lunes, 23 diciembre, 2024

Partos de los montes

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Después que con bramidos espantosos

infundieron pavor a los mortales,

estos montes, que al mundo estremecieron,

un ratoncillo fue lo que parieron.

Hay autores que en voces misteriosas

estilo fanfarrón y campanudo

nos anuncian ideas portentosas;

pero suele a menudo

ser el gran parto de su pensamiento,

después de tanto ruido solo viento.

Félix María Samaniego

En febrero, cuando la Ley Bases tambaleaba en el Congreso, Javier Milei desencadenó una furiosa embestida en contra de la artista Lali Espósito. Fue la primera vez que aplicó en su condición de Presidente una estrategia de distracción que con el correr del tiempo se haría sistemática: ruido extremo para ocultar la falta de nueces.

El ataque a Espósito disimulaba el acuerdo que se aprestaba a cerrar con la casta sindical a la que se había pasado denostando durante toda la campaña y antes. En ese pacto, nunca admitido, sepultado por decibeles de inofensivos insultos, disolvió un vector medular de su programa como era la reforma laboral, que al final quedó en la nada, con los demonizados sindicalistas gozando todavía de las cuotas sindicales compulsivas, la entronización perpetua en el mando de sus sindicatos y la administración sin intromisiones de los fondos de sus obras sociales.

Milei denigraba a Lali Espósito por los cachets que cobraba en festivales para desplazar del eje de atención que se había sometido a las condiciones de la casta sindical.

También fue en esa ocasión que usó por primera vez la “batalla cultural” como pantalla, en un tuit cuyo análisis impregnó el universo mediático y virtual titulado “Desarmando el Gramsci Kultural”. La Espósito, a la que bautizó “Depósito” para regocijo de sus alcahuetes, formaba parte de la conspiración de la izquierda. Antonio Gramsci, intelectual italiano víctima del fascismo, era utilizado para sustentar el disparate.

Es notorio que la “batalla cultural” contra los “zurdos” y los “tibios” se ha vuelto un karma en este fin de año, objeto de simposios libertarios en los que los operadores en las redes sociales, inductores de algoritmos y pregoneros de falacias son celebrados como “brazo armado” y “guardia pretoriana” del señor Presidente y su dogma.

La última incursión de Milei y sus tropas en las maniobras distractivas fue el anuncio de que a partir de ahora los extranjeros deberán ser residentes argentinos para poder asistir a la universidad pública.

El inefable vocero Manuel Adorni dio la noticia como si de la Marcha sobre Roma se tratara, detonando el alud de elogios a la audacia presidencial a través de la multitud de usinas que desparraman cualquier dislate.

Sin embargo, resulta que para estudiar en las universidades argentinas hay que ser residente. Nadie, cualquiera sea su nacionalidad, puede ingresar en la universidad si no tiene residencia en el país.

No obstante, la innecesaria, o inexistente, disposición todavía provoca extensas e intensas reacciones.

De las fulminantes auditorías que iba a precipitar sobre las universidades no han vuelto a tenerse noticias. Le alcanzó a Milei con banderearlas para que las castas académicas se quedaran en la horma y retacearan respaldo a las movilizaciones en defensa de la universidad pública, prudente conducta que les permite continuar manipulando presupuestos aunque el CONICET y el sistema en general se desfinancien.

Si total Milei se queda en aprontes, satisfecho con que sus fanáticos lo aplaudan y se le deshagan en genuflexiones.

Tampoco se saben los resultados de las investigaciones administrativas sobre las onerosas corruptelas con los fondos fiduciarios y la obra pública que con tanto énfasis condenaba antaño.

Mucho ruido y pocas nueces

La pinta de estos desfasajes entre las diatribas y las acciones concretas ya había comenzado a verse en la reforma del régimen de registros automotores para promover la competencia y liberar al público de tener que hacer los trámites en un solo registro.

El anuncio había generado muchas expectativas, pero desapareció de la agenda y todo está como era entonces. Con las alharacas rituales, se anunció como para compensar que podrían hacerse por internet los trámites para la “tarjeta azul”, por la que el propietario de un vehículo autoriza a otra persona a conducirlo, pero la medida tuvo que ser revertida por razones de seguridad.

La publicitada reestructuración de la AFIP, anunciada en octubre debido a los desmesurados sueldos que cobran sus jerarcas, se circunscribió al cambio de nombre. Ahora se llama ARCA. Los profundos cambios anticipados instigando la furia del público contra los recaudadores se limitaron al nombre de la agencia recaudadora de Catamarca, que cedió la denominación y ahora se llama ARCAT. Un avance significativo en la “batalla cultural”.

Los sueldos de entre 14 y 32 millones de pesos que percibe el funcionariato del organismo reformado salieron del radar, al igual que la posibilidad de que se elimine o reduzca el 1,9% de la recaudación que se retiene para financiar tamañas desmesuras salariales.

Tampoco se ha informado sobre la evolución de las purgas y reformas en otras reparticiones y empresas del Estado convertidas en clásico refugio de privilegiados políticos, tipo la ANSES, el PAMI, YPF o AySA.

La motosierra pasó eventualmente por los cuatro de copas y precarizados, pero dejó a salvo los beneficiarios de las canonjías, ahora también usufructuadas por la tropa libertaria y los conversos.

Aerolíneas Argentinas se ha ganado un sitial destacado en las mistificaciones del estruendo contra los nichos de privilegio. La furiosa pelea a todo o nada contra el sindicalismo aeronáutico y la desregulación del servicio que monopoliza Intercargo encalló en una tregua disimulada con la invención de nuevos conflictos retóricos, más inconducentes mientras con mayor escándalo se postulen.

Ahora se excluyó del temario de extraordinarias el Presupuesto y Ficha Limpia, pero se incluyó las reformas del régimen electoral y de la ley de fueros para terminar con “los privilegios de la casta política”.

Ficha Limpia figuraba junto a la democratización del sistema sindical en el paquete de leyes anticasta que Milei anunció en marzo en su primer mensaje al Congreso, tramado de improperios y tonantes advertencias. Ambas iniciativas fueron volteadas con la colaboración libertaria.

El Presidente y Cristina Kirchner se tiran por la cabeza al senador nacional Edgardo Kueider, kirchnerista iluminado por las fuerzas del cielo durante el tratamiento de la Ley Bases que cumple prisión domiciliaria en el Paraguay, en locación de lujo y acompañado de su secretaria, tras haber sido capturado cuando intentaba contrabandear más de 200 mil dólares cuyo origen no puede explicar.

No ha de negarse que Milei ha controlado la inflación, aunque pueda discutirse sobre los costos sociales de su ajuste. Eso le sirve para continuar abonando su rutilante carrera como estrella internacional.

El combate contra las castas que parasitan a la Argentina, sin embargo, no pasa de lo declamativo.

Gran parto de los montes, gran farsa.

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