Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich coinciden en algo. Ambos creen que no llegaron a ser presidentes (entre otras cosas) por culpa de Mauricio Macri. El exjefe de Gobierno considera que en 2021, cuando lideraba casi todas las encuestas de opinión pública, el expresidente debió haberlo apoyado a él como candidato único del PRO. Lo de la ministra de Seguridad es más reciente: si bien acepta que para las PASO Macri jugó casi explícitamente a su favor, piensa que para la primera vuelta el exmandatario ya dejó fluir su preferencia por Javier Milei.
El recuerdo tiene valor, hoy, porque debe ser la única coincidencia entre Bullrich y Larreta. La furiosa pelea que se desató entre ambos por la no construcción de una cárcel porteña reaviva enconos del pasado, pero también habla del presente y del futuro. Con el calendario electoral abierto, ambos son mencionados como eventuales candidatos en la Ciudad. Para la elección intermedia 2025, pero también para ir por la jefatura de Gobierno local en 2027.
«Se hinchó las pelotas. Así de simple. Ella lo anunció como su jefe de Gabinete si ganaba y ahora resulta que es un desastre», responden a Clarín cerca del exjefe de Gobierno cuando este diario consulta por la respuesta y el tono de Larreta, que hizo culto del perfil bajo, eludiendo acusaciones incluso más graves.Otros tiempos. Por entonces, el exalcalde creía que su estilo moderado era uno de sus grandes valores como político y candidato.
Pero el resultado electoral 2023 mostró lo contrario. La gente eligió al postulante más disruptivo y de discurso más encendido. Con ese error de análisis básico, alimentado por costosos consultores que lo empujaban a quedarse en ese lugar, ahora Larreta intenta otra cosa.
Hace unos meses, lanzó el Movimiento al Desarrollo, con mirada nacional y acaso esperando que un fracaso libertario le dé ahora sí una oportunidad a su avenida del medio. Pero la falta de repercusión del anuncio, en un contexto dominado por el amor/odio a Milei (y en un segundo escalón a Cristina Kirchner), empujó al exjefe de Gobierno a analizar un plan B: ¿y si volvemos a la Ciudad?
Dato: en la última encuesta nacional de Opinaia, una de las firmas que trabajó para el Gobierno porteño durante su gestión, sobre 32 dirigentes evaluados, Larreta quedó 29°, con 27 puntos de positiva y 68 de negativa. Imposible pensar en una candidatura presidencial con esos números.
«Si Horacio es candidato, por supuesto que su distrito es la Ciudad. Esto puede ser en 2025, si decide competir. También puede ser en 2027», reconocen cerca de Larreta. Y suman un elemento esencial, que empezó a tomar cuerpo en la discusión del círculo rojo: «Sobre todo, si la gestión de Jorge Macri sigue sin arrancar. Cuando Horacio va por la calle le piden que vuelva». ¿Exageran?
Los resquemores entre Larreta y su sucesor también vienen de la campaña. Fue polémico y ostensible el apoyo del exjefe de Gobierno al radical Martín Lousteau para que gane la Ciudad, lo que motivó el acercamiento de Jorge Macri a Bullrich, pese a que por entonces era ministro de Gobierno de…Larreta.
También el nuevo jefe de Gobierno empezó a despegarse durante el arranque de la gestión. Ante los primeros tropiezos (como la demora para levantar los árboles tras un temporal histórico), acudió a una muletilla que acompañó a Larreta en el final de su mandato porteño: «Por la campaña, Horacio había descuidado mucho la gestión». Transcurrido un año, el efecto herencia se diluye; sobre todo en una administración del mismo color político desde 2007.
En cuanto a la pelea puntual sobre la responsabilidad en la no construcción de la cárcel, el exjefe de Gobierno insiste en que los terrenos nunca fueron transferidos a la Ciudad, por lo cual es imposible que la responsabilidad haya sido suya.
Bullrich ve sangre y avanza
Los ataques de Bullrich sorprenden menos. Así como la entonces titular de PRO dio vuelta la página rápidamente y no dudó en sumarse al Gobierno de Milei, ahora intentará avanzar sobre todo lo que huela a macrismo. Y usará cualquier debate para diferenciarse.
La pelea, como se explicó, se exacerbó en la campaña. Bullrich acusa a Larreta de montar una campaña sucia en su contra, pos PASO, a través del consultor Gastón Douek. Es el socio de otro conocido operador, Guillermo Seita, que además del ex jefe de Gobierno tienen como clientes a los gobernadores Maximiliano Pullaro (UCR, Santa Fe) e Ignacio Torres (PRO, Chubut).
En el mundo libertario, con Larreta no hay dobleces: debe tratarse del dirigente más vapuleado e insultado en público por Milei. La ministra funciona así como una fiel vocera libertaria. Además, claro, de que busca preservarse sobre la polémica por la constante e inexplicable fuga de presos en la Ciudad. No quiere que el debate, que afecta seriamente a Jorge Macri y desencadenó en el recambio de funcionarios y policías, la salpique a ella.
Inverso a la lógica discursiva que aplica con los piquetes. Con bastante razón, se atribuye todo el mérito por el fin de los cortes en el centro porteño.
De paso, la funcionaria sigue fortaleciendo su imagen en el distrito. Otro cambio de época: cuando Larreta le ofreció que sea su sucesora en CABA para correrla de la pelea nacional, Bullrich minimizó la oferta y dijo que lo suyo era lo nacional. Ahora que ya se habla de ocho años de Milei y el sillón de la Rosada estaría reservado para su (nuevo) jefe, la Ciudad puede ser un consuelo más que interesante.
Bullrich, junto con el vocero Manuel Adorni, suena para encabezar alguna lista porteña en 2025, cuando se renuevan 13 diputados nacionales pero también senadores. Y, por qué no, puede ser un trampolín para el 2027.