En la plaza del Pesebre de Belén, en el centro de Cisjordania, los árboles de Navidad, las luces y los peregrinos brillan por su ausencia estos días.
Por segundo año consecutivo no hay ambiente de fiesta en la ciudad palestina debido a la guerra de Gaza y a las restricciones de circulación que el ejército israelí impone en la Cisjordania ocupada.
Aunque Belén quedó relativamente al margen de las hostilidades, igualmente sufre sus consecuencias.
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Los turistas extranjeros, de los que depende en gran medida la economía de esta ciudad ahora mayoritariamente musulmana, dejaron de llegar masivamente, y el aumento en las restricciones de movimiento también alejó a los visitantes palestinos.
De los 80 hoteles de la ciudad, sólo 22 están abiertos esta Navidad y la ciudad recibe este año solo el 2% de sus turistas habituales, informó RFI.
«La crisis empezó con el Covid, y estuvimos cerrados dos años. Luego abrimos sólo unos meses. Desde el comienzo de la guerra, hemos tenido que cerrar nuevamente por falta de clientes. Tengo 400 habitaciones aquí. A 50 dólares la noche, tengo pérdidas de más de 8 millones de dólares», dijo Elais Arja, director del establecimiento Belén, que está casi desierto.
La crisis dejó a decenas de miles de residentes sin trabajo. «8.000 empleados vivían del turismo, y más de 10.000 trabajaban en Israel, sobre todo en el sector de la construcción. Pero desde el 7 de octubre de 2023 ya no se les permite cruzar la frontera. Hoy, un tercio de los habitantes de Belén no tiene ningún ingreso», dijo Majed Israk, adjunto del ministro palestino de Turismo.
La Iglesia de la Natividad -ubicada a 10 kilómetros de Jerusalén y uno de los sitios religiosos más importantes del mundo- que domina la plaza está tan vacía como el exterior y solo se escuchan los cánticos de unos monjes armenios que resuenan desde la cripta donde los cristianos creen que nació Jesús.
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Este año en Belén se mantendrán las plegarias y la visita del patriarcado latino de Jerusalén, pero el programa se ceñirá a los eventos religiosos, lejos de las festivas celebraciones de antes.
De forma similar, en la Ciudad Vieja de Jerusalén, al otro lado del muro de separación levantado por Israel, el barrio cristiano tampoco instaló las habituales decoraciones navideñas.
La restricción de la seguridad alrededor de Belén desde el inicio de la guerra, combinado a las dificultades económicas, llevó además a muchos residentes, incluso, a dejar la ciudad.
Según sus estimaciones, unas 470 familias cristianas emigraron, aunque el fenómeno no se limita a esta comunidad, que en 2017 representaba el 11% de sus 215.000 habitantes.
Belén es uno de los principales centros de adoración del cristianismo porque, según los Evangelios y la tradición, Jesucristo nació allí hace más de dos mil años.
Sin embargo, las fuentes contienen detalles históricos y contradicciones que no encajan del todo, lo que deja a historiadores y arqueólogos sin ponerse de acuerdo: ¿nació Jesús realmente en Belén?
Si bien es casi innegable que Jesús fue una figura histórica real, la historia relatada en el evangelio sobre el nacimiento en un pesebre de Belén, rodeado de pastores y Reyes Magos, puede haber surgido sólo siglos más tarde, cuando los cristianos intentaron vincular la historia de Jesús con una antigua profecía judía.
En cambio, algunos expertos hoy sugieren que Jesús nació a 175 kilómetros de distancia de Belén, en la pequeña ciudad de Nazaret. Algunos arqueólogos van más allá, afirmando que Jesús podría haber nacido en otra aldea llamada Belén, a sólo 7 kilómetros de la ciudad natal de María, en Galilea.
Belén de Judea, el sitio tradicional del nacimiento de Jesús
Situada en una parte de Cisjordania palestina y convertida en un punto clave de peregrinación para los cristianos de todo el mundo, Belén de Judea -a unos 8 kilómetros de Jerusalén- es el sitio del nacimiento de Jesús según la tradición.
La mejor evidencia histórica de la que se dispone sobre el lugar de nacimiento de Jesús proviene de la Biblia: los evangelios de San Mateo, San Lucas y San Juan señalan ese pueblo de Judea como el lugar de nacimiento de Cristo.
Pero estas fuentes son distantes y naturalmente bastante parciales, y fueron escritas mucho tiempo después, cuando los testigos oculares de los hechos de la vida de Jesús ya habían muerto. Se cree, por ejemplo, que el Evangelio de Mateo fue escrito alrededor del año 80 d.C., unos 50 años después de la muerte de Jesucristo.
Pero incluso los Evangelios no pueden ponerse de acuerdo sobre los detalles de la historia de la Natividad. Escribiendo entre los años 65 y 68 d.C., San Mateo sugirió que la familia vivía en Belén y sólo se mudó más tarde para huir de la masacre de inocentes perpetrada por el rey Herodes tras el nacimiento de Jesús.
San Lucas, un puntilloso médico e historiador, por su lado, situó a María y José en Nazaret pero dice que necesitaban viajar a Belén, el lugar de sus ancestros, para ser contados en un censo romano. Pero no hay evidencia de un censo de todo el imperio en este momento.
Algunos eruditos creen que Lucas hablaba de un pequeño censo implementado por el legado romano de Siria, Publio Sulpicio Quirino, pero que esto fue aproximadamente una década después del nacimiento de Jesús y no habría afectado a la familia en Galilea.
Los estudiosos creen que la razón por la que los autores de los Evangelios parecen tan decididos a que Jesús naciera en Belén se encuentra en una antigua profecía judía: el profeta Miqueas, del Antiguo Testamento, predijo que el Mesías nacería en Belén de Judea, considerada la cuna del rey David.
“Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un jefe que gobernará a mi pueblo Israel”, profetizó Miqueas. En los Evangelios, se relata que los Reyes Magos de Oriente fueron a la corte del rey Herodes y le explicaron que el Mesías nacería “en Belén de Judea porque así está escrito por el profeta”.
Belén es reconocida como el lugar de nacimiento de Jesús desde al menos el siglo II. La iglesia original fue construida en el año 339 d.C., pero fue reconstruida después de un incendio en el siglo VI y es una de las iglesias más antiguas del mundo que aún se encuentra en uso diario.
En términos arqueológicos, la evidencia es escasa, pero los investigadores al menos hallaron evidencia de que Belén de Judea es lo suficientemente antigua como para que esta historia tenga sentido. Un estudio arqueológico realizado en 1969 descubrió una serie de piezas de cerámica que datan de la Edad de Hierro, aproximadamente entre los años 1000 y 586 a.C.
Más recientemente, los arqueólogos Joan Taylor, del King’s College de Londres (Reino Unido), y Shimon Gibson, de la Universidad de Carolina del Norte y Charlotte (EEUU), realizaron una excavación posterior cerca de la Iglesia de la Natividad, donde descubrieron una serie de vasijas y artefactos que datan del siglo I d.C.
Se estima que hasta dos millones de personas peregrinan al lugar cada año para visitar la iglesia y el santuario que se encuentra debajo, la Gruta, donde se cree que nació Jesús de Nazaret.
En el suelo de mármol de la Gruta se encuentra una estrella plateada que representa el lugar donde nació Jesús, instalada en 1717 y rodeada de lámparas que representan las diferentes comunidades cristianas.
¿Nació Jesús en una aldea llamada Belén en Galilea?
Si María no dio a luz a su hijo en un pesebre de Belén de Judea, queda la pregunta de cuál pudo ser su lugar de nacimiento, un interrogante que llegó a muchos historiadores a especular con la existencia de otra ciudad llamada así.
Después de pasar más de una década excavando el sitio, Aviram Oshri, un arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel, anunció en 2014 que Jesús en realidad nació en un pequeño pueblo llamado Belén de Galilea, a más de 100 kilómetros de Belén de Judea.
Oshri está convencido de que el antiguo pueblo cerca de Nazaret es el verdadero lugar de nacimiento de Jesús y la clave de su teoría es la noción de que no habría tenido sentido que María, estando embarazada, viajara hasta Belén de Judea desde su ciudad natal de Nazaret.
«¿Cómo podría una mujer embarazada de nueve meses viajar 175 kilómetros en un burro hasta Belén de Judea?”, dijo Oshri. “Tiene mucho más sentido que ella hubiera viajado siete kilómetros, la distancia entre Nazaret y Belén de Galilea”.
Durante sus años de excavación, Aviram Oshri encontró una enorme iglesia de la época bizantina con una cueva oculta, partes de una muralla alrededor del pueblo y un edificio de dos pisos que podría haber sido una casa de huéspedes o una posada del siglo I d.C.
El arqueólogo defiende su teoría señalando la escasez de hallazgos arqueológicos del siglo I en Belén de Judea, aunque su versión fue ampliamente criticada y la Autoridad de Antigüedades de Israel se negó incluso a considerar la idea o permitir más investigaciones.
ds / con información de AFP y RFI