el resultado dependerá de la actuación peronista: o capitaliza las miserias libertarias y el desastre social que ocasionó la motosierra, o sucumbe ante el avasallador y prepotente discurso del “mejor gobierno de la historia”. En nueve meses se sabrá.