martes, 24 diciembre, 2024

Relato en primera persona del viaje de una catamarqueña a las Islas Malvinas

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La Comisión de familiares de caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur realizó, recientemente, el vuelo número 31 llevando hasta las Islas a padres, madres o hermanos de los héroes que dejaron su vida en la guerra. De la travesía participaron 150 personas, entre ellas, 3 de Catamarca y hoy, en el programa Catamarca a Diario de Radio INFORAMA, habló una de ellas.

Claudia Millapi vive hace 10 años en Catamarca, pero es oriunda de Comodoro Rivadavia. Su hermano Oscar Calixto Millapi estaba haciendo el servicio militar en el Liceo Militar General Roca, en esa ciudad del Sur argentino, cuando detonó el conflicto. En una misión de patrullaje del Mar Argentino, a bordo de un helicóptero y en circunstancias nunca aclaradas, ni Oscar Calixto, ni sus compañeros regresaron de la excursión.

«Nunca se supo bien qué es lo que sucedió. El ejército dijo ‘no hay pruebas de lo que pasó’, pero los restos de él y de sus compañeros estaban en el sur argentino, en el mar. No encontraron nunca sus cuerpos, solo restos que se juntaron y fueron repartidos a los familiares», comentó Claudia.

A Claudia le avisaron que iba a participar del viaje en los últimos días de noviembre. «La verdad fue algo impresionante. Hay que estar ahí y vivirlo, para saber lo que se siente». El viaje que fue coordinado entre Cancillería y el gobierno británico, se diagramó para gente que nunca había viajado y padres de edad avanzada. «Algunos papás y mamás querían ir a despedirse de sus hijos, volver otra vez a abrazar la tumba de su hijo». De los 150 familiares que viajaron había 26 personas de entre 80 y 90 años.

En el relato, remarca la hostilidad del trato a los argentinos en Malvinas. «Fue bastante crudo llegar ahí y estar vigilados todo el tiempo. En el camino al cementerio, por lo que nos decía el chofer que nos llevó en el micro, nunca había banderas, pero ese día había banderas británicas. No podíamos llevar ningún tipo de bandera argentina y si llevábamos, no debía tocar la tierra. Esas cosas parece que no, pero duelen muchísimo».

Fotos: Matías ArbottoInfobae.

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