Y los precios?

Uno de los efectos “mágicos” de la economía argentina, sostenido a través de los años, es que cualquier variable negativa impacta automáticamente en los precios, pero las variables positivas no tienen efecto alguno. Por ejemplo, una disparada en la cotización del dólar hace que todos los precios aumenten, pero si por alguna razón el dólar se estanca o baja, los precios ni se inmutan. Lo mismo ocurre con el combustible: si sube su valor, todos los precios se incrementan y se explica rápidamente que es por la logística, los fletes, el transporte, etc. Pero si los combustibles bajan de precio, el resto sigue igual.

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¿Sucederá lo mismo con el famoso Impuesto PAIS, ahora eliminado? El impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAÍS) quedó sin efecto desde ayer tras cinco años de vigencia. Se trató de un impuesto “temporal” creado por el Gobierno de Alberto Fernández para desalentar la demanda de divisas y, en principio, gravó con un 30 por ciento la compra de dólar ahorro y de bienes y servicios adquiridos en el exterior. En 2023, se sumó un 7,5 por ciento a importaciones (excepto algunos productos de la canasta básica e insumos para determinadas obras públicas) y para servicios de fletes, además de ciertos pagos de servicios, como informáticos o de mantenimiento y reparación y asesoramientos profesionales, en esos casos, con una alícuota del 25 por ciento. El gravamen actuó como complemento del cepo cambiario y, a diferencia de otros que se mantienen, ahora dejó de existir. La incógnita es si se traducirá ese cambio favorablemente en los precios, o todo continuará como siempre.

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Los expertos esperan que con la eliminación total del Impuesto PAIS, la baja se traslade de los costos a los precios, especialmente en artículos importados, aunque al mismo tiempo surgen dudas sobre su impacto real en los bolsillos de los asalariados. El Gobierno sostiene que este paso ayudará a consolidar la desaceleración de la inflación, pero muchos empresarios quieren aprovechar para recuperar márgenes tras un año de muy baja rentabilidad por la suba creciente de los costos y la caída del consumo. Las consultoras esperan que la desaparición del Impuesto PAÍS tenga mayor efecto en la inflación mayorista que en la minorista. En todo caso, la mayoría coincide en que habrá que esperar, porque los cambios son incipientes y no habrá novedades hasta la reposición de mercadería, demorada por el consumo que no despega. Se advierte además que en el universo de las compras hogareñas, es escaso el surtido de productos terminados que vienen de afuera. Se abaratarán compras en el exterior de turismo y de ropa y electrónica en plataformas como Amazon, pero en “el almacén de la esquina” no hay golpes de timón previstos. Lo que sí queda claro es que se “pierden” fondos, porque este tributo fue el séptimo más importante en 2023, con un aporte del 0,8% al PBI y se estima que 2024 cerrará con un peso del 1,2%. En noviembre (último dato disponible), recaudó $389.468 millones, 97,6% interanual más. Entre enero y ese mes, fueron $6,1 billones, el 5,1% de la recaudación total ($118,3 billones). Cómo se recuperará ese dinero es un dilema.

El Esquiú.com