El gobierno cierra 2024 sin gasolina para la motosierra. Al menos en un rubro, se quedó sin combustible para pedirle la rendición incondicional al fútbol. Por ahora no le alcanzaron un DNU, varios aprietes, un coro de lobbistas entusiasmados con Sergio Kun Agüero a la cabeza, el camaleónico papel de Daniel Scioli, los buenos oficios de la servicial diputada Juliana Santillán, las operaciones mediáticas con presuntos inversores en quiebra, apelaciones a una Inspección General de Justicia funcional y amenazas de desestabilización a Claudio Chiqui Tapia en la AFA, edulcoradas con un brindis el 11 en diciembre durante la elección de la Argentina como sede de un partido del Mundial 2030. El dirigente chocó su copa con Karina Milei en Asunción durante un evento de la Conmebol. Fue un paréntesis en la tensa relación y conflictos acumulados durante el año porque el presidente libertario no cesa en su peregrina idea de privatizar lo que es privado: clubes argentinos más que centenarios que pretende convertir en sociedades anónimas. Clubes que son de los socios hace décadas, dicho sea de paso.
La Libertad Avanza quedó congelada en una galería de fotos de lo que suponía sería una marcha triunfal. Fotos del Kun con la diputada oficialista Santillán. Fotos de Javier Milei con el presidente de Talleres de Córdoba, Andrés Fassi, uno de los escasos pregoneros entre la dirigencia de las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas). Fotos de Scioli con los empresarios de 777 Partners, el grupo que presuntamente iba a comprar clubes pero quebró y ni siquiera pagaba los alquileres de sus oficinas en Miami. Fotos y más fotos de pretendido glamour que llegarán a color sepia cuando solo sirvan para el álbum de un fracaso.
La resistencia de las sociedades civiles sin fines de lucro se hizo más notoria cuando se advierte lo que queda en pie a su alrededor. Un sistema de salud desfinanciado, universidades públicas al borde del cierre, el sistema previsional saqueado, una CGT claudicante y sin luchar, movimientos sociales sin alimentos para sus comedores, hambre, desocupación y una pobreza que intentan moderar las inverosímiles estadísticas del ministerio de Capital Humano. “Todavía no hay mucho para festejar”, informó el Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA) en las últimas horas.
El 13 de noviembre hubo un encuentro clave del influencer libertario-futbolero Agüero con Santiago Caputo, el principal asesor de Milei, prestidigitador de su ejército de trolls y controlante de la SIDE. La reunión fue en la Casa Rosada y se completó con la marplatense Santillán y el empresario Guillermo Tofoni, agente de partidos FIFA, propietario de World Eleven, lobbista de las SAD y enfrentado en un viejo litigio judicial con la AFA por cuestiones contractuales. Esta es la avanzada del gobierno contra los dirigentes de los clubes que ya rechazaron la imposición de las sociedades anónimas en los estatutos de sus clubes.
Al término de la tertulia en Balcarce 50, la diputada nacional de la Libertad Avanza posteó en sus redes sociales el espíritu que la embarga en esta lucha: “¡¡Fútbol Libre!! SAD”. Como si se tratara de una segunda gesta por la independencia. Agüero, más directo, ya había anticipado su verdadero propósito en junio pasado: “Me voy a meter en un club de fútbol como dueño”. Si lo intentara en el Independiente de donde surgió, no lo salvaría ni su condición de antiguo ídolo. Por ahora, solo puede aspirar a continuar como propietario de un equipo de eSports y a presidir el equipo Kunisports de la Kings League, una liga de streamers.
Otros ex futbolistas como él, pero no tan explícitos, se sumaron a la escudería libertaria que pretende ponerle el cartel de remate a los clubes. La última incorporación es Martín Palermo. En su condición de ídolo del presidente Milei consiguió que lo recibiera, se sacó fotografías con él, salieron juntos al balcón de la Casa Rosada, saludaron a un público muy módico y el ahora técnico de Olimpia se transformó en refuerzo de los jugadores con peluca.
Una condición que alude a los senadores y diputados peronistas o radicales que en el Congreso se pasaron con todos sus petates al oficialismo. Sospechados de recibir coimas como su par Edgardo Kueider, hoy detenido bajo arresto domiciliario en un lujoso edificio de Asunción, Paraguay. La justicia local lo imputó por contrabando y la Cámara Alta ya lo expulsó del recinto.
Al team de los jugadores con peluca se pueden agregar Carlos Tevez, el mellizo Guillermo Barros Schelotto, los campeones del mundo con el seleccionado nacional en 1978 Mario Kempes y Alberto Tarantini, los del ’86 Oscar Ruggeri y Nery Pumpido que se fotografiaron sonrientes junto al vocero Adorni y Karina Milei en la reunión de la Conmebol donde se dio el encuentro con Tapia y uno muy vigente como el Dibu Martínez, el pionero en seguir por las redes sociales al presidente de la Nación.
Son muchos menos los dirigentes que los futbolistas embanderados con las políticas de Milei y que verían con simpatía un aluvión de sociedades anónimas apropiándose de clubes argentinos. Andrés Fassi, el presidente de Talleres, asomó la cabeza por encima de todos. Juega en el equipo libertario como antes lo hizo para Mauricio Macri cuando ocupaba la Casa Rosada. En agosto de 2018 aplaudió de pie al expresidente como todo el auditorio en el 41º aniversario de la Fundación Mediterránea, de la que surgió Domingo Cavallo.
Fassi ha sido uno de los perdedores del año. Pese a que lo recibió Milei en dos oportunidades en la sede del poder ejecutivo, de que le ratificó su respaldo en la disputa que mantiene con Chiqui Tapia -la AFA lo sancionó por dos años como presidente de Talleres por amenazar al árbitro Andrés Merlos- y de que podría ser candidato por el oficialismo en las elecciones nacionales de medio término, su estrella se apagó bastante.
El decreto 70/2023 habilita la coexistencia entre las sociedades anónimas deportivas con las asociaciones civiles sin fines de lucro, dicen en el gobierno. Se explica que es optativo convertirse en SAD y que esa sola figura jurídica tendrá un poder beatífico para los clubes. No recuerdan los malos antecedentes de experimentos semejantes. Blanquiceleste fue el más notorio.
Irma Bosoni, la contadora de Racing en aquel momento, recordó en una entrevista con Página/12 el 3 de noviembre pasado que “la última cuota de la quiebra de la SA, la tuvo que pagar Racing sociedad civil. La gestión de Blanquiceleste lamentablemente no nos dejó a nosotros una buena situación económica”.
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