Al mismo tiempo que a Javier Milei lo perseguía la pregunta “¿Cuánto dura?”, a Axel Kicillof lo acorralaba la incógnita sobre cómo podría sobrevivir a una provincia que solo puede resolver emergencias siempre y cuando lleguen los fondos del gobierno nacional. Y, al igual que el jefe de Estado logró sortear ese desafío, el gobernador bonaerense hizo lo suyo y terminó el año con los números en orden aun con una caída del 10% del Presupuesto entre el no envío de transferencias y la baja de la recaudación por la actividad económica.
La pregunta ahora es cómo afrontará 2025 sin presupuesto, ley impositiva y endeudamiento, pero también con un gobierno nacional dispuesto a recortar aún más fondos en el año electoral, y con la interna peronista lejos de resolverse. “Quiere fundir a las provincias, con especial saña a Buenos Aires”, lanzó ayer el gobernador bonaerense, quien no dudó en culpar al libertario de no conseguir los votos en la discusión legislativa.
El jefe provincial está decidido a enfrentar a Javier Milei, quien también lo elige como enemigo político cuando no avanza contra Cristina Kirchner. Y la discusión de las leyes importantes para la Provincia no fueron la excepción: “Yo no voy a permitir que quiebren a la Provincia”, dijo. E insistió: “No nos vamos a dejar extorsionar ni nos van a quebrar”.
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La respuesta libertaria llegó de parte del jefe de Gabinete, Guillermo Francos: “Si la Provincia quiebra, es culpa del gobierno bonaerense”. Sobre el capítulo del endeudamiento que es el que terminó de trabar cualquier negociación posible, el funcionario nacional aseguró que “los números de todo el período del justicialismo muestran exactamente el mismo criterio: endeudémonos y que pague el que venga. Creían que endeudarse era el camino. Para nosotros, el camino es el desendeudamiento”.
“Si querés llegar, tenés que sortear el campo minado”, dicen en el entorno más cercano de Axel Kicillof. Y el gobernador demostró este 2024 que quiere llegar. Que está dispuesto a convertirse en la alternativa a Javier Milei para la próxima presidencial y aún más, que pretende defender ese lugar con o sin el aval del kirchnerismo que lo vio nacer.
La fragmentación política le jugó una mala pasada. No solo no negoció con los libertarios, sino que cuando la gobernación cerraba con un bloque, se abría la discusión con otro y cuando no terminaba de acordar con ese, otro sector reclamaba algo más. En la Legislatura bonaerense son demasiados los que juegan: UCR + Cambio Federal, el PRO, La Libertad Avanza, Unión Renovación y Fe, la Coalición Cívica y el Acuerdo Cívico (GEN -UCR).
Además, Kicillof debió afrontar su propia interna. La semana pasada el tratamiento de los tres proyectos pasó a cuarto intermedio también por las luchas dentro del espacio peronista. Pero los reclamos del sector quedaron saldados y los legisladores que tienen distintas terminales (Cristina Kirchner, Sergio Massa e intendentes) parecían esta vez dispuestos a empujar los proyectos. En esto hay distintas versiones: la primera dice que actuaron como debían actuar y acompañaron la decisión del gobernador de que si no hay endeudamiento, no debía haber presupuesto ni ley impositiva. En cambio, un dirigente que fue parte de las negociaciones asegura: “Cuando sos oficialismo, las cosas las sacás”. Cree que no había mucha predisposición de trabajar para las leyes de Kicillof y plantea que esto tiene que ver con la batalla real: el futuro electoral.
En medio de tanta discusión quienes se quedaron sin nada fueron los intendentes. Habían acordado fondos nuevos, pero también Kicillof había terminado de aceptar algo que hasta hace algunos días no tenían asegurado: la reelección indefinida de intendentes. “Están boludeando en la legislatura y nosotros tenemos que pagar sueldos”, se quejaba uno de ellos que quedó rehén de una disputa de la que la semana pasada había sido partícipe para sacarle más plata a la provincia. Ya el juego le dejó de gustar.
“Lo que quedó claro es que nadie le quiere regalar nada a Axel que es el enemigo de todos. Todos necesitan que Axel llegue lo más debilitado posible a las próximas discusiones, propios y ajenos”, detalló. Habla, sobre todo, de la interna peronista. Necesitan a un Kicillof contra las cuerdas para imponer algo que hasta ahora el gobernador rechaza: realizar los comicios nacionales y los provinciales el mismo día. Esa será la siguiente pelea.